Ibáñez, que hoy cumple 75 años, dibuja el álbum 'Jubilación a los 90'
Francisco Ibáñez (Barcelona, 1936) cumple hoy 75 años. Otros se habrían retirado hace tiempo, pero él sigue al pie del cañón. Poniendo coña a la actualidad, está trabajando en un nuevo álbum de Mortadelo y Filemón titulado 'Jubilación a los 90', que Ediciones B publicará en octubre. De seguir así, será un título profético, porque Ibáñez es el gran currante de la historieta española. Lo dicen sus palabras: "Si escribiera una autobiografía sería un libro muy breve. Me bastaría con dos líneas y diría algo así: '¿Quién fue Ibáñez? Pues un tipo que trabajó, trabajó y trabajó y no hizo nada más'.
Esto no tiene ningún interés. Si ni siquiera he cambiado nunca de esposa, ni de hijos".
Ya que estamos de cumpleaños, le recuerdo que ha celebrado muchas efemérides históricas en sus tebeos. Es más, la última entrega de Mortadelo y Filemón, aparecida el pasado mes, se titulaba ay, 'Chernóbil... ¡qué cuchitril!' "Calla, calla", contesta Ibáñez.
Ahora lanza tres álbumes de Mortadelo y Filemón al año (el próximo, titulado 'A reciclar se ha dicho', sale en mayo), pero hubo épocas en las que hacía hasta seis.
"En nuestra profesión, lo normal para el que quería dedicarse a esto era un promedio de cinco o seis páginas semanales
. Hacer 10 era una heroicidad. Llegar a 15 páginas semanales, imposible.
Pues yo estuve haciendo 20.
Ni vacaciones, ni fines de semana, ni nada", recuerda Ibáñez.
Y en esa obra, entre gag y gag, hay toda una crónica de la historia española reciente: "A mis lectores les hace gracia que saque a políticos.
Yo no me defino ni de izquierdas, ni de derechas. En mis tebeos reciben todos. Llevo más de 50 años en esto y, si se quita todo lo disparatado, es verdad que se podría seguir la historia reciente de España en las páginas de Mortadelo y Filemón. Ha salido todo, desde el Mundial de Fútbol 82 al paro actual.
Siempre he sido consciente de que hacía esa crónica singular".
Cuando habla, Ibáñez es una metralleta y gesticula mucho.
Los elogios todavía le sonrojan. "Me gustaría que existieran Mortadelo y Filemón para poder endosarles las entrevistas.
Es que soy muy tímido", se confiesa entre risas el creador de personajes tan populares como el botones Sacarino y Rompetechos, su favorito.
No obstante, ha tenido que pelear mucho por sus derechos de autor, porque en Bruguera no se estilaban nada.
"Era una explotación espantosa.
Todos los personajes pertenecían a la editorial.
Y más aún: eran los propietarios de las ideas, de los originales y si te dejabas, hasta de la mujer, de los hijos y del gato del autor...
Sin embargo, gracias a Bruguera conocí a grandes compañeros de la profesión, como Cifré, Conti, Peñarroya, Raf, Escobar, Vázquez, el rey del sablazo... ", explica Ibáñez, que no es muy dado a la nostalgia.
¿Y qué le parece la movida de la novela gráfica?
"Novela gráfica, ¿qué es eso?
Por no llamarles tebeos o historietas, se han inventado ese nombre pijo. Si con eso se consiguen mejores ventas, pues no me parece mal.
Sea como sea, los tebeos deben recuperar popularidad o morirán. Porque la historieta es eso, cultura popular.
Antes te cerraban una colección si bajaba a 50.000 ejemplares y ahora cualquier editor se daría con un canto en los dientes por conseguirlos.
Ojalá las historietas volvieran a inundar los quioscos", concluye con un deseo el maestro Ibáñez, antes de soltar con un resoplido: "buf, ¡75 tacos!".
15 mar 2011
Los japoneses dan ejemplo de civismo ante la tragedia
No hay ni alzas de precios ni olas de saqueos, solo colas .
Japón se hunde cada día un poco más, empujado por la infernal suma de terremoto, tsunami y alerta de catástrofe nuclear.
Sin embargo, en medio de esta tragedia que ha dejado miles de muertos, la sociedad japonesa es un ejemplo de civismo.
Sendai, con más de un millón de habitantes, ha recuperado parcialmente la electricidad pero lleva ya cuatro días sin agua.
Miles de japoneses pacientes y silenciosos hacen colas a una veintena de kilómetros de la ciudad para abastecerse de víveres y combustible.
No ha habido apenas intentos de saqueos, y ningún comerciante o transportista ha subido los precios.
No en vano entre otras corrientes filósoficas saben la sabiduría Zen.
Fukushima se descontrola
Sin trenes, sin móviles, sin gasolina, sin agua
Unas 9.500 personas sin localizar en un pueblo de Miyagi
La larga fuga desde el epicentro
Japón admite fugas radiactivas "que pueden afectar a la salud" tras un incendio y una nueva explosión en Fukushima
"Tenemos hambre y frío por las noches", se queja un campesino
Las aguas devolvieron ayer cientos de cadáveres sobre las playas de la península de Oshika y del pueblo de Minami Sanriku, al norte de Sendai, mientras cientos de miles de soldados, policías y miembros de equipos de rescate profesionales o voluntarios se afanaban en desescombrar la línea de costa devastada por el tsunami. Aún sigue habiendo aldeas incomunicadas.
En Minami Sanriku, donde han desaparecido la mitad de sus 18.000 habitantes, la esperanza de encontrarles vivos comienza a desvanecerse.
Aún sigue siendo casi imposible llegar a Sendai: no hay trenes, el aeropuerto tiene las pistas dañadas y las carreteras están cortadas porque el terremoto dañó el firme y derribó los puentes.
Desde ayer se ha establecido un servicio especial de autobuses desde Niigata —en la costa noroccidental, que recorre la isla de Honshu de oeste a este a través de montañas cubiertas de nieve. Desde Niigata salen equipos de rescate, grupos de voluntarios y periodistas.
Los autobuses vuelven cargados de gentes con niños que buscan refugio en otras partes de Japón.
Cada trayecto supone más de seis horas de viaje.
Keio Nakamura, catedrático de Informática de la Universidad de Keio, en Tokio, tenía hoy una reunión muy importante en la capital pero fue uno de los miles de japoneses que quedaron atrapados en Sendai, su tierra natal, a la que vuelve cada viernes.
El pasado día 11, el taxi que le llevaba de la estación a su casa "comenzó a bailar". "Pensé que volcaríamos, pero finalmente el taxista lo paró y pude bajarme mientras la tierra seguía temblando", recordaba ayer.
El domingo pudo restablecerse el Shinkansen (tren bala) entre Tokio y Niigata, de manera que la normalidad se ha ido restableciendo en el país con excepción del noreste de Honshu, que tardará meses, si no años en recuperarse de la catástrofe.
Y no solo por el terremoto y el tsunami, sino también porque los daños sufridos por la planta nuclear de Fukushima frenarán la producción eléctrica —cuatro millones de personas aún siguen si luz y retrasarán la recuperación económica. Toyota y Nissan anunciaron que pararán toda su producción nacional por unos días. Honda se sumó a la medida de forma parcial.
A primera vista nadie diría que Sendai ha sufrido un terremoto de magnitud 9 en la escala de Richter. La ciudad se mantiene casi intacta.
La mayoría de los edificios son posteriores al terremoto de 1978 y, por tanto, construidos con las mejores técnicas antisísmicas.
Solo se ven algunos tejados y cornisas dañados.
La costa, sin embargo, quedó arrasada por el tsunami que, con olas de hasta 10 metros, penetró varios kilómetros tierra adentro y arrancó de cuajo todo lo que encontró a su paso.
Los campos de cultivo que se extienden tras las playas se han convertido en un lodazal en el que se mezclan sofás con un sinfín de coches, electrodomésticos y enseres destrozados.
Todos arriman el hombro.
Azotados por la naturaleza desde tiempo inmemorial, los japoneses son conscientes de que si hoy es tu vecino el que sufre los daños, mañana te puede tocar a ti. Sato, campesino de 26 años y procedente de Tsanbonzuka, una de las aldeas más devastadas, se afana en retirar el lodo de una casa de Sendai. A él no le dejan volver a su casa.
Fue trasladado con los cinco miembros de su familia a una escuela junto con otras 500 personas.
"La ayuda no es suficiente", se queja, "tenemos hambre y frío por las noches".
Según la agencia Kyodo, más de 600.000 personas han sido evacuadas a causa de la tragedia.
Están en edificios públicos, escuelas y centros deportivos, pero en la mayoría de estas instalaciones no hay electricidad, ni gas, ni agua.
El Gobierno ha distribuido 120.000 mantas pero ha quedado desbordado por la magnitud de la catástrofe.
Japón se hunde cada día un poco más, empujado por la infernal suma de terremoto, tsunami y alerta de catástrofe nuclear.
Sin embargo, en medio de esta tragedia que ha dejado miles de muertos, la sociedad japonesa es un ejemplo de civismo.
Sendai, con más de un millón de habitantes, ha recuperado parcialmente la electricidad pero lleva ya cuatro días sin agua.
Miles de japoneses pacientes y silenciosos hacen colas a una veintena de kilómetros de la ciudad para abastecerse de víveres y combustible.
No ha habido apenas intentos de saqueos, y ningún comerciante o transportista ha subido los precios.
No en vano entre otras corrientes filósoficas saben la sabiduría Zen.
Fukushima se descontrola
Sin trenes, sin móviles, sin gasolina, sin agua
Unas 9.500 personas sin localizar en un pueblo de Miyagi
La larga fuga desde el epicentro
Japón admite fugas radiactivas "que pueden afectar a la salud" tras un incendio y una nueva explosión en Fukushima
"Tenemos hambre y frío por las noches", se queja un campesino
Las aguas devolvieron ayer cientos de cadáveres sobre las playas de la península de Oshika y del pueblo de Minami Sanriku, al norte de Sendai, mientras cientos de miles de soldados, policías y miembros de equipos de rescate profesionales o voluntarios se afanaban en desescombrar la línea de costa devastada por el tsunami. Aún sigue habiendo aldeas incomunicadas.
En Minami Sanriku, donde han desaparecido la mitad de sus 18.000 habitantes, la esperanza de encontrarles vivos comienza a desvanecerse.
Aún sigue siendo casi imposible llegar a Sendai: no hay trenes, el aeropuerto tiene las pistas dañadas y las carreteras están cortadas porque el terremoto dañó el firme y derribó los puentes.
Desde ayer se ha establecido un servicio especial de autobuses desde Niigata —en la costa noroccidental, que recorre la isla de Honshu de oeste a este a través de montañas cubiertas de nieve. Desde Niigata salen equipos de rescate, grupos de voluntarios y periodistas.
Los autobuses vuelven cargados de gentes con niños que buscan refugio en otras partes de Japón.
Cada trayecto supone más de seis horas de viaje.
Keio Nakamura, catedrático de Informática de la Universidad de Keio, en Tokio, tenía hoy una reunión muy importante en la capital pero fue uno de los miles de japoneses que quedaron atrapados en Sendai, su tierra natal, a la que vuelve cada viernes.
El pasado día 11, el taxi que le llevaba de la estación a su casa "comenzó a bailar". "Pensé que volcaríamos, pero finalmente el taxista lo paró y pude bajarme mientras la tierra seguía temblando", recordaba ayer.
El domingo pudo restablecerse el Shinkansen (tren bala) entre Tokio y Niigata, de manera que la normalidad se ha ido restableciendo en el país con excepción del noreste de Honshu, que tardará meses, si no años en recuperarse de la catástrofe.
Y no solo por el terremoto y el tsunami, sino también porque los daños sufridos por la planta nuclear de Fukushima frenarán la producción eléctrica —cuatro millones de personas aún siguen si luz y retrasarán la recuperación económica. Toyota y Nissan anunciaron que pararán toda su producción nacional por unos días. Honda se sumó a la medida de forma parcial.
A primera vista nadie diría que Sendai ha sufrido un terremoto de magnitud 9 en la escala de Richter. La ciudad se mantiene casi intacta.
La mayoría de los edificios son posteriores al terremoto de 1978 y, por tanto, construidos con las mejores técnicas antisísmicas.
Solo se ven algunos tejados y cornisas dañados.
La costa, sin embargo, quedó arrasada por el tsunami que, con olas de hasta 10 metros, penetró varios kilómetros tierra adentro y arrancó de cuajo todo lo que encontró a su paso.
Los campos de cultivo que se extienden tras las playas se han convertido en un lodazal en el que se mezclan sofás con un sinfín de coches, electrodomésticos y enseres destrozados.
Todos arriman el hombro.
Azotados por la naturaleza desde tiempo inmemorial, los japoneses son conscientes de que si hoy es tu vecino el que sufre los daños, mañana te puede tocar a ti. Sato, campesino de 26 años y procedente de Tsanbonzuka, una de las aldeas más devastadas, se afana en retirar el lodo de una casa de Sendai. A él no le dejan volver a su casa.
Fue trasladado con los cinco miembros de su familia a una escuela junto con otras 500 personas.
"La ayuda no es suficiente", se queja, "tenemos hambre y frío por las noches".
Según la agencia Kyodo, más de 600.000 personas han sido evacuadas a causa de la tragedia.
Están en edificios públicos, escuelas y centros deportivos, pero en la mayoría de estas instalaciones no hay electricidad, ni gas, ni agua.
El Gobierno ha distribuido 120.000 mantas pero ha quedado desbordado por la magnitud de la catástrofe.
El seísmo desplaza a Japón cuatro metros
Mapas de carreteras, catastros y cartas náuticas deberán ser modificados .
. .El terremoto que sacudió Japón el viernes pasado ha sido tan violento que ha desplazado al país hacia el este, además de modificar el eje de la tierra.
Afectados por radiactividad 17 soldados de EE UU
Un accidente muy grave
El último balance estima en 4.000 los muertos en Japón
Ansia de noticias sobre Japón
"Esto no es Japón, esto es otra cosa"
Japón admite fugas radiactivas "que pueden afectar a la salud" tras un incendio y una nueva explosión en Fukushima
Rescatada una mujer de 75 años cuatro días después del terremoto
Los datos facilitados por más de mil estaciones de GPS de la red japonesa Geonet -la mayor del mundo- muestran que la línea costera más cercana al epicentro, en el noreste del país, ha avanzado cuatro metros hacia el oriente (es decir, en dirección a Estados Unidos).
En esa zona, señalan los expertos, Japón es más ancho que antes.
En el resto del litoral, el desplazamiento ha sido mucho menor.
Como consecuencia inmediata, señalan los expertos, tanto los mapas de carreteras como los catastros deberán ser modificados. Lo mismo sucede con las cartas naúticas, ya que la profundidad de las aguas costeras ha cambiado.
Las autoridades japonesas han propuesto elevar la magnitud del terremoto de 8,9 a 9 grados, lo que convertiría al seísmo en el quinto mayor registrado en el mundo desde que existen instrumentos de medida.
Además, el temblor ha tenido consecuencias planetarias: el eje de la tierra se ha desplazado 6,5 pulgadas (16,7 centímetros) y aceleró el movimiento de rotación, acortando la duración del día en 1,8 millonésimas de segundo.
No es algo inédito: el terremoto de Chile del año pasado, de una magnitud de 8,8, movió el eje unos 7,6 centímetros y acortó el día 1,26 millonésimas de segundo.
Y el terremoto de Sumatra en 2004 lo hizo en 6,8 millonésimas de segundo.
El desplazamiento de Japón hacia el este se deriva del reajuste de dos placas tectónicas: la del Pacífico y la Norteamericana, donde se asienta Japón.
El terremoto fue provocado por un violento movimiento de la placa del Pacífico, que se desplaza hacia el oeste unos nueve centímetros al año y está incrustada por debajo de la placa Norteamericana.
La sacudida ocasionó la brusca elevación de la placa de Norteamérica y el movimiento de grandes masas oceánicas, que derivaron en el tsunami posterior.
. .El terremoto que sacudió Japón el viernes pasado ha sido tan violento que ha desplazado al país hacia el este, además de modificar el eje de la tierra.
Afectados por radiactividad 17 soldados de EE UU
Un accidente muy grave
El último balance estima en 4.000 los muertos en Japón
Ansia de noticias sobre Japón
"Esto no es Japón, esto es otra cosa"
Japón admite fugas radiactivas "que pueden afectar a la salud" tras un incendio y una nueva explosión en Fukushima
Rescatada una mujer de 75 años cuatro días después del terremoto
Los datos facilitados por más de mil estaciones de GPS de la red japonesa Geonet -la mayor del mundo- muestran que la línea costera más cercana al epicentro, en el noreste del país, ha avanzado cuatro metros hacia el oriente (es decir, en dirección a Estados Unidos).
En esa zona, señalan los expertos, Japón es más ancho que antes.
En el resto del litoral, el desplazamiento ha sido mucho menor.
Como consecuencia inmediata, señalan los expertos, tanto los mapas de carreteras como los catastros deberán ser modificados. Lo mismo sucede con las cartas naúticas, ya que la profundidad de las aguas costeras ha cambiado.
Las autoridades japonesas han propuesto elevar la magnitud del terremoto de 8,9 a 9 grados, lo que convertiría al seísmo en el quinto mayor registrado en el mundo desde que existen instrumentos de medida.
Además, el temblor ha tenido consecuencias planetarias: el eje de la tierra se ha desplazado 6,5 pulgadas (16,7 centímetros) y aceleró el movimiento de rotación, acortando la duración del día en 1,8 millonésimas de segundo.
No es algo inédito: el terremoto de Chile del año pasado, de una magnitud de 8,8, movió el eje unos 7,6 centímetros y acortó el día 1,26 millonésimas de segundo.
Y el terremoto de Sumatra en 2004 lo hizo en 6,8 millonésimas de segundo.
El desplazamiento de Japón hacia el este se deriva del reajuste de dos placas tectónicas: la del Pacífico y la Norteamericana, donde se asienta Japón.
El terremoto fue provocado por un violento movimiento de la placa del Pacífico, que se desplaza hacia el oeste unos nueve centímetros al año y está incrustada por debajo de la placa Norteamericana.
La sacudida ocasionó la brusca elevación de la placa de Norteamérica y el movimiento de grandes masas oceánicas, que derivaron en el tsunami posterior.
Matadero empieza a cerrar sus zanjas
Cuando se cumplen 100 años de historia y ocho años de obras, el complejo urbanístico y cultural de Matadero Madrid empieza a adquirir la forma prometida. "Será el mejor centro de creación cultural del sur de Europa", aseguró ayer el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón que, desde que en 2003 el Ayuntamiento decidió convertir el espacio en un laboratorio de creación actual, ha asistido a no menos de una decena de inauguraciones y presentaciones de sus diferentes espacios.
Ayer tuvo lugar la última. O quizás la penúltima.
100 años de historia, ocho años de obras
Lo que viene
Jóvenes arquitectos para conectar pasado y futuro
Una gigantesca sala de exposiciones
Centro para la creación artística
Un cine estable para el documental
Un templo para promover los libros
Innovación escénica entre ladrillos
La diferencia entre el paseíllo de ayer y los de los últimos años es que ya no se mostraban espacios en obras y se explicaba lo que serían en un futuro, sino que, por primera vez, se puso fecha de apertura a las diferentes naves finalizadas: la Cineteca empezará a funcionar en mayo; la nave 16 (que será la mayor sala de exposiciones de la capital), en junio; la Casa del Lector en septiembre...
Por fin parece que empieza a tomar cuerpo un faraónico proyecto que ha requerido la participación de 23 arquitectos e ingenieros y una inversión de 110 millones de euros: 47 millones procedentes del presupuesto municipal; 37 millones han sido aportados por el Plan E (12 por el Fondo Estatal de Inversión Local y 25 por el Fondo de Estabilización Económica y Social) y 26 millones por la Fundación Germán Sánchez Ruipérez.
Han sido años de retrasos y apuestas frustradas, como la que en un principio destinaba la nave 16 a albergar la colección de arte de Arco o el intento de incorporar el Museo del Traje al complejo. Pero también de iniciativas con arrojo suficiente como para ignorar el paisaje de andamios o celebrarlas casi a la intemperie.
Así, las programaciones de las Naves del Español y del espacio de intervenciones artísticas Abierto X Obras comenzaron en junio de 2007.
Lo que ayer se descubrió en los edificios de estilo mudéjar, ideados por el arquitecto municipal Luis Bellido a principios del siglo XX para albergar el matadero y el mercado de ganado, fue un proyecto cultural de vanguardia en forma de salas climatizadas, iluminadas y preparadas para acoger las futuras ediciones del festival Documenta Madrid, hasta dos representaciones teatrales simultáneas en las Naves del Español, o un programa de residencias de artistas para que desarrollen sus creaciones en una de las naves.
El Matadero parece que despega.
El complejo, que contará con una nueva entrada por la plaza de Legazpi, a la altura del antiguo depósito de agua, asume ahora un nuevo reto, según sus promotores: ser un punto de encuentro para los ciudadanos.
Lejos del concepto de museo tradicional, al apostar por la nueva creación y el talento local, Matadero tiene ahora que llenar sus 46.685 metros cuadrados de actividades y público.
"Ese es el reto. Tenemos que hacer transparentes los muros que nos circundan y para ello hay que promover la participación, abrir los espacios, ya sea con convocatorias para que los artistas puedan utilizarlos por temporadas o con un buzón en el que los ciudadanos puedan dejar sus sugerencias.
Ya estamos trabajando en todo eso", aseguró ayer Pablo Berástegui, coordinador general de Matadero.
No son pocas las actividades que se han emprendido en los últimos años para implicar en el proyecto al propio distrito de Arganzuela.
También se ha utilizado este espacio en propuestas vinculadas a otras iniciativas, como PhotoEspaña, el Día de la Música o la Noche en Blanco.
Pero, a pesar de que el Ayuntamiento ha computado más de un millón de visitantes en los últimos cinco años, hasta ahora detrás de esos muros -salvo en fechas señaladas- reinaba demasiada tranquilidad y el jaleo provenía más de los ruidos de las obras que del barullo de los visitantes.
Quizás por eso Ruiz-Gallardón quiso presentar ayer al nuevo Matadero como parte del proyecto Madrid Río y aludió a un "paseo de las Artes" a orillas del Manzanares, cuya accesibilidad se incrementarán a medida que ese enorme proyecto urbanístico avance.
Alguien preguntó por nuevos proyectos. "Cuando volvamos a tener dinero, algún día llegará", se le oyó decir al alcalde.
Ayer tuvo lugar la última. O quizás la penúltima.
100 años de historia, ocho años de obras
Lo que viene
Jóvenes arquitectos para conectar pasado y futuro
Una gigantesca sala de exposiciones
Centro para la creación artística
Un cine estable para el documental
Un templo para promover los libros
Innovación escénica entre ladrillos
La diferencia entre el paseíllo de ayer y los de los últimos años es que ya no se mostraban espacios en obras y se explicaba lo que serían en un futuro, sino que, por primera vez, se puso fecha de apertura a las diferentes naves finalizadas: la Cineteca empezará a funcionar en mayo; la nave 16 (que será la mayor sala de exposiciones de la capital), en junio; la Casa del Lector en septiembre...
Por fin parece que empieza a tomar cuerpo un faraónico proyecto que ha requerido la participación de 23 arquitectos e ingenieros y una inversión de 110 millones de euros: 47 millones procedentes del presupuesto municipal; 37 millones han sido aportados por el Plan E (12 por el Fondo Estatal de Inversión Local y 25 por el Fondo de Estabilización Económica y Social) y 26 millones por la Fundación Germán Sánchez Ruipérez.
Han sido años de retrasos y apuestas frustradas, como la que en un principio destinaba la nave 16 a albergar la colección de arte de Arco o el intento de incorporar el Museo del Traje al complejo. Pero también de iniciativas con arrojo suficiente como para ignorar el paisaje de andamios o celebrarlas casi a la intemperie.
Así, las programaciones de las Naves del Español y del espacio de intervenciones artísticas Abierto X Obras comenzaron en junio de 2007.
Lo que ayer se descubrió en los edificios de estilo mudéjar, ideados por el arquitecto municipal Luis Bellido a principios del siglo XX para albergar el matadero y el mercado de ganado, fue un proyecto cultural de vanguardia en forma de salas climatizadas, iluminadas y preparadas para acoger las futuras ediciones del festival Documenta Madrid, hasta dos representaciones teatrales simultáneas en las Naves del Español, o un programa de residencias de artistas para que desarrollen sus creaciones en una de las naves.
El Matadero parece que despega.
El complejo, que contará con una nueva entrada por la plaza de Legazpi, a la altura del antiguo depósito de agua, asume ahora un nuevo reto, según sus promotores: ser un punto de encuentro para los ciudadanos.
Lejos del concepto de museo tradicional, al apostar por la nueva creación y el talento local, Matadero tiene ahora que llenar sus 46.685 metros cuadrados de actividades y público.
"Ese es el reto. Tenemos que hacer transparentes los muros que nos circundan y para ello hay que promover la participación, abrir los espacios, ya sea con convocatorias para que los artistas puedan utilizarlos por temporadas o con un buzón en el que los ciudadanos puedan dejar sus sugerencias.
Ya estamos trabajando en todo eso", aseguró ayer Pablo Berástegui, coordinador general de Matadero.
No son pocas las actividades que se han emprendido en los últimos años para implicar en el proyecto al propio distrito de Arganzuela.
También se ha utilizado este espacio en propuestas vinculadas a otras iniciativas, como PhotoEspaña, el Día de la Música o la Noche en Blanco.
Pero, a pesar de que el Ayuntamiento ha computado más de un millón de visitantes en los últimos cinco años, hasta ahora detrás de esos muros -salvo en fechas señaladas- reinaba demasiada tranquilidad y el jaleo provenía más de los ruidos de las obras que del barullo de los visitantes.
Quizás por eso Ruiz-Gallardón quiso presentar ayer al nuevo Matadero como parte del proyecto Madrid Río y aludió a un "paseo de las Artes" a orillas del Manzanares, cuya accesibilidad se incrementarán a medida que ese enorme proyecto urbanístico avance.
Alguien preguntó por nuevos proyectos. "Cuando volvamos a tener dinero, algún día llegará", se le oyó decir al alcalde.
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