Cuando se cumplen 100 años de historia y ocho años de obras, el complejo urbanístico y cultural de Matadero Madrid empieza a adquirir la forma prometida. "Será el mejor centro de creación cultural del sur de Europa", aseguró ayer el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón que, desde que en 2003 el Ayuntamiento decidió convertir el espacio en un laboratorio de creación actual, ha asistido a no menos de una decena de inauguraciones y presentaciones de sus diferentes espacios.
Ayer tuvo lugar la última. O quizás la penúltima.
100 años de historia, ocho años de obras
Lo que viene
Jóvenes arquitectos para conectar pasado y futuro
Una gigantesca sala de exposiciones
Centro para la creación artística
Un cine estable para el documental
Un templo para promover los libros
Innovación escénica entre ladrillos
La diferencia entre el paseíllo de ayer y los de los últimos años es que ya no se mostraban espacios en obras y se explicaba lo que serían en un futuro, sino que, por primera vez, se puso fecha de apertura a las diferentes naves finalizadas: la Cineteca empezará a funcionar en mayo; la nave 16 (que será la mayor sala de exposiciones de la capital), en junio; la Casa del Lector en septiembre...
Por fin parece que empieza a tomar cuerpo un faraónico proyecto que ha requerido la participación de 23 arquitectos e ingenieros y una inversión de 110 millones de euros: 47 millones procedentes del presupuesto municipal; 37 millones han sido aportados por el Plan E (12 por el Fondo Estatal de Inversión Local y 25 por el Fondo de Estabilización Económica y Social) y 26 millones por la Fundación Germán Sánchez Ruipérez.
Han sido años de retrasos y apuestas frustradas, como la que en un principio destinaba la nave 16 a albergar la colección de arte de Arco o el intento de incorporar el Museo del Traje al complejo. Pero también de iniciativas con arrojo suficiente como para ignorar el paisaje de andamios o celebrarlas casi a la intemperie.
Así, las programaciones de las Naves del Español y del espacio de intervenciones artísticas Abierto X Obras comenzaron en junio de 2007.
Lo que ayer se descubrió en los edificios de estilo mudéjar, ideados por el arquitecto municipal Luis Bellido a principios del siglo XX para albergar el matadero y el mercado de ganado, fue un proyecto cultural de vanguardia en forma de salas climatizadas, iluminadas y preparadas para acoger las futuras ediciones del festival Documenta Madrid, hasta dos representaciones teatrales simultáneas en las Naves del Español, o un programa de residencias de artistas para que desarrollen sus creaciones en una de las naves.
El Matadero parece que despega.
El complejo, que contará con una nueva entrada por la plaza de Legazpi, a la altura del antiguo depósito de agua, asume ahora un nuevo reto, según sus promotores: ser un punto de encuentro para los ciudadanos.
Lejos del concepto de museo tradicional, al apostar por la nueva creación y el talento local, Matadero tiene ahora que llenar sus 46.685 metros cuadrados de actividades y público.
"Ese es el reto. Tenemos que hacer transparentes los muros que nos circundan y para ello hay que promover la participación, abrir los espacios, ya sea con convocatorias para que los artistas puedan utilizarlos por temporadas o con un buzón en el que los ciudadanos puedan dejar sus sugerencias.
Ya estamos trabajando en todo eso", aseguró ayer Pablo Berástegui, coordinador general de Matadero.
No son pocas las actividades que se han emprendido en los últimos años para implicar en el proyecto al propio distrito de Arganzuela.
También se ha utilizado este espacio en propuestas vinculadas a otras iniciativas, como PhotoEspaña, el Día de la Música o la Noche en Blanco.
Pero, a pesar de que el Ayuntamiento ha computado más de un millón de visitantes en los últimos cinco años, hasta ahora detrás de esos muros -salvo en fechas señaladas- reinaba demasiada tranquilidad y el jaleo provenía más de los ruidos de las obras que del barullo de los visitantes.
Quizás por eso Ruiz-Gallardón quiso presentar ayer al nuevo Matadero como parte del proyecto Madrid Río y aludió a un "paseo de las Artes" a orillas del Manzanares, cuya accesibilidad se incrementarán a medida que ese enorme proyecto urbanístico avance.
Alguien preguntó por nuevos proyectos. "Cuando volvamos a tener dinero, algún día llegará", se le oyó decir al alcalde.
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