9 mar 2011
El genio
El día en que se hicieron públicas las perlas que el genio Galliano soltó por la boca imaginé cuántos subordinados de supuestos genios que hay en el mundo creativo estarían pensando, si yo hablara de mi jefe...
No hay nada más corrosivo para un carácter narcisista que un grupo de aduladores sirviéndole de escudo ante la realidad y atribuyéndole el papel de genio en la comedia humana.
Es una palabra corrosiva. Genio.
Una palabra pronunciada alegremente por aquellos que viven tan encerrados en el mundo de la moda, por ejemplo, que no pueden pensar ni por un momento que tal vez sea exagerada esa consideración.
A Balenciaga le llamaron maestro, así se le sigue nombrando. Lo fue. Un señor de vida discreta que alcanzó la máxima distinción para quien con tan exquisita finura realiza un trabajo manual.Balenciaga fue uno de los mejores modistos como el desea ser llamado. A Coco Chanel se la considera un icono por cuanto creó una imagen de mujer que ha trascendido más allá de su marca y de su tiempo.Coco Chanel inventó la sobria elegancia y el brillo de lo mas elegante en moda y cosmética, calidad y sobriedad, siempre adornada con perlas. Y su Camelia.
Chanel es ya un adjetivo para describir cierto chic femenino. Cierto no, Chanel es lo más Chic y Glamuroso
El tiempo les ha reafirmado en la posición que se granjearon cuando trabajaban a diario. Pero ay de aquellos a los que los caprichosos palmeros de uno u otro arte bauticen como genios en vida.
Ser genio va asociado a ser arbitrario, injusto, ególatra, desconsiderado.
Para colmo, siendo el genio alguien dedicado a un oficio creativo, los palmeros consideran que la ira está justificada por el lógico desahogo que precisa todo espíritu artístico; con lo cual, los pobres subordinados sufren el mal carácter del genio sin gozar de la comprensión ajena.
He conocido a algunos de esos genios, ajenos a cualquier sensibilidad que no sea la suya, déspotas, aislados, receptores de un cariño que está asociado a su apellido.
Suelen tener muy mala lengua.
Como los niños malcriados, solo encuentran algo de satisfacción traspasando el límite, hiriendo.
No sé los Genios que usted haya conocido de la moda, entre otras cosas porque no se dejan conocer salvo por iguales, y usted no tiene ese toque que la diferencia, supongo que le gusta más ser de lo más normalito y corriente.
En el caso de Galiano no es mala Lengua es que resulta ya un despróposito no solo por sus necias palabras sino por el horror de sus diseños.
Este artículo lo hubiera escrito yo mejor que usted porque se nota que no sabe nada ni de elegancia ni de Diseñadores, ni nombra a Yves Saint Laurent...usted vaya a Carrefur que hay modelos muy apañados.
Y entre rivales y Gays no hay misericordia.
Escrito por Elvira Lindo que no sé lo que es salvo la mimada del grupo Prisa
No hay nada más corrosivo para un carácter narcisista que un grupo de aduladores sirviéndole de escudo ante la realidad y atribuyéndole el papel de genio en la comedia humana.
Es una palabra corrosiva. Genio.
Una palabra pronunciada alegremente por aquellos que viven tan encerrados en el mundo de la moda, por ejemplo, que no pueden pensar ni por un momento que tal vez sea exagerada esa consideración.
A Balenciaga le llamaron maestro, así se le sigue nombrando. Lo fue. Un señor de vida discreta que alcanzó la máxima distinción para quien con tan exquisita finura realiza un trabajo manual.Balenciaga fue uno de los mejores modistos como el desea ser llamado. A Coco Chanel se la considera un icono por cuanto creó una imagen de mujer que ha trascendido más allá de su marca y de su tiempo.Coco Chanel inventó la sobria elegancia y el brillo de lo mas elegante en moda y cosmética, calidad y sobriedad, siempre adornada con perlas. Y su Camelia.
Chanel es ya un adjetivo para describir cierto chic femenino. Cierto no, Chanel es lo más Chic y Glamuroso
El tiempo les ha reafirmado en la posición que se granjearon cuando trabajaban a diario. Pero ay de aquellos a los que los caprichosos palmeros de uno u otro arte bauticen como genios en vida.
Ser genio va asociado a ser arbitrario, injusto, ególatra, desconsiderado.
Para colmo, siendo el genio alguien dedicado a un oficio creativo, los palmeros consideran que la ira está justificada por el lógico desahogo que precisa todo espíritu artístico; con lo cual, los pobres subordinados sufren el mal carácter del genio sin gozar de la comprensión ajena.
He conocido a algunos de esos genios, ajenos a cualquier sensibilidad que no sea la suya, déspotas, aislados, receptores de un cariño que está asociado a su apellido.
Suelen tener muy mala lengua.
Como los niños malcriados, solo encuentran algo de satisfacción traspasando el límite, hiriendo.
No sé los Genios que usted haya conocido de la moda, entre otras cosas porque no se dejan conocer salvo por iguales, y usted no tiene ese toque que la diferencia, supongo que le gusta más ser de lo más normalito y corriente.
En el caso de Galiano no es mala Lengua es que resulta ya un despróposito no solo por sus necias palabras sino por el horror de sus diseños.
Este artículo lo hubiera escrito yo mejor que usted porque se nota que no sabe nada ni de elegancia ni de Diseñadores, ni nombra a Yves Saint Laurent...usted vaya a Carrefur que hay modelos muy apañados.
Y entre rivales y Gays no hay misericordia.
Escrito por Elvira Lindo que no sé lo que es salvo la mimada del grupo Prisa
El Alba
MI NIÑA GUAPA Y BOKERONA
por HIPPYDELSUR el Vie 25 Feb 2011 - 17:01
.Con las primeras luces del alba;
perfumadita de jazmines y biznagas
lentamente se va desperezando
para saludar a su enamorado
que, a sus pies, la ofrece
espuma y caracolas.
Así es como se despierta
mi niña guapa y bokerona;
con una sonrisa bailando
en su carita recién lavada
"Las mujeres en la Universidad eligen el segundo plano"
La vida de Brenda Gourley es tan variada y particular como su forma de desayunar. Estudió para contable, cuando en su país natal, Sudáfrica, esa era una carrera de hombres. "En clase éramos 500. 499 hombres y yo", recuerda.
Tras su paso por la empresa privada, se decantó por impartir clases, más propio entonces de su sexo, pero acabó siendo la primera mujer en el rectorado de una Universidad de su país.
A sus 67 años, jubilada tras su paso por la británica Open University, el centro a distancia más importante del mundo, no ha parado de trabajar.
En el restaurante le han puesto bollería, zumo de naranja natural, café y fruta. No toca nada.
Se levanta y cambia todo el menú.
Esta sudafricana fue la primera mujer que ocupó un rectorado en su país
Gourley está en Barcelona porque la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) la inviste doctora honoris causa.
"¿Por qué en el mundo hay tan pocas mujeres honoris causa? Quizá porque los que nominan son en su mayoría hombres.
Pero también las mujeres tienen parte de responsabilidad. Normalmente, cuando la Universidad pide nominaciones y votos a hombres y mujeres, ellas se quedan más en segundo plano. Expectantes, a ver qué hacen otros. Y esos otros nominan y votan a hombres", defiende Gourley, que comenzó a trabajar con 18 años y tuvo que compatibilizar estudios y su jornada laboral, se convirtió en rectora de la Universidad Kwazulu-Natal el mismo año que el fin del apartheid llegó a Sudáfrica, en 1994.
"Fue un periodo de enorme cambio.
Grandes expectativas.
Hacía falta alguien que pudiera tratar con las ONG, estudiantes, profesores, sindicatos... todos al tiempo.
Y fue un honor que todos me eligieran", cuenta mientras pelea con un paquetito de muesli, que se resiste a ser abierto.
Finalmente, lo vierte en un tazón de leche y hunde los granos con la cuchara. "La Universidad estaba envuelta en todo lo que ocurría a su alrededor. Las ONG llevaban tiempo haciendo el trabajo que el Gobierno no hacía.
Y la Universidad les proporcionó asilo, donde encontraron apoyo. Esto enriqueció el campus", recuerda.
La influencia llevó a la Universidad a reenfocar incluso algunos estudios. "Pusimos en marcha una especialidad de vivienda low cost.
Porque el chabolismo es un problema grave. ¡Hubo proyectos para fabricar ladrillos con cajas de leche!", ríe. Esta especialidad, dice, atrajo a más extranjeros que ninguna otra.
Tras su etapa en Sudáfrica, en 2002 pasó a la Open University, que solo ofrece cursos a distancia. "Pero allí también se actúa en la comunidad.
Gracias a Internet, se desarrollan proyectos entre decenas de nacionalidades para muchas comunidades distintas", explica mientras vierte un zumo de melocotón en agua hirviendo.
A solo unos metros, en otra mesa, su marido desayuna solo.
La ha acompañado y de vez en cuando la mira de reojo. "Me he cruzado con muchas mujeres que me han dicho que soy afortunada por mi trayectoria profesional. Yo nunca he pretendido ser un símbolo, ni la primera en nada. Simplemente he trabajado por lo que quería.
Pero lo cierto es que he tenido la suerte que otras no tienen: mi marido me ha apoyado siempre.
Mis ascensos han sido alegrías, sin recelos.
Y mis cuatro hijos, a los que hemos criado a medias, han tenido buena salud".
Tras su paso por la empresa privada, se decantó por impartir clases, más propio entonces de su sexo, pero acabó siendo la primera mujer en el rectorado de una Universidad de su país.
A sus 67 años, jubilada tras su paso por la británica Open University, el centro a distancia más importante del mundo, no ha parado de trabajar.
En el restaurante le han puesto bollería, zumo de naranja natural, café y fruta. No toca nada.
Se levanta y cambia todo el menú.
Esta sudafricana fue la primera mujer que ocupó un rectorado en su país
Gourley está en Barcelona porque la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) la inviste doctora honoris causa.
"¿Por qué en el mundo hay tan pocas mujeres honoris causa? Quizá porque los que nominan son en su mayoría hombres.
Pero también las mujeres tienen parte de responsabilidad. Normalmente, cuando la Universidad pide nominaciones y votos a hombres y mujeres, ellas se quedan más en segundo plano. Expectantes, a ver qué hacen otros. Y esos otros nominan y votan a hombres", defiende Gourley, que comenzó a trabajar con 18 años y tuvo que compatibilizar estudios y su jornada laboral, se convirtió en rectora de la Universidad Kwazulu-Natal el mismo año que el fin del apartheid llegó a Sudáfrica, en 1994.
"Fue un periodo de enorme cambio.
Grandes expectativas.
Hacía falta alguien que pudiera tratar con las ONG, estudiantes, profesores, sindicatos... todos al tiempo.
Y fue un honor que todos me eligieran", cuenta mientras pelea con un paquetito de muesli, que se resiste a ser abierto.
Finalmente, lo vierte en un tazón de leche y hunde los granos con la cuchara. "La Universidad estaba envuelta en todo lo que ocurría a su alrededor. Las ONG llevaban tiempo haciendo el trabajo que el Gobierno no hacía.
Y la Universidad les proporcionó asilo, donde encontraron apoyo. Esto enriqueció el campus", recuerda.
La influencia llevó a la Universidad a reenfocar incluso algunos estudios. "Pusimos en marcha una especialidad de vivienda low cost.
Porque el chabolismo es un problema grave. ¡Hubo proyectos para fabricar ladrillos con cajas de leche!", ríe. Esta especialidad, dice, atrajo a más extranjeros que ninguna otra.
Tras su etapa en Sudáfrica, en 2002 pasó a la Open University, que solo ofrece cursos a distancia. "Pero allí también se actúa en la comunidad.
Gracias a Internet, se desarrollan proyectos entre decenas de nacionalidades para muchas comunidades distintas", explica mientras vierte un zumo de melocotón en agua hirviendo.
A solo unos metros, en otra mesa, su marido desayuna solo.
La ha acompañado y de vez en cuando la mira de reojo. "Me he cruzado con muchas mujeres que me han dicho que soy afortunada por mi trayectoria profesional. Yo nunca he pretendido ser un símbolo, ni la primera en nada. Simplemente he trabajado por lo que quería.
Pero lo cierto es que he tenido la suerte que otras no tienen: mi marido me ha apoyado siempre.
Mis ascensos han sido alegrías, sin recelos.
Y mis cuatro hijos, a los que hemos criado a medias, han tenido buena salud".
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