Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

9 feb 2011

Más allá CARLOS BOYERO

Leo una biografía de Clint Eastwood, perpetrada por Patrick McGilligan, que parece alentada por el resentimiento, un buceo con alma de cotilla entre las víctimas del gran depredador sexual, los colaboradores y amigos que ha desterrado a perpetuidad de su reino después de haberle servido bien, su estratégica búsqueda de exégetas que otorguen prestigio a su cine autoral, aunque su personalidad como actor haya dispuesto siempre del fervor del público etcétera.
 Esta fórmula para corroer el mito huye de la complejidad, sabe que la maledicencia crea morbo...






De lo que no queda duda leyendo este malévolo panfleto es que Clint el Sucio es profundamente terrenal, que solo concibe su reino en este mundo.
Viendo los universos que retrata en su obra (según McGilligan, se ha limitado siempre a ilustrar con imágenes guiones ajenos, sin tocar una línea, como hacía un tal John Ford) deduces que su expresividad solo está centrada en lo que ocurre en este valle de lágrimas. Por ello, te sorprende que este realista señor de 80 años indague en lo sobrenatural en Más allá de la vida, que desautorice a Hamlet en su certidumbre de que la muerte es ese desconocido territorio cuyos límites no vuelve a traspasar viajero alguno.
Tal vez porque su reloj biológico le previene de que el final le está rondando, Eastwood imagina que es posible comunicarte con los muertos amados, los que al irse dejan una pena y un vacío intolerables en los que siguen aquí.
 Moviéndose en terreno tan ajeno a sus obsesiones, propicio para el énfasis y el desparrame, Eastwood consigue una película hermosa, sutil y emocionante, en la que todas las sensaciones que experimentan sus heridos personajes resultan veraces.



También te habla fugazmente de lo fácil que resulta traficar con la esperanza, engañar a los que necesitan conectar con el más allá para no sentirse tan solos.
 Pienso en ello mientras veo en la televisión de madrugada la alucinante sobredosis de spots vendiendo el tarot, la quiromancia, esas cartas que adivinarán esplendores inmediatos o futuros.
Imaginas por la machacante oferta de ese supermercado de ilusiones que tiene gran demanda.
De gente perdida, carne de estafa, dispuesta a creerse lo imposible con tal de no aceptar su realidad.

Arco 2011 espera conjurar la crisis con una oferta de alta calidad

La 30 ª edición expondrá desde el día 16 obra de 197 galerías en dos pabellones.- Rusia es el país invitado .
Menos galerías, pero todas de calidad y en un espacio más manejable que en ediciones anteriores con el objetivo de conjurar la crisis y logar que los coleccionistas hagan un paréntesis en las malas noticias económicas.



Carlos Urroz, el nuevo director de Arco , se ha mostrado así de optimista esta mañana, durante la presentación de la próxima edición del certamen que se celebra entre el 16 y el 20 de febrero y será inaugurada por los príncipes de Asturias el día 17.




Carlos Urroz: "ARCO será una feria más pequeña centrada en las galerías"



Con Rusia como país invitado y una representación de sólo ocho galerías de diferentes puntos del país ("Rusia no es solo Moscú y San Petersburgo", recuerda Urroz), la feria contará en su exposición general con 197 galerías (20 menos que el pasado año) de 21 países.
Han quedado fuera 200 galerías de las más de 350 que presentaron su solicitud.
 Urroz asegura que el comité ha aplicado un sistema de puntos, lo más objetivo posible. Sorprende que galerías como Cayón, que en la pasada edición quedaron inicialmente fuera, hayan sido aceptadas este año.
"Han pasado perfectamente la barra de selección de puntos y por eso está", precisa Urroz.



El resto de las galerías se distribuyen por los espacios más o menos alternativos de la feria: 39 en Arco 40 (galerías que exponen un máximo de tres artistas), 14 en Solo Projets (un solo artista) dedicado a artistas latinoamericanos y 18 jóvenes galerías europeas, todas ellas con menos de ocho años de existencia.
En homenaje a la historia de Arco, habrá una exposición en la que se mostrarán piezas que han conformado, por diferentes razones, la historia de la feria.



Objetivo: vender



Por los dos pabellones circularán los 150 coleccionistas internacionales que han sido invitados con la esperanza de que Arco venda tanto como las recientes ferias que se han celebrado en los últimos meses.
Además, Urroz asegura que la apuesta más clara de esta nueva etapa son los coleccionistas.
Para ellos se crea un servicio de información llamado First Collector cuya misión será, "exclusivamente" recalca Urroz, asesorar, no indicar qué o dónde comprar.
 La responsable de este servicio es Elisa Hernando, directora de la Consultora Arte Global.



Para facilitar el recorrido y participar más fácilmente, la feria facilita una aplicación gratuita para smartphones y tabletas (iPhone, Blackberry, iPad...), que podrá descargarse a partir del próximo lunes.
Esta aplicación, junto con el Catálogo online, disponible en www.arco.ifema.es , permitirá planificar la visita y conocer las obras expuestas en cada galería participante, además de conseguir entradas que este año cuestan 32 euros.

La descarnada autoconfesión de Ellroy

Se publica 'A la caza de la mujer' y 'Babelia' ofrece las primeras páginas .
Desde los 10 años, a James Ellroy le persigue la sombra de su madre, asesinada en una zona deprimida de Los Ángeles, ciudad en la que éste nació en 1948.
 En el valle de San Gabriel, "un destierro en unos altos hornos, de blancos incultos y espaldas mojadas empapados, un paraíso de pacotilla", lo recuerda en A la caza de la mujer. "Escribo historias para consolarla a Ella como fantasma.
Ella es ubicua y nunca es familiar".
En su madre está su origen como narrador "desde que deseé verla muerta y decreté su asesinato" después de que ésta le propinara una torta al saber que prefería vivir con su atípico padre tras su divorcio.
 Un progenitor de imaginación desmedida -aseguraba haber sido amante de Rita Hayworth o amigo del inexistente Perry Mason de la serie-, que el pastor de la iglesia describía como "el blanco más holgazán del mundo", capaz de espiar a su mujer "para demostrar su relajo moral".
 Una práctica que enseñó a su hijo y que éste confiesa haber repetido sin dejar marcas desde una década después.
 Lo ha reconocido en su último libro, A la caza de la mujer (Mondadori), unas memorias lúcidas, crudas, descarnadas y sin censuras previas de un hombre exhibicionista que se bautiza a sí mismo como "el mejor autor de novela policíaca" y "de todo menos un liberal".





Las memorias salen a la venta hoy y Babelia ofrece sus primeras páginas.
Su leitmotiv, la frase "Agarraré el destino por el cuello" de Ludwig van Beethoven, con quien se compara y a quien dedica un libro titulado en inglés The Hilliker Curse, en alusión al apellido de soltera de su madre.
No recuerda sus lágrimas por su muerte, pero sí su obsesión por la lectura policíaca después de leerse todos los informes de la investigación que cayeron en sus manos.



A la caza de la mujer no es el primer texto autobiográfico de Ellroy, que abordó este título tras concluir su trilogía sobre la historia velada de Estados Unidos (América, Seis de los grandes y la última entrega, Sangre vagabunda, en Ediciones B).
 En 1996 publicó sus memorias Mis rincones oscuros, libro con un aire policial que contrasta con A la caza de la mujer, una auténtica autoconfesión.
Pero toda su obra, como La Dalia Negra, está marcada por la violación y brutal asesinato de su madre aún sin resolver.



A la caza de la mujer nació como un serial en primera persona para la edición estadounidense de la revista Playboy, como antes hiciesen los escritores Gabriel García Márquez, Ian Fleming, Ray Bradbury, Haruki Murakami, Jack Kerouac o Norman Mailer. Pero luego tomó forma de libro.
Arranca con su madre o la niñera alemana que le descubrió el sexo a los nueve años, pero hace un repaso a las mujeres que han pasado por su vida: la escritora Erika Schikel, su actual pareja ("con la que pienso pasar el resto de mi vida"), además de su ex esposa Helen Knode y otras dos que prefiere no nombrar y que fueron inalcanzables.
Unas mujeres que le "dan el mundo y lo mantienen tenuemente seguro" de sí.
"Novias, esposas, ligues de una noche, acompañantes de pago", cuenta en A la caza de la mujer. "Cifras modestas al principio. Un frenesí incontable después".

8 feb 2011

Delirante ROSA MONTERO

Voy a contarles una historia delirante.
 La historia de Simone Righi, un joven italiano que, en 2007, tuvo la desdichada idea de venir a buscar trabajo a Cádiz junto con su novia y sus tres perros.
Mientras se instalaban dejaron a sus animales, previo pago, en la residencia privada de la perrera de Puerto Real.
Cuando volvieron a buscarlos cuatro días más tarde, uno estaba muerto y los otros dos habían desaparecido para siempre.
 Esta perrera, precisamente, fue clausurada poco después por su crueldad y sus veterinarios serán juzgados en breve por un delito de maltrato animal.




A los 20 días de la muerte de los canes, Simone participó con otras 2.000 personas en una manifestación contra la perrera.
Casualmente coincidieron con la alcaldesa (Teófila Martínez, PP), de modo que los manifestantes, Simone entre ellos, se acercaron para expresarle su indignación.
Para hacer el cuento corto: la nube de policías que rodeaba a Teófila detuvo a Simone, acusándolo de intento de agresión a la regidora.
Estuvo tres días incomunicado y dos meses en prisión preventiva.



Ahora un juez lo ha condenado a cuatro años y medio de cárcel por "atentado a la autoridad", aunque ni llegó a rozar a la alcaldesa.
 No hay ni una sola imagen que pruebe la agresión, aunque en la manifestación había televisiones y fotógrafos.
En cambio, hay un vídeo (http://www.youtube.com/watch?v=WNsViZJPs8Q) en el que se ve cómo los policías se abalanzan sobre Simone, lo arrojan al suelo, lo aporrean de lo lindo y se lo llevan esposado.
También hay testigos (como una periodista de La Voz que cubría la noticia) que han declarado que no hubo tal ataque.
En fin, incluso en el caso de que, en el calor de la refriega, hubiera intentado lanzarle un manotazo a Teófila, ¿no sería una verdadera desmesura condenarlo a cuatro años y medio de cárcel?



Estas son las cosas que le hacen perder a una la fe en la justicia.