Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

25 dic 2010

Los libros del año de Babelia

Por:


Winston Manrique Sabogal
"Como obra literaria, no digo que esa obra carezca de pasión, pero la pasión oculta en sus páginas es oscura. Lo leo como un libro sobre la crueldad, una revelación sobre la crueldad que conllevan diversas formas de conquista.
Pero ¿cuál es la verdadera fuente de esa crueldad? A mi modo de ver, radica en el mismo autor. La mejor interpretación que puedo hacer del libro es que su escritura fue un proyecto de terapia que el autor se administró a sí mismo, lo cual arroja cierta luz sobre la época que estuvimos juntos".




¿Reconoce usted a qué libro pertenece este pasaje? Es un autorretrato literario que ha hecho su creador y que forma parte del Mejor libro de 2010, según Babelia. Es el resultado de 55 críticos y periodistas que hemos participado en esta encuesta de la revista literaria y cultural de EL PAÍS. Los datos de la encuesta se publicarán mañana en ELPAÍS.com, el jueves un especial con todas las votaciones y algunas críticas en la misma edición digital y el viernes la publicación impresa de Babelia.



El segundo libro de la lista es un poemario. A continuación uno de sus versos (una pista: es anglosajón):



"Pues he heredado mente vigorosa

de mis mayores, he de abrigar sueños

y dejar a mi muerte hombre y mujer

de mente vigorosa, mas parece

que la vida apenas puede aromar un viento,

añadir gloria al sol de la mañana,

pero los pétalos rotos se esparcen por el jardín;

y sólo queda luego verder común".



El tercer libro más votado es de un autor en español, que en uno de sus pasajes dice:



"En la mesa haciendo dibujitos el comisario reconstruyó los hechos para sí mismo, pero también para Renzi. Necesitaba siempre alguien con quien hablar para borrar su discurso privado, las palabras que le daban vueltas siempre en la cabeza como una música y entonces al hablar seleccionaba los pensamientos y no decía todo, tratando de que su interlocutor reflexionara con él y llegara, antes, a sus mismas conclusiones, porque entonces podía confiar en su razonamiento ya que otro también lo había pensado con él. En eso se parecía a todos los que son demasiado inteligentes -Auguste Dupin, Sherlock Holmes- y necesitan un ayudante para pensar con él y no caer en el delirio"



Especial: El jueves, la lista de los 10 mejores libros del año, que son doce porque hay un triple empate en el décimo lugar.



Ilustración de Ana Juan, Premio Nacional de Ilustración 2010.

Robin Hood y la actualidad de la Edad Media .Guillermo Altares

"Perdoname príncipe, si soy jodidamente medieval", cantó George Brassens, el último juglar, heredero de François Villon y uno de los grandes reivindicadores de la Edad Media. Durante mucho tiempo, aquel periodo fue identificado con una era oscura, fría y salvaje. Sin embargo, poco a poco, a lo largo del siglo XX la percepción fue cambiando, sobre todo gracias al trabajo de dos magníficos historiadores de la llamada Escuela de los Annales, George Duby y Jacques Le Goff, que continuaron la labor de los fundadores de aquella tendencia , Lucien Febvre y Marc Bloch. Duby, fallecido en 1996, y Le Goff, que a sus 86 años sigue en activo, mezclaron las disciplinas y, sobre todo, se fijaron en aspectos que no se limitaban a los reyes y las batallas, como la vida cotidiana, para construir una nueva imagen del Medievo. El último libro publicado en castellano de Le Goff, Héroes, maravillas y leyendas de la Edad Media (Paidós) es una lectura deliciosa, que refleja muy bien lo cerca que estamos de aquellos años. "Seguimos viviendo en la Edad Media", dijo Le Goff en una entrevista con el diario argentino La Nación. Le Goff, que tiene una prosa estupenda, revisa los grandes mitos de la Edad Media, desde el Cid hasta el mago Merlín pasando por los castillos, las catedrales (sobre las que Duby escribió su obra maestra: La época de las catedrales) o, naturalmente, Robin de los Bosques, el icono medieval más perdurable (el día de la lotería la prensa llamó Robin Hood al dueño del bar que repartió millones y millones en Barcelona).






Cómo servir científicamente una copa de champán

Al verter el vino con inclinación se preservan mejor el sabor y las burbujas, según los experimentos de unos científicos franceses; además, tiene que estar frío .
.¿Cómo se debe servir el champán? ¿Sabe mejor si se hace sobre el fondo de la copa, como dicta la costumbre, o sobre la copa inclinada? ¿Es una cuestión de hábito, cultural, de buenos modales.... o hay razones objetivas que aconsejen una forma u otra de hacerlo? Mucho se ha debatido sobre el tema.
Ahora, unos investigadores franceses, como cabía esperar, han realizado una serie de experimentos para medir el efecto que tienen las dos formas de servir el champán sobre la pérdida de burbujas en el proceso, y llegan a la conclusión de que se conservan más burbujas y mejora el sabor cuando el vino se vierte sobre la pared de la copa y no directamente al fondo.
 Además, confirman que al servirlo frío se realza su gusto. Con un obvio oportunismo por las fechas, Gérard Liger-Belair y sus colegas dan a conocer ahora los resultados de sus experimentos. Del cava no dicen expresamente nada, pero se supone que se aplican los mismos principios.




Secuencia de imágenes de la formación de burbujas al verter el champán verticalmente (a) y con la copa inclinada (b).- GERARD LIGER-BELAIR ET ALL







La forma normal de servir el champán en restaurantes o en bares es echando verticalmente el líquido sobre el fondo de la copa, generando así una densa capa espumosa que enseguida se extiende hacia arriba y desaparece. La otra forma, menos habitual, es la que Liger-Belair y sus colegas denominan de cerveza y consiste en inclinar la copa y verter el champán sobre la pared de la misma, de manera que, a medida que se llena el recipiente, éste va recuperando su verticalidad. El segundo método de servir genera menos turbulencia en el champán y menos espuma.



Los científicos han medido y comparado lo que sucede en los dos procesos y los efectos en el champán a tres temperaturas diferentes: 4, 12 y 18 grados centígrados. Se trata de experimentos científicos, así que han controlado todos los parámetros, midiendo y repitiendo los ensayos varias veces para tomar los valores promedio como resultado. Además, han utilizado una técnica de termografía en infrarrojo para visualizar y filmar los procesos. Por cierto, los experimentos se han hecho con un "champán normal, recientemente elaborado a base de vinos 100% de uva chardonay", de 2008, y se han utilizado copas alargadas de tipo flauta.



Quizás convenga recordar el origen de las burbujas en esta bebida: "El champán y los vinos espumosos elaborados según el método tradicional tienen típicamente casi 12 gramos por litro de dióxido de carbono disuelto, es decir, unos nueve gramos en la botella estándar de 0,75 litros", explican los investigadores. Cuando se abre la botella, el líquido que hay dentro instantáneamente se convierte en supersaturado con moléculas de CO2, ya que el aire ambiente contiene poquísimas de estas moléculas, por lo que el vino empieza inmediatamente a perder el gas, en forma de burbujas, tendiendo al equilibrio con el aire. El proceso químico es el mismo en todos los vinos espumosos, las sidras, las cervezas, las sodas y las aguas minerales con gas, comentan. En el champán, esas burbujas son inseparables de su exquisitez, porque ensalzan el sabor, el aroma y el gusto.



Liger-Belair y sus colegas explican en su artículo (publicado en la revista Journal of Agricultural and Food Chemistry) que, al verter el champán con el método de la cerveza, la concentración de CO2 disuelto en el vino disminuye menos (la mitad aproximadamente) que cuando se sirve al fondo de la copa dispuesta verticalmente. En cuanto a la temperatura, cuanto más alta es, mayor es la pérdida de dióxido de carbono en el proceso de servir.



La explicación de todo esto, para los científicos, está en que se genera mayor turbulencia en el líquido al servirlo verticalmente (la densa efervescencia momentánea) que al hacerlo sobre la pared de la copa inclinada, y a mayor temperatura mayor es la pérdida de moléculas de CO2 en el líquido. Así que la recomendación de los científicos de la Universidad de Reims está clara: el champán frío y servido con la copa inclinada. Seguramente muchos habían apreciado ya la diferencia, pero es interesante también saber por qué.

No solo el oro reluce

Menos minerales preciosos y más ingenio: las nuevas joyas además de adornar aspiran a resultar útiles .

Joyas funcionales para cuidarse y mimarse. Muy útiles para las pequeñas emergencias cotidianas", así anuncian los diseñadores Ana Mir y Emili Padrós, de Emiliana Design Studio, su nueva colección de joyas You never know. El juego, la descontextualización de materiales y la interacción de las piezas con el usuario dibujan un abanico de brazaletes y anillos que hubieran puesto los pelos de punta al mismísimo Adolf Loos -el arquitecto vienés autor del legendario ensayo Ornamento y crimen- al hacer coincidir, en un objeto, función y decoración.






Y es esa convivencia paradójica, precisamente, lo mejor de esta ingeniosa colección que aparece toda ella teñida de cierto carácter autobiográfico. Se puede adivinar la cotidianidad de sus autores entre las pulseras que sirven para comparar equivalencias métricas y entre los brazaletes que funcionan para dibujar círculos. Por eso, la mayoría de estas singulares joyas se entienden como nacidas de las horas pasadas en el estudio entre lápices, cartabones y pantallas de ordenador. La serie Draw (dibujar) está compuesta de pulseras que sirven como herramientas para el dibujo preciso. Tal vez la pieza más sobresaliente sea la llamada Sharp (afilado), un brazalete de madera contrachapada que, más allá de fijarse en la belleza de las capas de madera dobladas, junta las lamas con un sacapuntas.



También la serie de brazaletes y anillos Egoist extiende la idea de un ornamento funcional que hasta podría gustarle a Loos. Mirror es un anillo-espejo y Smoke, una pulsera-cenicero. Sus autores hablan de "herramientas ocasionales para llevar sobre el cuerpo". Y, como en el mejor diseño, la belleza resulta de la mejor solución para el uso. Inventando funciones, Padrós y Mir han dado con estas joyas polivalentes que acercan dos mundos no necesariamente contrapuestos: el ornamental y el funcional.



Más allá de romper la legendaria barrera entre utilidad y ornamento, la nueva orfebrería va camino de difuminar muchas más.
 La que separa los materiales preciosos de los industriales tratados artesanalmente, por ejemplo. En Brasil, Mana Bernardes firma gargantillas (Collar Escamalar) y pulseras (Indio Urbano) realizadas manualmente con hilo de silicona, lentejuelas, hilo de cobre y acabados en cristal. Son los minúsculos acabados en cristal los que tensan, con su leve peso, los hilos de silicona, suaves como la seda. Las joyas de Bernardes no intimidan con sus brillos.
Se adaptan al gesto de quien las luce y reivindican una artesanía que se reinventa para acompañar al mejor diseño.



En esa línea, también la uruguaya María Cristina Lasarga Escobar revisa la materia prima de las joyas en su colección La hora del té. Aludiendo a la transformación constante que implica la vida y recordando que nada se crea ni se destruye, Lasarga echa mano de las porcelanas familiares para descontextualizar ese material en decadencia y extraer de él nueva vida para los platos antiguos. La porcelana fina contiene detalles que una mano de orfebre puede hacer apreciar. El resultado de trabajar es una serie de joyas únicas, aun proviniendo de una misma vajilla.



El ornamento útil, la belleza de los materiales de la ferretería en contraposición al precio -no solo económico- de los que provienen de la mina, el valor de la artesanía y la transformación para alargar la vida de un objeto son algunas de las propuestas que buscan nuevos brillos en la orfebrería de hoy.