Lanzamiento de un cohete Falcon 9 con la cápsula Dragon desde Cabo Cañaveral .
El primer vuelo de prueba de la cápsula Dragon a bordo de un cohete Falcon 9 comenzó a las 16.43 con el lanzamiento desde Cabo Cañaveral (Florida, EE UU) y debe terminar aproximadamente tres horas más tarde con la reentrada de la cápsula en la atmósfera y su caída suspendida de paracaídas en el mar. Este sistema de la empresa Space X está destinado a llevar y traer cargas a y desde la Estación Espacial y forma parte del programa de privatización de los servicios espaciales emprendido por la NASA . La cápsula ya se ha separado de la segunda fase del cohete y está en una órbita a 300 kilómetros de altura.
Lanzado con éxito el primer cohete privado del nuevo plan de la NASA
Los nuevos cohetes privados de EE UU preparan ya lanzamientos de prueba
NASA
(Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio)
La empresa asegura que la cápsula también podrá transportar astronautas, pero por ahora el contrato con la agencia espacial estadounidense no prevé este servicio. El Falcon 9 es un nuevo cohete, de 60 metros de altura, que efectuó su primer vuelo en junio de este año, sin carga alguna.
La cápsula también es de nuevo diseño y uno de sus objetivos es reemplazar los servicios de las naves de carga Progress rusas, de las que ahora depende la Estación para los suministros. Es la primera vez que una empresa privada intenta recuperar una cápsula tras ponerla en órbita.
8 dic 2010
Princesas y otras que lo intentan
. .Cuando las revistas del corazón no saben qué portada vender siempre recurren a la princesa de Asturias. Ella es un valor seguro en los quioscos aunque no sea noticia por algo en especial. Semana, por ejemplo, apuesta una vez más por hacer un repaso a su vestuario. Páginas y páginas mostrando su fondo de armario, ese al que recurre en tiempos de crisis para intentar dar la sensación de que en los palacios también se ahorra. En Lecturas, sin embargo, hablan de Letizia pero para contar como planea pasar sus navidades. La conclusión es la de siempre "en familia" y viendo la representación navideña de sus hijas Leonor y Sofía en su colegio.
¡Hola! ha elegido a otra princesa, Carlota, para dedicarle un buen número de sus páginas. La publicación ha pasado muchas horas con la hija de Carolina de Mónaco con motivo de su participación en el Gran Premio Gucci de hípica. Para justificar su patrocionio en el mundo de los caballos Carlota posa con los modelos que han diseñado para ella y habla de su pasión por la hípica que compagina con la literatura y la filosofía, casi nada.
Isabel Pantoja protagoniza la portada de Diez Minutos. La revista cuenta que la tonadillera ha cancelado 20 conciertos en Madrid y que no tiene una depresión o, mejor dicho, que si la tiene es por el sueldo tan ínfimo que le iba a dar por sus actuaciones su empresario en este espectáculo José Luis Moreno.
Ana Obregón se pasea por las revistas en bañador. Si hace frío en España, ella se coge la maleta y se marcha a Miami para posar en triquini y contar que está dispuesta a instalarse allí para estar más cerca de su hijo que estudia en Estados Unidos.
Pero para modelos, los que luce la duquesa de Alba en su viaje por Siria, acompañada de su novio Alfonso Díez, un espectáculo patético que solo tiene una justificación: ella es feliz.
Una de las familias más artistocráticas del mundo del espectáculo, la Dominguín-Bosé se ha reunido para oficializar un cambio de apellido. Lucía Bosé ha adoptado a su nieto Olfo para darle su apellido y que siga la saga.
La que sigue con lo suyo es Elsa Pataky que habla de proyectos cinematográficos pero en relidad solo aparece en la prensa cuando lanza una campaña de publicidad. A ella ser princesa del corazón le cuesta más, a ella solo le salva su belleza.
¡Hola! ha elegido a otra princesa, Carlota, para dedicarle un buen número de sus páginas. La publicación ha pasado muchas horas con la hija de Carolina de Mónaco con motivo de su participación en el Gran Premio Gucci de hípica. Para justificar su patrocionio en el mundo de los caballos Carlota posa con los modelos que han diseñado para ella y habla de su pasión por la hípica que compagina con la literatura y la filosofía, casi nada.
Isabel Pantoja protagoniza la portada de Diez Minutos. La revista cuenta que la tonadillera ha cancelado 20 conciertos en Madrid y que no tiene una depresión o, mejor dicho, que si la tiene es por el sueldo tan ínfimo que le iba a dar por sus actuaciones su empresario en este espectáculo José Luis Moreno.
Ana Obregón se pasea por las revistas en bañador. Si hace frío en España, ella se coge la maleta y se marcha a Miami para posar en triquini y contar que está dispuesta a instalarse allí para estar más cerca de su hijo que estudia en Estados Unidos.
Pero para modelos, los que luce la duquesa de Alba en su viaje por Siria, acompañada de su novio Alfonso Díez, un espectáculo patético que solo tiene una justificación: ella es feliz.
Una de las familias más artistocráticas del mundo del espectáculo, la Dominguín-Bosé se ha reunido para oficializar un cambio de apellido. Lucía Bosé ha adoptado a su nieto Olfo para darle su apellido y que siga la saga.
La que sigue con lo suyo es Elsa Pataky que habla de proyectos cinematográficos pero en relidad solo aparece en la prensa cuando lanza una campaña de publicidad. A ella ser princesa del corazón le cuesta más, a ella solo le salva su belleza.
La miga David Trueba
Son pocas las respuestas a la crisis económica por parte de las grandes empresas. Bancos y constructoras, pilotos del crecimiento, pero también del hundimiento por más que silben mirando para otro lado, no dan opción. Cierre o fusiones donde el débil es engullido. Lástima que los hogares no puedan juntarse, mudarse a un piso único, fusionar tres hipotecas en una y beneficiarse además de los descuentos por familia numerosa. No funciona, la gente es particular y aspira a un dormitorio propio. Además, nadie parece asumir que toda asociación es una renuncia.
La mal llamada fusión entre Telecinco y Cuatro, tras ser autorizada con límites por Competencia, ya se ha cobrado insignias del canal menor como la Campoy o Ana García Siñeriz, que dejarán la mañana televisiva para tomarse el día libre.
Otros presentadores y formatos saltarán de una parilla a otra hasta conformar dos sellos renovados o sería mejor decir recauchutados. Después de estas transfusiones, identificaremos bajo los logotipos dos maneras distintas de hacer una misma televisión. Las variaciones serán sutiles, pero significativas, respondiendo al perfil de un espectador que cada vez más, pese al mando a distancia, elige un canal como quien elige un color para las paredes de casa, con idea de aguantarlo una buena temporada.
Una cadena engullida por otra no es nunca una buena noticia para los espectadores. Empresarialmente esta anomalía es una decisión acertada, puede que hasta sirva para pagar este artículo, bendita sea, pero empobrece la oferta en abierto. Una tele ocupando otra es un ejercicio de optimización, de ahorro, de recorte
. Cuando la tele en España lo que necesita es vuelo, riesgo, apertura, variedad, pluralidad. Si un mismo panadero compra las dos panaderías del barrio, la oferta en la zona puede que en apariencia no varíe, pero no faltará mucho para que se ahorre en la miga, se acorte la baguette y las barras sean sospechosamente iguales.
Pierden los que saborean el pan. Y algunos seguimos empeñados en saborear la televisión.
La mal llamada fusión entre Telecinco y Cuatro, tras ser autorizada con límites por Competencia, ya se ha cobrado insignias del canal menor como la Campoy o Ana García Siñeriz, que dejarán la mañana televisiva para tomarse el día libre.
Otros presentadores y formatos saltarán de una parilla a otra hasta conformar dos sellos renovados o sería mejor decir recauchutados. Después de estas transfusiones, identificaremos bajo los logotipos dos maneras distintas de hacer una misma televisión. Las variaciones serán sutiles, pero significativas, respondiendo al perfil de un espectador que cada vez más, pese al mando a distancia, elige un canal como quien elige un color para las paredes de casa, con idea de aguantarlo una buena temporada.
Una cadena engullida por otra no es nunca una buena noticia para los espectadores. Empresarialmente esta anomalía es una decisión acertada, puede que hasta sirva para pagar este artículo, bendita sea, pero empobrece la oferta en abierto. Una tele ocupando otra es un ejercicio de optimización, de ahorro, de recorte
. Cuando la tele en España lo que necesita es vuelo, riesgo, apertura, variedad, pluralidad. Si un mismo panadero compra las dos panaderías del barrio, la oferta en la zona puede que en apariencia no varíe, pero no faltará mucho para que se ahorre en la miga, se acorte la baguette y las barras sean sospechosamente iguales.
Pierden los que saborean el pan. Y algunos seguimos empeñados en saborear la televisión.
El Nobel que lloró y que hizo llorar
El discurso de Vargas Llosa quebró su voz y provocó las lágrimas en sus allegados - El escritor evocó las palabras de su esposa: "Para lo único que sirves es para escribir" .
Mario Vargas Llosa convirtió una carta de batalla sobre su vida en un discurso emocionante que les llevó a las lágrimas a él; a su mujer, Patricia; a sus hijos; a los amigos que le acompañan en Estocolmo y a su agente, Carmen Balcells, que lleva sus asuntos desde hace medio siglo.
Elogio de la lectura y la ficción
Los Nobel son de carne y hueso
Vargas Llosa, luz literaria
Vargas Llosa: "No me voy a dejar enterrar por este premio"
Las lágrimas de Vargas Llosa
El Nobel se emociona al nombrar en su discruso a su mujer y su familia -
El Nobel fue el primero que lloró, y ya, en el folio décimo de su discurso, el auditorio le siguió; lo que hasta entonces era el recuento combativo de toda una vida se tiñó de una emoción de cuya intensidad él mismo se sorprendió. "¡Y yo que nunca lloro!", nos dijo, al bajar del atril.
La emoción del Nobel prorrumpió cuando dijo estas palabras en el tramo final de su discurso: "El Perú es Patricia, la prima de nariz respingada y carácter indomable...". A partir de "indomable", Vargas no se pudo contener, así que fue leyendo a trompicones, entre lágrimas e hipidos, hasta que alcanzó la cuesta final de este párrafo que convierte su discurso en algo especial, no tan frecuente en ocasiones así. "Ella hace todo y todo lo hace bien", dijo, a duras penas, "administra la economía, pone orden en el caos, mantiene a raya a los periodistas y a los intrusos, defiende mi tiempo, decide las citas y los viajes, hace y deshace las maletas, y es tan generosa que, hasta cuando cree que me riñe, me hace el mejor de los elogios: 'Mario, para lo único que tú sirves es para escribir".
Ese párrafo que ahora será tan famoso como algunos de sus mejores escritos despertó en Patricia, y en toda su familia, y en los que estaban alrededor, una emoción extraordinaria, pero en ella, además, acabó una extrañeza: "¿Por qué Mario no me deja leer su discurso?", había preguntado. Lo había leído Álvaro, el hijo mayor, y hubo una versión que leyó Gonzalo, el hijo siguiente, y no se sabe si Morgana, la menor, lo leyó también. Pero a Patricia, su marido le prohibió leerlo, "y eso produjo una cierta reyerta familiar en la casa". "Ahora ya mi madre sabe por qué mi padre no quiso que lo leyera", dijo Álvaro. Para éste, "este es el espejo de su alma, la esencia de Mario Vargas Llosa, el reflejo de su pensamiento ético y sentimental". Se le ha visto mucho en público, toda su vida, pero, como dice el hijo, "aquí se entregó, y es bonito que lo haya hecho al borde de los 75 años".
La madre estaba "conmovida hasta los huesos"; ahora ya sabe por qué para ella también era un discurso secreto hasta que lo empezó a pronunciar. Antes de que empezara a leer, Carmen Balcells, que se emociona cuando le tocan de cerca, nos había dicho: "Si no lloro, me echa", porque era evidente que la nombraría. Pero esta vez la agente, sentada en primera fila, en su silla de ruedas, temblando como una Magdalena, rodeada de los parientes de Mario, lloró sobre todo cuando ese párrafo empezó a hacer llorar a su propio autor. Luego nos dijo: "Es la mejor manera de acabar mi vida de agente". Ella es así también cuando exagera, dijo alguien, mientras Carmen Balcells seguía bañada en lágrimas.
Un compañero de pupitre (carpeta, dicen en Perú) de la adolescencia de Mario Vargas Llosa en Lima, el escritor José-Miguel Oviedo, nos dijo: "Es el discurso. Le he escuchado hablar de política, de literatura, de la vida, y jamás le había escuchado una pieza tan perfecta. Y tan emocionante. Yo también he llorado, cómo no".
Lloró todo el mundo. Su traductor al sueco también. Nos dijo Peter Landelius: "Emocionante y cristalino, profundamente humano y político en el mejor sentido de la palabra. Cuando lo traduje no esperaba que él mismo llorara, pero lo comprendo perfectamente". El secretario perpetuo de la Academia Sueca, Peter Englund, nos confirmaba la noticia del día: Vargas Llosa era el primer Nobel que lloraba en Estocolmo.
El discurso cubrió la política, los nacionalismos (en contra), su evolución del marxismo a la democracia liberal, su desencanto con la revolución en Cuba, su intento de llegar a la presidencia de Perú, su niñez, el descubrimiento de la lectura ("la cosa más importante que me ha pasado en la vida"), el descubrimiento del padre... Hasta entonces fue una combinación de libros y vida; cuando asomó su entraña (su "buena entraña") como dice él se le inundaron los ojos de lágrimas y la gente se dispuso a recordar otro discurso. El del amor de Mario Vargas Llosa por la gente que le ha permitido ser el escritor que ha ganado el Nobel.
Mario Vargas Llosa convirtió una carta de batalla sobre su vida en un discurso emocionante que les llevó a las lágrimas a él; a su mujer, Patricia; a sus hijos; a los amigos que le acompañan en Estocolmo y a su agente, Carmen Balcells, que lleva sus asuntos desde hace medio siglo.
Elogio de la lectura y la ficción
Los Nobel son de carne y hueso
Vargas Llosa, luz literaria
Vargas Llosa: "No me voy a dejar enterrar por este premio"
Las lágrimas de Vargas Llosa
El Nobel se emociona al nombrar en su discruso a su mujer y su familia -
El Nobel fue el primero que lloró, y ya, en el folio décimo de su discurso, el auditorio le siguió; lo que hasta entonces era el recuento combativo de toda una vida se tiñó de una emoción de cuya intensidad él mismo se sorprendió. "¡Y yo que nunca lloro!", nos dijo, al bajar del atril.
La emoción del Nobel prorrumpió cuando dijo estas palabras en el tramo final de su discurso: "El Perú es Patricia, la prima de nariz respingada y carácter indomable...". A partir de "indomable", Vargas no se pudo contener, así que fue leyendo a trompicones, entre lágrimas e hipidos, hasta que alcanzó la cuesta final de este párrafo que convierte su discurso en algo especial, no tan frecuente en ocasiones así. "Ella hace todo y todo lo hace bien", dijo, a duras penas, "administra la economía, pone orden en el caos, mantiene a raya a los periodistas y a los intrusos, defiende mi tiempo, decide las citas y los viajes, hace y deshace las maletas, y es tan generosa que, hasta cuando cree que me riñe, me hace el mejor de los elogios: 'Mario, para lo único que tú sirves es para escribir".
Ese párrafo que ahora será tan famoso como algunos de sus mejores escritos despertó en Patricia, y en toda su familia, y en los que estaban alrededor, una emoción extraordinaria, pero en ella, además, acabó una extrañeza: "¿Por qué Mario no me deja leer su discurso?", había preguntado. Lo había leído Álvaro, el hijo mayor, y hubo una versión que leyó Gonzalo, el hijo siguiente, y no se sabe si Morgana, la menor, lo leyó también. Pero a Patricia, su marido le prohibió leerlo, "y eso produjo una cierta reyerta familiar en la casa". "Ahora ya mi madre sabe por qué mi padre no quiso que lo leyera", dijo Álvaro. Para éste, "este es el espejo de su alma, la esencia de Mario Vargas Llosa, el reflejo de su pensamiento ético y sentimental". Se le ha visto mucho en público, toda su vida, pero, como dice el hijo, "aquí se entregó, y es bonito que lo haya hecho al borde de los 75 años".
La madre estaba "conmovida hasta los huesos"; ahora ya sabe por qué para ella también era un discurso secreto hasta que lo empezó a pronunciar. Antes de que empezara a leer, Carmen Balcells, que se emociona cuando le tocan de cerca, nos había dicho: "Si no lloro, me echa", porque era evidente que la nombraría. Pero esta vez la agente, sentada en primera fila, en su silla de ruedas, temblando como una Magdalena, rodeada de los parientes de Mario, lloró sobre todo cuando ese párrafo empezó a hacer llorar a su propio autor. Luego nos dijo: "Es la mejor manera de acabar mi vida de agente". Ella es así también cuando exagera, dijo alguien, mientras Carmen Balcells seguía bañada en lágrimas.
Un compañero de pupitre (carpeta, dicen en Perú) de la adolescencia de Mario Vargas Llosa en Lima, el escritor José-Miguel Oviedo, nos dijo: "Es el discurso. Le he escuchado hablar de política, de literatura, de la vida, y jamás le había escuchado una pieza tan perfecta. Y tan emocionante. Yo también he llorado, cómo no".
Lloró todo el mundo. Su traductor al sueco también. Nos dijo Peter Landelius: "Emocionante y cristalino, profundamente humano y político en el mejor sentido de la palabra. Cuando lo traduje no esperaba que él mismo llorara, pero lo comprendo perfectamente". El secretario perpetuo de la Academia Sueca, Peter Englund, nos confirmaba la noticia del día: Vargas Llosa era el primer Nobel que lloraba en Estocolmo.
El discurso cubrió la política, los nacionalismos (en contra), su evolución del marxismo a la democracia liberal, su desencanto con la revolución en Cuba, su intento de llegar a la presidencia de Perú, su niñez, el descubrimiento de la lectura ("la cosa más importante que me ha pasado en la vida"), el descubrimiento del padre... Hasta entonces fue una combinación de libros y vida; cuando asomó su entraña (su "buena entraña") como dice él se le inundaron los ojos de lágrimas y la gente se dispuso a recordar otro discurso. El del amor de Mario Vargas Llosa por la gente que le ha permitido ser el escritor que ha ganado el Nobel.
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