6 dic 2010
Un asesinato 'made in Hollywood'
El asesinato de Ronni Chasen, una de las mujeres en la sombra más poderosas de Hollywood, conmocionó el pasado 16 de noviembre a la industria del cine. Pero desde que cinco impactos de bala acabaron con su vida mientras conducía en pleno Beverly Hills, en lo que parece ser un golpe premeditado, la muerte de una de las relaciones públicas más conocidas en la industria del cine se ha convertido en el mejor culebrón de Hollywood.
A una sobrina le dejó 10 dólares de herencia; a otra, varios millones
El último capítulo de esta saga tiene nombre de varón, Harold Martin Smith, de 43 años y con un largo historial criminal que incluye siete detenciones, dos estancias en la cárcel y delitos que van desde la posesión de drogas al atraco. Esta semana Smith se pegó un tiro en la cabeza cuando la policía quería interrogarle por su posible relación con el asesinato de Chasen.
La policía de Los Ángeles asegura que, pese a las apariencias, puede no haber conexión entre la muerte de Chasen y Smith. El sospechoso decía lo contrario. "Presumía de ser el que asesinó a la publicista y que le iban a pagar 10.000 por su trabajo", aseguró ante las cámaras de televisión un vecino del edificio de apartamentos Harvey, en la zona más pobre del bulevar Santa Mónica de Los Ángeles, donde vivió y murió Smith.
Su muerte no ha hecho más que echar leña al fuego de un caso abierto que parece salido de uno de esos guiones que Chasen promocionaba en sus campañas al Oscar. Chasen, 64 años, vivía para su trabajo. Era lo único en lo que quería destacar: mantener en la cabeza de los medios y los académicos el nombre de sus clientes mientras el suyo permanecía en la sombra. De ahí la sorpresa con la que fue recibida esta semana la noticia de su testamento.
El documento hace pública una fortuna de 6,1 millones de dólares (4,5 millones de euros) y, además de a numerosas instituciones benéficas, nombra como principal beneficiaria a su sobrina Melissa Cohen y hace burla de su también sobrina Jill Gatsby, a quien solo deja 10 dólares a la vez que subraya por escrito que lo hace adrede. Otros rumores, no descartados por la policía, incluyen como motivo del crimen los posibles celos profesionales generados por los éxitos de filmes como Paseando a Miss Daisy o Cocoon, de cuya promoción se encargó ella.
Hay cientos de especulaciones y una sola certeza: según la policía, el asesinato de Ronni Chasen no fue fortuito sino resultado de un golpe profesional. A Chasen le sorprendió la muerte cuando regresaba a medianoche del estreno de la película Burlesque. Primero se pensó que la publicista había sido víctima de un fuego cruzado o de un equívoco. Sin embargo un portavoz policial desveló que se trata de un crimen premeditado, los disparos obra de un profesional y ella, la víctima buscada. Entre las pruebas que apuntan en este sentido está el hecho de que fueran recogidos todos los casquillos de bala del lugar del crimen. Que ese profesional sea Smith está por ver, pero el caso ya da para una película.
A una sobrina le dejó 10 dólares de herencia; a otra, varios millones
El último capítulo de esta saga tiene nombre de varón, Harold Martin Smith, de 43 años y con un largo historial criminal que incluye siete detenciones, dos estancias en la cárcel y delitos que van desde la posesión de drogas al atraco. Esta semana Smith se pegó un tiro en la cabeza cuando la policía quería interrogarle por su posible relación con el asesinato de Chasen.
La policía de Los Ángeles asegura que, pese a las apariencias, puede no haber conexión entre la muerte de Chasen y Smith. El sospechoso decía lo contrario. "Presumía de ser el que asesinó a la publicista y que le iban a pagar 10.000 por su trabajo", aseguró ante las cámaras de televisión un vecino del edificio de apartamentos Harvey, en la zona más pobre del bulevar Santa Mónica de Los Ángeles, donde vivió y murió Smith.
Su muerte no ha hecho más que echar leña al fuego de un caso abierto que parece salido de uno de esos guiones que Chasen promocionaba en sus campañas al Oscar. Chasen, 64 años, vivía para su trabajo. Era lo único en lo que quería destacar: mantener en la cabeza de los medios y los académicos el nombre de sus clientes mientras el suyo permanecía en la sombra. De ahí la sorpresa con la que fue recibida esta semana la noticia de su testamento.
El documento hace pública una fortuna de 6,1 millones de dólares (4,5 millones de euros) y, además de a numerosas instituciones benéficas, nombra como principal beneficiaria a su sobrina Melissa Cohen y hace burla de su también sobrina Jill Gatsby, a quien solo deja 10 dólares a la vez que subraya por escrito que lo hace adrede. Otros rumores, no descartados por la policía, incluyen como motivo del crimen los posibles celos profesionales generados por los éxitos de filmes como Paseando a Miss Daisy o Cocoon, de cuya promoción se encargó ella.
Hay cientos de especulaciones y una sola certeza: según la policía, el asesinato de Ronni Chasen no fue fortuito sino resultado de un golpe profesional. A Chasen le sorprendió la muerte cuando regresaba a medianoche del estreno de la película Burlesque. Primero se pensó que la publicista había sido víctima de un fuego cruzado o de un equívoco. Sin embargo un portavoz policial desveló que se trata de un crimen premeditado, los disparos obra de un profesional y ella, la víctima buscada. Entre las pruebas que apuntan en este sentido está el hecho de que fueran recogidos todos los casquillos de bala del lugar del crimen. Que ese profesional sea Smith está por ver, pero el caso ya da para una película.
Una cantante japonesa suple a Michael Jackson
Los Jackson Five actúan en Tokio con la estrella del pop Ai Carina .
La máquina de hacer dinero no puede detenerse. Hace año y medio que falleció en Los Ángeles Michael Jackson, hace año y medio que se han multiplicado las ventas de sus discos, los homenajes de todo tipo y la aparición de trabajos póstumos. Lo que no había generado en sus últimos meses de vida (las cuentas económicas del pequeño de la familia Jackson eran lamentables), sí ha crecido tras su muerte.
Y los hermanos no podían quedarse atrás. Según el diario The Guardian, la cantante pop japonesa Ai Carina suplirá a Michael en la gira de los Jackson Five que empezará con dos conciertos el 14 y 15 de octubre de 2011. Junto a ella, obviamente, estarán Jackie, Tito, Jermaine y Marlon. El otro vástago, Randy, no partipará, pero tanto él, como las hermanas e incluso su madre, Katherine, que controla gran parte de los enormes ingresos que actualmente genera el legado de su hijo, están de acuerdo, apoyan las actuaciones y recibirán parte de los beneficios.
Por ahora parece que esos dos conciertos (no se sabe el sitio exacto ni el nombre del promotor pero sí que participarán los albaceas del testamento del Rey del Pop, John Branca y John McClain) tendrán lugar en Tokio. De ahí la elección de Ai Carina.
A sus 29 años, Carina, nacida en Los Ángeles e hija de un japonés y de una mujer mitad japonesa mitad italiana, es una estrella en toda Asia. Ya ha editado ocho álbumes, ha vendido miles de copias y se convirtió en la primera artista femenina que fichó por el emblemático sello Def Jam. No está mal para alguien que empezó bailando en un videoclip de Janet Jackson, el del tema Go deep. Premonitorio.
Por supesuto Ai Carina Uemura se ha confesado gran fan de Michael, y que por eso la escogió la familia Jackson, que su máximo deseo en la vida es "ser original", aunque de tener un maestro, este sería el hombre al que suplirá en el escenario.
Carina ya ha hecho diversas declaraciones que explican un poco más el espectáculo: "Sería bonito poder contar con los productores que colaboraron en los mejores trabajos de Michael". La cantante de hip-hop y pop lo dice porque espera grabar nuevas canciones con los músicos de la familia de su ídolo para el primer acto en el que los Jackson resucitarán títulos míticos como ABC o Can you feel it?. Tras el óbito de Michael, el 25 de junio de 2009, todos los esfuerzos por hacer esta gira habían fracasado.
La apuesta japonesa de los Jackson (aprobada por la matriarca Katherine en una carta que dice que a su hijo le "encantaba visitar ese maravilloso país y siempre sintió un gran amor por sus seguidores japoneses") tiene todo el sentido: en ese país Michael tiene cientos de miles de fans. Y allí podrían poner a prueba las canciones, los bailes y los efectos visuales que las acompañen antes de arrancar lo que quieren se convierta en una gira mundial, algo que aún está lejos de concretarse.
La máquina de hacer dinero no puede detenerse. Hace año y medio que falleció en Los Ángeles Michael Jackson, hace año y medio que se han multiplicado las ventas de sus discos, los homenajes de todo tipo y la aparición de trabajos póstumos. Lo que no había generado en sus últimos meses de vida (las cuentas económicas del pequeño de la familia Jackson eran lamentables), sí ha crecido tras su muerte.
Y los hermanos no podían quedarse atrás. Según el diario The Guardian, la cantante pop japonesa Ai Carina suplirá a Michael en la gira de los Jackson Five que empezará con dos conciertos el 14 y 15 de octubre de 2011. Junto a ella, obviamente, estarán Jackie, Tito, Jermaine y Marlon. El otro vástago, Randy, no partipará, pero tanto él, como las hermanas e incluso su madre, Katherine, que controla gran parte de los enormes ingresos que actualmente genera el legado de su hijo, están de acuerdo, apoyan las actuaciones y recibirán parte de los beneficios.
Por ahora parece que esos dos conciertos (no se sabe el sitio exacto ni el nombre del promotor pero sí que participarán los albaceas del testamento del Rey del Pop, John Branca y John McClain) tendrán lugar en Tokio. De ahí la elección de Ai Carina.
A sus 29 años, Carina, nacida en Los Ángeles e hija de un japonés y de una mujer mitad japonesa mitad italiana, es una estrella en toda Asia. Ya ha editado ocho álbumes, ha vendido miles de copias y se convirtió en la primera artista femenina que fichó por el emblemático sello Def Jam. No está mal para alguien que empezó bailando en un videoclip de Janet Jackson, el del tema Go deep. Premonitorio.
Por supesuto Ai Carina Uemura se ha confesado gran fan de Michael, y que por eso la escogió la familia Jackson, que su máximo deseo en la vida es "ser original", aunque de tener un maestro, este sería el hombre al que suplirá en el escenario.
Carina ya ha hecho diversas declaraciones que explican un poco más el espectáculo: "Sería bonito poder contar con los productores que colaboraron en los mejores trabajos de Michael". La cantante de hip-hop y pop lo dice porque espera grabar nuevas canciones con los músicos de la familia de su ídolo para el primer acto en el que los Jackson resucitarán títulos míticos como ABC o Can you feel it?. Tras el óbito de Michael, el 25 de junio de 2009, todos los esfuerzos por hacer esta gira habían fracasado.
La apuesta japonesa de los Jackson (aprobada por la matriarca Katherine en una carta que dice que a su hijo le "encantaba visitar ese maravilloso país y siempre sintió un gran amor por sus seguidores japoneses") tiene todo el sentido: en ese país Michael tiene cientos de miles de fans. Y allí podrían poner a prueba las canciones, los bailes y los efectos visuales que las acompañen antes de arrancar lo que quieren se convierta en una gira mundial, algo que aún está lejos de concretarse.
'El escritor', de Roman Polanski, arrasa en los Premios del Cine Europeo 2010
Se lleva seis premios de los siete a los que aspiraba, entre ellos al mejor guión, a la mejor dirección y a la mejor película
Sobre un escenario glacial que parecía más una resbaladiza pista de hielo que unas tablas para expresar emociones, el Nokia Concert Hall de Tallín (Estonia) acogió anoche los 23º Premios del Cine Europeo, es decir los (eso dicen) Oscar del viejo continente. Unos premios organizados por la Academia del Cine Europeo (sufragada principalmente por la Loteria Nacional de Alemania) que pretenden cada año hacer autobombo del cine que se produce con dinero europeo. Una ambición, como se pudo comprobar anoche, nada sencilla.
En una gala que rozó lo insoportable, presentada por una pareja de humoristas sin gracia, con un coro casi diabólico de pequeñas cantoras acompañadas por una banda musical de magazine matinal, El escritor, de Roman Polanski, se impuso con seis premios de los siete a los que aspiraba.
Fue la película más celebrada en una noche marcada más por las ausencias que por las presencias. La primera, la del propio Polanski, que se conectó tres veces a Skype para los agradecimientos, al mejor guión, a la mejor dirección y a la mejor película.
El cineasta polaco no viajó a Tallín por el acuerdo de extradición que mantiene Estonia con Estados Unidos, donde sigue pendiente un juicio contra él por la violación a finales de los años setenta de una menor. "Muchas gracias a todos mis compañeros y gracias a mi equipo, que era genuinamente europeo", señaló en la videoconferencia, sentado frente a un ordenador, desde lo que parecía un despacho, en camiseta y con esa infantil sonrisa que aún mantiene a los 77 años.
Su película sobre un escritor contratado como negro por un presidente de Gobierno encierra muchas de las obsesiones de este hombre sobre el que pesa un pasado de verdugo por un suceso terrible pero que también es víctima de las peores atrocidades de nuestro tiempo: sobrevivió al gueto de Varsovia y, años después, a una de las matanzas más atroces de la, hasta entonces, feliz era de Acuario. El escritor es una película sobre la doble moral, la corrupción política, la conspiración y la condición de títere de muchos de nuestros dirigentes. Y el pulso de Polanski para contarlo fue reconocido ayer en su vieja Europa.
También por vídeo, aunque no en directo, el protagonista de la película, el escocés Ewan McGregor, celebró su premio al mejor actor. McGregor se comunicó desde Tailandia, donde está rodando The impossible, la película española sobre el tsunami de 2004. Y esa fue, por desgracia, la única nota española de la noche. Ni el guión de Celda 211, de Daniel Monzón y Jorge Gerricaechevarría, ni la interpretación de Luis Tosar en este mismo drama carcelario, ni los decorados de Paola Bizarri y Luis Ramírez para Don Giovanni, de Carlos Saura, se llevaron nada. Sí lo hizo el chileno Patricio Guzman, mejor documental por Nostalgia de la luz. Se lo dedicó a las mujeres chilenas, "que todavía son víctimas de la dictadura de Pinochet", dijo. Sin embargo, la ausencia española más grave fue la de Luis García Berlanga. En la gala se recordaron las recientes pérdidas del italiano Mario Monicelli y el francés Claude Chabrol, pero se omitió de forma inexplicable y vergonzante al director de Plácido. Lo mismo pasó con Eric Rohmer.
El temporal de nieve que ha sobrevolado el norte de Europa convirtió las primeras horas de los premios en un ajetreado listado de nombres que pendía de las comunicaciones aéreas.
Algunos anunciados -como Ken Loach, que viajaba desde Londres- no llegaron y otros sin anunciar, como Juliette Binoche, fueron una agradable sorpresa.
Pese a todo, el ambiente festivo, prenavideño y opulento, se mantuvo caliente durante esta curiosa cita turístico-cultural que el padre de la criatura -y presidente-, el cineasta Wim Wenders, organiza desde los despachos de la EFA, en Berlín. Pese a las inclemencias, los premios lograron reunir a todo tipo de "trabajadores" del cine, creyentes de una industria que, a pesar de las dificultades (y las a veces insalvables diferencias nacionales), aún respira y mantiene la fe en este arte del siglo XX obligado a renacer en el XXI.
Un tránsito hacia un futuro incierto por el que Bruno Ganz, que recibió ayer el homenaje a toda su carrera, no expresó demasiado interés. En una charla que el actor alemán mantuvo en el cine Solaris (no, no se trata de una sala de arte y ensayo sino de un centro comercial con los últimos estrenos de Hollywood), Ganz confesó su falta de interés por el cine como industria económica y, por otro lado, su drástica despedida del teatro ("después de 20 años he decido que no me interesa lo más mínimo el rumbo ligero que el teatro ha tomado en Alemania", dijo). El protagonista de El hundimiento explicó que vive su pasado en la pantalla con desapego: "Yo no soy de esos que ven sus películas, muchas ni las tengo en DVD. Cuando las veo me pongo nervioso porque el tiempo destruye muchas de ellas. He hecho películas por dinero, otras porque me gustaban las personas que trabajan en ellas o los lugares donde se rodaban. Dos tercios de lo que he hecho no me avergüenza como actor. Suficiente". De ese lote de buen cine, Ganz citó El cielo sobre Berlín, filme que calificó de documento de un lugar ya inexistente. "Sencillamente el Berlín de esa ciudad ha desaparecido, así que yo hoy la veo como un documental más que como una película". Una afirmación a la que Wim Wenders, director de la película, apostilló: "Sí, el único documental con ángeles de la historia".
Sobre un escenario glacial que parecía más una resbaladiza pista de hielo que unas tablas para expresar emociones, el Nokia Concert Hall de Tallín (Estonia) acogió anoche los 23º Premios del Cine Europeo, es decir los (eso dicen) Oscar del viejo continente. Unos premios organizados por la Academia del Cine Europeo (sufragada principalmente por la Loteria Nacional de Alemania) que pretenden cada año hacer autobombo del cine que se produce con dinero europeo. Una ambición, como se pudo comprobar anoche, nada sencilla.
En una gala que rozó lo insoportable, presentada por una pareja de humoristas sin gracia, con un coro casi diabólico de pequeñas cantoras acompañadas por una banda musical de magazine matinal, El escritor, de Roman Polanski, se impuso con seis premios de los siete a los que aspiraba.
Fue la película más celebrada en una noche marcada más por las ausencias que por las presencias. La primera, la del propio Polanski, que se conectó tres veces a Skype para los agradecimientos, al mejor guión, a la mejor dirección y a la mejor película.
El cineasta polaco no viajó a Tallín por el acuerdo de extradición que mantiene Estonia con Estados Unidos, donde sigue pendiente un juicio contra él por la violación a finales de los años setenta de una menor. "Muchas gracias a todos mis compañeros y gracias a mi equipo, que era genuinamente europeo", señaló en la videoconferencia, sentado frente a un ordenador, desde lo que parecía un despacho, en camiseta y con esa infantil sonrisa que aún mantiene a los 77 años.
Su película sobre un escritor contratado como negro por un presidente de Gobierno encierra muchas de las obsesiones de este hombre sobre el que pesa un pasado de verdugo por un suceso terrible pero que también es víctima de las peores atrocidades de nuestro tiempo: sobrevivió al gueto de Varsovia y, años después, a una de las matanzas más atroces de la, hasta entonces, feliz era de Acuario. El escritor es una película sobre la doble moral, la corrupción política, la conspiración y la condición de títere de muchos de nuestros dirigentes. Y el pulso de Polanski para contarlo fue reconocido ayer en su vieja Europa.
También por vídeo, aunque no en directo, el protagonista de la película, el escocés Ewan McGregor, celebró su premio al mejor actor. McGregor se comunicó desde Tailandia, donde está rodando The impossible, la película española sobre el tsunami de 2004. Y esa fue, por desgracia, la única nota española de la noche. Ni el guión de Celda 211, de Daniel Monzón y Jorge Gerricaechevarría, ni la interpretación de Luis Tosar en este mismo drama carcelario, ni los decorados de Paola Bizarri y Luis Ramírez para Don Giovanni, de Carlos Saura, se llevaron nada. Sí lo hizo el chileno Patricio Guzman, mejor documental por Nostalgia de la luz. Se lo dedicó a las mujeres chilenas, "que todavía son víctimas de la dictadura de Pinochet", dijo. Sin embargo, la ausencia española más grave fue la de Luis García Berlanga. En la gala se recordaron las recientes pérdidas del italiano Mario Monicelli y el francés Claude Chabrol, pero se omitió de forma inexplicable y vergonzante al director de Plácido. Lo mismo pasó con Eric Rohmer.
El temporal de nieve que ha sobrevolado el norte de Europa convirtió las primeras horas de los premios en un ajetreado listado de nombres que pendía de las comunicaciones aéreas.
Algunos anunciados -como Ken Loach, que viajaba desde Londres- no llegaron y otros sin anunciar, como Juliette Binoche, fueron una agradable sorpresa.
Pese a todo, el ambiente festivo, prenavideño y opulento, se mantuvo caliente durante esta curiosa cita turístico-cultural que el padre de la criatura -y presidente-, el cineasta Wim Wenders, organiza desde los despachos de la EFA, en Berlín. Pese a las inclemencias, los premios lograron reunir a todo tipo de "trabajadores" del cine, creyentes de una industria que, a pesar de las dificultades (y las a veces insalvables diferencias nacionales), aún respira y mantiene la fe en este arte del siglo XX obligado a renacer en el XXI.
Un tránsito hacia un futuro incierto por el que Bruno Ganz, que recibió ayer el homenaje a toda su carrera, no expresó demasiado interés. En una charla que el actor alemán mantuvo en el cine Solaris (no, no se trata de una sala de arte y ensayo sino de un centro comercial con los últimos estrenos de Hollywood), Ganz confesó su falta de interés por el cine como industria económica y, por otro lado, su drástica despedida del teatro ("después de 20 años he decido que no me interesa lo más mínimo el rumbo ligero que el teatro ha tomado en Alemania", dijo). El protagonista de El hundimiento explicó que vive su pasado en la pantalla con desapego: "Yo no soy de esos que ven sus películas, muchas ni las tengo en DVD. Cuando las veo me pongo nervioso porque el tiempo destruye muchas de ellas. He hecho películas por dinero, otras porque me gustaban las personas que trabajan en ellas o los lugares donde se rodaban. Dos tercios de lo que he hecho no me avergüenza como actor. Suficiente". De ese lote de buen cine, Ganz citó El cielo sobre Berlín, filme que calificó de documento de un lugar ya inexistente. "Sencillamente el Berlín de esa ciudad ha desaparecido, así que yo hoy la veo como un documental más que como una película". Una afirmación a la que Wim Wenders, director de la película, apostilló: "Sí, el único documental con ángeles de la historia".
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