Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

12 oct 2010

'Big Menu' de complementos

El tamaño sí importa. La tendencia XXL va más allá de los envases gigantescos de la cadenas de comida rápida. Nueva York es la ciudad donde todo se magnifica y las 'celebrities' que allí viven se empapan de una nueva moda que, aunque no siempre favorece, nadie negará que capta la atención de cualquiera. (Fotos: Gtresonline).




Rachel Bilson con bolso gigante.

Manuel Alexandre fallece en Madrid a los 92 años

Era uno de los grandes actores de reparto en el cine y teatro de las últimas siete décadas
Manuel Alexandre iba a cumplir el próximo 11 de noviembre 93 años. El actor ha fallecido hoy a las 7.30 en el Hospital San Camilo, donde estaba ingresado en la planta séptima desde hacía semanas a causa de un deterioro generalizado en su estado de salud. Está previsto que su capilla ardiente se instale mañana de 10.00 a 17.00 en el Teatro Español de la madrileña plaza de Santa Ana, uno de los teatros en los que debutó como actor en los años cuarenta del pasado siglo.

 Desde allí, el féretro se trasladará al crematorio del cementerio de la Almudena, donde será incinerado.




Reacciones: "No se puede definir a ese pedazo de ser humano"

Todo el mundo quiere a Manolo

"Me gustan las mujeres y los percebes"

"En esta profesión, el azar es decisivo"

Un actor que es una voz





Nacido en Madrid, abandonó los estudios de Derecho y aparejador, para convertirse en actor, mientras que los estudios de periodismo los tuvo que abandonar al estallar la guerra civil española. Durante su etapa universitaria asistió a clases de declamación en el Real Conservatorio de Madrid, con la famosa Carmen Seco, teniendo como compañeros a Fernando Fernán-Gómez, desde entonces íntimo amigo suyo, y Rafael Alonso, con quienes intervino en funciones del TEU.
 Esa fue su gran base para posteriormente ejercer en las últimas siete décadas su oficio, en el que se convirtió en uno de los grandes actores de reparto de la televisión y del cine español, donde trabajó en más de 300 películas, así como en un conocido y popular intérprete de teatro participando en centenares de funciones.



Manuel Alejandre Abarca cambió la letra jota de su apellido por una equis, "a lo mejor por el afrancesamiento", decía ayer su sobrino Paco, quien junto con Nines, su mujer, han estado especialmente pendientes de él estos últimos tiempos de precaria salud, al igual que su colega Alvaro de Luna, con quien mantuvo una larguísima, inquebrantable y profunda amistad sólo rota por la muerte del anciano actor.



"Lo que más me ha gustado a mí de siempre son las mujeres y los percebes", dijo en varias ocasiones este actor que comenzó su carrera profesional en los durísimos años cuarenta. En la gran pantalla debutó en 1947 con Dos cuentos para dos, de Luis Lucia. Posteriormente, interpretó un pequeño papel en Bienvenido, Mister Marshall (1950), de Luis García Berlanga, con el que trabajaría en otras películas suyas, como Calabuch (1956), Plácido (1961) por cuyo trabajo recibe el Premio Nacional , El verdugo (1963) donde era el ejecutado al que prácticamente no se le ve, o El secreto de papá (1959). Asimismo, Alexandre formó parte del reparto de Calle Mayor (1956), de Juan Antonio Bardem. Su carrera cinematográfica prosiguió con títulos como Atraco a las tres (1962), de José María Forqué, e Historias de la televisión (1965), de José Luis Sáenz de Heredia.



Durante las primeras décadas de la democracia fue uno de los rostros habituales en el cine más comercial, pero a partir de finales de los años ochenta colaboró asiduamente y retomó la colaboración con directores tan destacados como José Luis Cuerda, Francisco Regueiro, Berlanga, José Luis García Sánchez o Manolo Gutiérrez Aragón.



De 'Los ladrones van a la oficina' a 'Siete vidas'



En televisión participó en diversas producciones televisivas, como en Fortunata y Jacinta,Los ladrones van a la oficina, Siete vidas, La petición de mano o La venganza de don Mendo. Su última intervención en este medio fue un portentoso trabajo en el que interpretaba al general golpista Francisco Franco, jefe de estado español durante cuatro décadas, en la mini serie 20-N de Roberto Bodegas.



Entre sus grandes éxitos en los escenarios cabe destacar su interpretación en My Fair Lady (1983), Luces de bohemia (1984) y Madre Coraje y sus hijos (1986). Alexandre recibió numerosos premios a lo largo de su vida, entre ellos el Premio Nacional por su trabajo en Plácido, el Premio de la Crítica Cinematográfica, el de la Unión de Actores, por el conjunto de su carrera, y el Goya honorífico.



Al margen de su actividad como actor Alexandre era muy aficionado a la pintura y a la literatura y participó durante años en la tertulia La juventud creadora del Café Gijón de Madrid, que con los años se convirtió en su tertulia de íntimos amigos donde mientras pudo desplazarse iba a conversar a la caída de la tarde.

Palabras

Me hacen falta las palabras

los rayos de sol por la mañana

el silbido del viento que se cuela por la ventana

y tus manos acariciando mi espalda.





Necesito tu presencia

Necesito tu compañía

Necesito más que nada tu alegría.





Quiero sentirme arropada y tibia

quiero tus besos en cada uno de mis días

quiero tus nostalgias en mi almohada

quiero tus sueños cada mañana.





Deseo verte, respirar , olerte

y siempre que pueda

en cada descuido tuyo

robarte la mirada.
 

Ángeles inocentes o exterminadores

Ángeles inocentes o exterminadores







En estos días se celebra en mucho lugares la fiesta de San Miguel Arcángel, aquél de quien se dice que capitaneó a los ángeles fieles a Dios para derrotar y enviar al infierno a Luzbel, el octavo arcángel, que había pecado de soberbia y acabó transformándose en el símbolo de lo tenebroso, el mal, Lucifer.
 La tradición ha ido creando unas ideas sobre los ángeles que tienen poco que ver con la función que los textos bíblicos les asignan, y también aparecen en otras religiones monoteístas, como el Islam, pues no debemos olvidar que el profeta Mahoma recibía mensajes del Arcángel San Gabriel, al que la tradición ha destinado el papel de comunicador, pues también aparece varias veces en La Biblia y en Los Evangelios con la misma función.






Esto, por supuesto, pertenece al acervo religioso y por ende cultural de varias civilizaciones, entre ellas la nuestra. Por lo tanto, es cuestión de fe, creer o no creer, pero resulta muy curioso que sobre un asunto tan evanescente se haya sistematizado tanto durante siglos, hasta el punto de que se han establecido hasta ocho categorías y toda una serie de misiones. El equívoco popular es relacionar lo angelical con la inocencia, la belleza, la bondad y la misericordia, y cuando alguien tiene apariencia inocente y bella decimos que tiene cara de ángel.
 Pero no es así, porque tenemos que pensar que tanto en el Antiguo Testamento como en el Corán, los ángeles son los encargados de hacer cumplir la voluntad de Dios, y aquel es un Dios justiciero que a veces montaba en cólera, el Dios que destruyó con fuego las ciudades de Sodoma y Gomorra, el mismo que envió las diez plagas a Egipto, el que ordenó el Diluvio Universal.






Y la ejecución de estos castigos forma parte de los cometidos de los ángeles. Se habla de un Angel Custodio o Angel de la Guarda, pero también aparece Azrael, que es nombre del Angel Exterminador. En Estados Unidos, especialmente en California, hay desde hace unos años una corriente que da protagonismo a los ángeles (Su ciudad más populosa es precisamente Los Ángeles), con miles de seguidores y creyentes, aunque la tradición cristiana sigue pensando en los ángeles como unos seres mágicos, que en la iconografía barroca a veces sólo tienen cabeza y alas, cuando en ningún texto de referencia dice que los ángeles tengan alas, por mucho que se empeñara Frank Capra en hacer que los ángeles consiguieran alas al toque de una campanilla en la película inolvidable Qué bello es vivir.






Aparte de Miguel, Gabriel y Rafael, que son los tres únicos ángeles que están en el santoral católico (también el genérico Angel), hay variedad de ángeles y arcángeles en los textos y en la tradición: Uriel, Sariel, Rauel, Refael, Jofiel, Chamuel, Zadquiel y Azrael, el mencionado Angel de la Muerte. Siempre aparecen cumpliendo órdenes de Dios, administrando castigos o advirtiendo de males futuros. Por eso resulta tan chocante la idea de bondad y ayuda que se les asigna en la creencia popular. Cuando se dice de alguien que es un ángel tratamos de definirlo como cándido, inocente y frágil. Pero los ángeles no son nada de eso, porque se les supone total sabiduría, grandes poderes y una capacidad de percepción en las antípodas de la inocencia.






Pero de todos los ángeles, el que más predicamento tiene en todo Occidente y por supuesto en Canarias es San Miguel Arcángel, el vencedor del rebelde Luzbel, que en la iconografía al uso aparece sometido a los pies del Arcángel, que blande una espada flamígera. En Canarias se celebra con especial arraigo popular en el pueblo palmero de Tijarafe y en el grancanario de Valsequillo, donde ya es tradición llamar al demonio "Perro Maldito". Hay más lugares donde se celebra esta fiesta, y son legión los canarios que llevan Miguel en su nombre, sea solo o compuesto. Las fiestas de Valsequillo son ya un referente en la isla, y en Lanzarote también tiene su cancha el llamado Jefe de los Ángeles.






Se cuenta que el trasiego de imágenes en Lanzarote forma parte de las anécdotas de la historia. Dicen que en una parroquia de prestigio, en la que celebran a San Miguel, tenía un cuadro del Arcángel que el viento derribaba en las procesiones. Como no había forma de conseguir una escultura de San Miguel, llegaron a un acuerdo con otra parroquia, en la que había un Angel de la Guarda. Se lo llevaron. Le hicieron un perro de yeso a sus pies le colocaron en una de sus manos una espada pintada de color naranja para que pareciera de fuego, y ese es el San Miguel que lleva siglos saliendo en procesión. Se cuenta lo mismo del San Ginés de Arrecife, que también era un cuadro y los próceres compraron a un mercante holandés un San Agustín que llevaba hacia Guayana. Los dos fueron obispos, sólo que el de Hipona era negrito berberisco y San Ginés rubio pelirrojo francés. Pues lo colocaron en la peana y le disimularon el libro que llevaba San Agustín. Será verdad o mentira, pero es una historia interesante, porque al fin y al cabo en estas cosas lo que manda es la tradición.






Y con ángeles inocentes o exterminadores, San Miguel forma parte de la cultura popular de nuestra tierra, cuando se dice que el 29 de septiembre hay que tener cuidado porque el Arcángel deja al diablo suelto durante una hora que nunca se sabe cuál es, y ahí está el misterio.



Sacado de Bardinia de Emilio González Déniz