Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

11 oct 2010

Me basta así

PINO

Algún día seré pino,

sentiré al sol refugiarse en mi sombra,

miraré la montaña poblada de verde,

en el amanecer me acariciará el rocío,

y en el anochecer me dormirán los pájaros.



Algún día seré pino,

para alargar mis raíces entre la lava,

sujetar la tierra con mis dedos de madera

y salvaguardar los sentimientos

que dieron nombre a este rincón que amo.



Algún día seré pino,

seré beneficio que le robe gotas a la bruma

para llevar humedad al suelo que me acoge,

y crearé un lecho de pinocha enamorada

para que los amantes descubran la ternura.



Algún día seré pino

un árbol hermoso erguido de esperanza,

con corazones y fechas talladas en mi carne,

un legajo de atavismos guardado en la memoria

y el amor de mi pueblo adherido al corazón.

Publicado por Pacogor y Patty

Barrancos de mi Tierra

Barrancos de mi tierra,

surcos de belleza primitiva

que recorren la orografía insular

en un quebrado trayecto

desde la cumbre hasta el mar.



Te hablo del que bautizaron

con nombre de infierno

pero ha sido tallado con esmero

y transformado en Paraíso

en los apogeos de Adeje.



Me refiero a un misterio

que surca espectral las laderas

del Barranco de Badajoz,

creando leyendas y magia

cuando llega la noche...



Se trata de los milagros de Masca,

donde la naturaleza muestra

su lado más grandioso

y nos obsequia con el premio

de una hermosa playa en su final.



Son los nombres más ilustres,

pero cualquiera podría valer

para conocer la verdadera

inspiración natural de la isla

y sobrecoger el corazón.

Publicado por Pacogor y Patty
 

Viento de Otoño

El viento de otoño es de un grosor mayor. Viene grandioso y redondo como los cúmulos. Se eleva por las paredes de la claridad y se tiñe con los timbres de todas las tristezas. Luego se hace azul, transparente, levanta las hojas del suelo y se va él solo más allá, por donde nace constante el invierno.



Es el único localismo aplicable a los fenómenos como el viento o la luz, el de las estaciones, marcado por los declives y distancias del sol con la tierra. Estaba yo el otro día tumbado en una tarde en El Pedroso, en las estribaciones de la Sierra Morena sevillana, bebiéndome el intenso azul del cielo, y pensé en lo idiota que uno es cuando pregona la luz de las Islas, o la del Mediterráneo.


Era tan intenso que continué abrigándome con aquel azul, que mis ojos no podían terminar de repasar. En el pueblo, silencioso, limpio y bruñido, no habrá poeta que teorice sobre la luz de las serranías, como nosotros hicimos alguna vez con las insularidades.


Es como el mar. Que es mismo en cualquier parte. En invierno, nítido y denso, mayor de edad.


Viento de otoño, has dejado de jugar con las cañas. Tienes para ti toda la hojarasca.




Publicado por José Carlos Cataño