11 oct 2010
Algo personal DAVID TRUEBA
Soñé que Mario Vargas Llosa soñaba que al recoger el Premio Nobel de Literatura descubría que el ganador era Alberto Fujimori. Vargas Llosa ya perdió las elecciones de Perú frente a Fujimori.
Una vez más la inteligencia y el prestigio fueron factores sospechosos, virtudes que descuentan.
La experiencia traumática, que llevó a Vargas Llosa desde los mítines masivos a la soledad de la mesa de escritura, fue contada por él en un libro amargo y clarividente. Y pasado el exorcismo, pudimos recuperar al escritor, en lo que ha resultado ser para la historia de la literatura en castellano una dulcísima derrota.
Hace poco comentábamos la sencilla manera que tiene la derrota de transformarse en victoria, y viceversa. La Academia Sueca proporcionó un ejemplo delicioso. Los esfuerzos de estos días por tirar del premiado hacia una orilla o la otra eran divertidos. Para los medios conservadores era casi la consagración del thatcherismo y la guerra preventiva.
Para el progresismo era la demostración de que aún hay vida inteligente al margen del sectarismo ideológico, donde todo es de derechas o de izquierdas antes de ser cualquier otra cosa.
Hay que celebrar que el mundo creativo e intelectual escapa al delirio de la democratización de todos los aspectos humanos.
La literatura y el pensamiento no se juzgan en referéndum. Como creer en Dios no se decide por mayoría o el nombre de tus hijos no se escoge en votación de la escalera de vecinos. Necesitábamos una urgente reivindicación de la independencia. Que el criterio, la exigencia, el riesgo puedan enfrentarse a los designios mayoritarios sin rubor. Deben hacerlo. Que la mejor manera que hemos inventado para elegir un Gobierno sea la votación popular no significa que las ventas o la audiencia o la unanimidad prescriban lo fundamental.
Vargas Llosa representa la discordia con talento, el criterio individual bien escrito. Me temo que su premio es suyo, y lo sano es que la alegría colectiva celebre el mérito personal.
Una vez más la inteligencia y el prestigio fueron factores sospechosos, virtudes que descuentan.
La experiencia traumática, que llevó a Vargas Llosa desde los mítines masivos a la soledad de la mesa de escritura, fue contada por él en un libro amargo y clarividente. Y pasado el exorcismo, pudimos recuperar al escritor, en lo que ha resultado ser para la historia de la literatura en castellano una dulcísima derrota.
Hace poco comentábamos la sencilla manera que tiene la derrota de transformarse en victoria, y viceversa. La Academia Sueca proporcionó un ejemplo delicioso. Los esfuerzos de estos días por tirar del premiado hacia una orilla o la otra eran divertidos. Para los medios conservadores era casi la consagración del thatcherismo y la guerra preventiva.
Para el progresismo era la demostración de que aún hay vida inteligente al margen del sectarismo ideológico, donde todo es de derechas o de izquierdas antes de ser cualquier otra cosa.
Hay que celebrar que el mundo creativo e intelectual escapa al delirio de la democratización de todos los aspectos humanos.
La literatura y el pensamiento no se juzgan en referéndum. Como creer en Dios no se decide por mayoría o el nombre de tus hijos no se escoge en votación de la escalera de vecinos. Necesitábamos una urgente reivindicación de la independencia. Que el criterio, la exigencia, el riesgo puedan enfrentarse a los designios mayoritarios sin rubor. Deben hacerlo. Que la mejor manera que hemos inventado para elegir un Gobierno sea la votación popular no significa que las ventas o la audiencia o la unanimidad prescriban lo fundamental.
Vargas Llosa representa la discordia con talento, el criterio individual bien escrito. Me temo que su premio es suyo, y lo sano es que la alegría colectiva celebre el mérito personal.
La imagen de la princesa de Éboli ha llegado a nosotros deformada"
La agenda de Belén Rueda (Madrid, 1965), una de las actrices más versátiles y con más proyección, echa humo. Los ojos de Julia, un thriller de terror, producido por Guillermo del Toro (El laberinto del fauno), abrió el jueves pasado el Festival Internacional de Sitges y está a punto de viajar a Pamplona para empezar el rodaje de No tengas miedo, una película sobre abusos infantiles, a las órdenes de Montxo Armendáriz. Entre medias ha tenido tiempo para protagonizar La princesa de Éboli, una miniserie para Antena 3 que recrea la figura de Ana Mendoza de la Cerda, que tras dar a luz a 10 hijos y enviudar, vivió una apasionada historia de amor con Antonio Pérez (Hugo Silva), secretario de Felipe II (Eduard Fernández).
Belén Rueda
Pregunta. Desde Los Serrano no se asomaba por la pequeña pantalla, ¿qué le atrajo de La princesa de Éboli?
Respuesta. Me atraía interpretar a un personaje muy especial en una época, el siglo XVI, muy complicada para las mujeres, y ella se adelantó claramente a su tiempo. Entonces, a las mujeres influyentes de la Corte no las dejaban opinar sobre política o literatura, y si lo hacían era de una forma muy soterrada. Lo que hemos pretendido aquí ha sido hacer cercanos a los personajes. Su día a día estaba lleno de alegrías, tristezas, felicidad, amor o desamor, igual que ocurre ahora. Vaivenes vitales, que no se estudian en los libros.
P. ¿Para recrear su papel leyó antes libros y vio películas sobre el personaje o prefirió ir con la página en blanco?
R. No, no se puede ir virgen a un personaje histórico. Para los actores es muy importante sentir curiosidad, y yo la tuve con esta mujer que se relacionó con figuras como Felipe II o Antonio Pérez, que tuvieron mucho que ver con el destino del Imperio.
P. A la princesa de Éboli le persigue una leyenda negra de aristócrata intrigante y casquivana. ¿Qué opina usted?
R. Yo creo que, sobre todo, fue una mujer de ideas propias, luchadora e independiente en un momento en que eso era casi un delito. La imagen de la princesa de Éboli ha llegado a nosotros deformada. La miniserie retrata a una mujer que se casó con 13 años y tuvo un matrimonio de lo más normal. Según los escribas, fue fiel y dedicada a sus hijos, y a quien ser tuerta no le mermó atractivo, al revés, le proporcionó misterio. Felipe II y ella mantuvieron una relación muy especial. El Rey no consentía que nadie se inmiscuyera demasiado en sus asuntos, sin embargo, Ana Mendoza era una de las pocas personas a la que permitió ciertas licencias. Estuvo encerrada 10 años y nunca fue juzgada. ¿Por qué? Probablemente por cuestiones personales, más que por asuntos de Estado.
P. ¿A qué cree que se debe ese afán historicista por parte de las cadenas?
R. Creo que se ha abierto ahí una vía maravillosa. Cuando funciona una serie de determinadas características existe cierta inercia a hacer lo mismo; y si antes no se había explotado ese filón es porque quizá parecía que al público no le interesaba y resulta que es más inteligente de lo que se piensa. Lo que hay que hacer es humanizar las historias y hacerlas atractivas para el espectador, que con ellas aprende o recuerda hechos muy decisivos e importantes que sucedieron muchos años atrás.
P. ¿Ahora se embarcaría en una serie de larga duración como Los Serrano o Periodistas?
R. Si es un proyecto que me interesa, voy de cabeza. En los últimos años me he dedicado más al cine y al teatro, por eso parece que no quería volver a la televisión, pero no es así, me gusta mucho. Y a veces me han ofrecido cosas pero coincidían con otros trabajos.
P. ¿Qué pasa con su último proyecto, Soldados del desierto, serie sobre el ejército español en Afganistán?
R. ¿Qué pasa? Eso me pregunto yo.
P. ¿Quiere decir que ninguna televisión quiere arriesgarse con una serie protagonizada por una gran actriz, con un sobresaliente tirón mediático?
R. Soldados es un proyecto más costoso de lo normal, y ahora las cadenas no lo están pasando muy bien, hay mucha competencia... Y yo mantengo que, aunque tengas tirón, detrás tiene que haber un guión, un director, un reparto y una producción en condiciones.
Belén Rueda
Pregunta. Desde Los Serrano no se asomaba por la pequeña pantalla, ¿qué le atrajo de La princesa de Éboli?
Respuesta. Me atraía interpretar a un personaje muy especial en una época, el siglo XVI, muy complicada para las mujeres, y ella se adelantó claramente a su tiempo. Entonces, a las mujeres influyentes de la Corte no las dejaban opinar sobre política o literatura, y si lo hacían era de una forma muy soterrada. Lo que hemos pretendido aquí ha sido hacer cercanos a los personajes. Su día a día estaba lleno de alegrías, tristezas, felicidad, amor o desamor, igual que ocurre ahora. Vaivenes vitales, que no se estudian en los libros.
P. ¿Para recrear su papel leyó antes libros y vio películas sobre el personaje o prefirió ir con la página en blanco?
R. No, no se puede ir virgen a un personaje histórico. Para los actores es muy importante sentir curiosidad, y yo la tuve con esta mujer que se relacionó con figuras como Felipe II o Antonio Pérez, que tuvieron mucho que ver con el destino del Imperio.
P. A la princesa de Éboli le persigue una leyenda negra de aristócrata intrigante y casquivana. ¿Qué opina usted?
R. Yo creo que, sobre todo, fue una mujer de ideas propias, luchadora e independiente en un momento en que eso era casi un delito. La imagen de la princesa de Éboli ha llegado a nosotros deformada. La miniserie retrata a una mujer que se casó con 13 años y tuvo un matrimonio de lo más normal. Según los escribas, fue fiel y dedicada a sus hijos, y a quien ser tuerta no le mermó atractivo, al revés, le proporcionó misterio. Felipe II y ella mantuvieron una relación muy especial. El Rey no consentía que nadie se inmiscuyera demasiado en sus asuntos, sin embargo, Ana Mendoza era una de las pocas personas a la que permitió ciertas licencias. Estuvo encerrada 10 años y nunca fue juzgada. ¿Por qué? Probablemente por cuestiones personales, más que por asuntos de Estado.
P. ¿A qué cree que se debe ese afán historicista por parte de las cadenas?
R. Creo que se ha abierto ahí una vía maravillosa. Cuando funciona una serie de determinadas características existe cierta inercia a hacer lo mismo; y si antes no se había explotado ese filón es porque quizá parecía que al público no le interesaba y resulta que es más inteligente de lo que se piensa. Lo que hay que hacer es humanizar las historias y hacerlas atractivas para el espectador, que con ellas aprende o recuerda hechos muy decisivos e importantes que sucedieron muchos años atrás.
P. ¿Ahora se embarcaría en una serie de larga duración como Los Serrano o Periodistas?
R. Si es un proyecto que me interesa, voy de cabeza. En los últimos años me he dedicado más al cine y al teatro, por eso parece que no quería volver a la televisión, pero no es así, me gusta mucho. Y a veces me han ofrecido cosas pero coincidían con otros trabajos.
P. ¿Qué pasa con su último proyecto, Soldados del desierto, serie sobre el ejército español en Afganistán?
R. ¿Qué pasa? Eso me pregunto yo.
P. ¿Quiere decir que ninguna televisión quiere arriesgarse con una serie protagonizada por una gran actriz, con un sobresaliente tirón mediático?
R. Soldados es un proyecto más costoso de lo normal, y ahora las cadenas no lo están pasando muy bien, hay mucha competencia... Y yo mantengo que, aunque tengas tirón, detrás tiene que haber un guión, un director, un reparto y una producción en condiciones.
Los libros todavía vienen del frío
Los autores escandinavos son los que crean mayor expectativa en Francfort - La feria clausuró ayer una de sus ediciones con menos títulos superventas .
Con la sensación de que el mundo anglosajón ya no es el eje de la edición mundial (ha habido más ebullición en el área de los países nórdicos de Europa que en la de EE UU y Reino Unido) y la tranquilidad de que no había títulos-bomba (lo que ha facilitado la persecución y proliferación de proyectos más que en otras ediciones) se cerraba ayer la 62ª Feria de Libro de Francfort, que este año ha parecido tomarse ya más en serio la edición digital. Sin embargo, en 171.790 metros cuadrados siempre hay donde pescar notables ejemplares.
La novela caliente ha sido 'Purge', de la finlandesa Sofi Oksanen
John Carlin prepara un relato "que no será una biografía" sobre Rafael Nadal
Mondadori se ha quedado todo George Orwell para rescatarlo
La nueva apuesta de Alfha Decay es el escritor argentino Fabián Casas
- La locura del Norte. Sofi Oksanen (Jyvaskyla, Finlandia, 1977) ha encarnado en este Francfort la consolidación del interés por las letras que vienen del frío que, al hilo de lo negro, se ha extendido ya a cualquier género. Purge ha sido el libro caliente de la feria. Salamandra (La Magrana, en catalán) se ha quedado esta historia (ya traducida a 28 idiomas) de dos mujeres estonias -una de 1940 y otra de los noventa- por 60.000 euros; pero la editora Sigrid Kraus hubiera pagado lo que fuera: su abuela era de Estonia y emigró en los cuarenta... Para no olvidar lo negro, RBA lo alimenta con la calificada como mejor novela sueca del género en 2009, Three seconds, del dueto masculino Röslund y Hellström.
- José Carreras y Rafa Nadal. La falta de grandes títulos ha hecho crecer las apuestas por proyectos. Ha sido el caso de unas memorias del tenor José Carreras, A viva voz, y que ya son de Random House Mondadori. Habrá de todo: los Tres Tenores, sus cosas con la Caballé y hasta su intensa vida sentimental. Lo de Nadal "no será una biografía"; lo dice su autor, el periodista inglés John Carlin, que buscará indagar sobre "alguien que ha redefinido el tenis: con su fuerza y generosidad en las pistas, pero también por ese entorno familiar envidiable; esa mística de familia unida y gente fuerte me fascina", dice.
- Las penas de Carol Oates y Rushdie. Al final ha alejado sus miedos y el vacío tras la muerte del compañero y así lo evocará Joyce Carol Oates en Memoria de una viuda (Alfaguara). Con amargura distinta recordará su vida con la fetua Salman Rushdie, de quien mientras todos pugnaban por su última novela, Luka and the fire of Lise, Mondadori perseguía On life under threat of Fatwa, donde pasa factura a lo que sus colegas le lanzaron insidiosamente esos 10 años.
- Exquisitos, inéditos o póstumos. A veces, con el nombre basta. Así ha sido con George Perec y su primera novela, inédita, que Jorge Herralde ha comprado para Anagrama sin siquiera leer, ufano por haber recuperado a Michel Houellebecq con El mapa y el territorio. Póstuma es An american type, de Henry Roth, nueva novela de corte autobiográfico con su álter ego Ira Stigman como eje, que Alfaguara lanzará en 2011. La misma fecha en la que Mondadori saldrá con C, del inglés Tom McCarthy, seria aspirante al Man Booker Prize y de trama sugerente: la historia de un hombre afectado por todos los inventos tecnológicos del siglo. Prometedor es el debut de la australiana Anna Funder con Todo lo que soy, donde la autora de Stasiland aprovecha su bagaje de historiadora para novelar la vida de cuatro jóvenes alemanes que huyeron de Hitler a Londres. Lumen ha apostado por ella para 2012.
- Crimea, narcotráfico y otras guerras. No hay tarea pequeña para el historiador Orlando Figes (El baile de Natacha; Los que susurran...), que ahora afronta la gran guerra del siglo XIX, la de Crimea, con 800.00 muertos y mucho de cruzada rusa contra los otomanos. Cómo no, será en Edhasa, que también se ha hecho con una Historia de Roma a través de novelas que coordina Valerio Massimo Manfredi. Una guerra moderna es, sin serlo, la frontera entre México y EE UU, que de costa a costa se ha recorrido uno de los grandes periodistas del momento, el inglés Ed Vulliamy, que en Amexica narra la tragedia de los espaldas mojadas, de los crímenes de Ciudad Juárez y de las mafias fronterizas. Para finales de 2011 estará en Tusquets. Una tercera guerra eterna es la que mantiene el norte y el sur. A esa, Peter Watson (Historia intelectual del siglo XX) destina La gran división: Historia y Naturaleza Humana en el Mundo Antiguo y el Nuevo, o cómo las muy distintas condiciones afectaron a las civilizaciones. Y lo hace fácil y brillante (Crítica).
- Trastienda de 'Maus'; fondo de Orwell. Mondadori ha vendido ya 60.000 ejemplares de Maus, el famoso cómic de Art Spiegelman. Así que no es de extrañar que esperen la inminente salida en EE UU de MetaMaus, especie de making of del cómic ganador del Pulitzer, con fotografías, recortes de prensa y DVD incluido con los viajes a Auschwitz y Birkenau del autor para documentarse. La edición española, para mediados de 2011. El mismo grupo se ha quedado con todo George Orwell, hoy con más vigencia que nunca, y que empezarán a rescatar con una nueva traducción de Homenaje a Cataluña. Y hablando de un comunista, el veterano historiador Eric Hobsbawm hace una nueva y oportuna evaluación del enemigo más elocuente del capitalismo, el comunismo, en Cómo cambiar el mundo (Crítica, en España). Más políticamente incorrecta, pero real como la vida misma,es la tesis de la socióloga de la London School of Economics Catherine Hakim, que en Capital erótico constata ya estadísticamente el peso del atractivo físico en el éxito particular y profesional de una persona.
- Una apuesta y un maldito. Si la entusiasta editora Ana Pareja ya descubrió desde Alpha Decay a la argentina Pola Oloixarac (entre las 22 supervoces de la literatura hispana, según Granta), habrá que prestar atención a su nueva apuesta, el también argentino Fabián Casas (Buenos Aires, 1965), de quien publicarán toda su prosa, empezando por la novela Ocio, los relatos Los Lemmings y sus Ensayos bonsáis. En una vuelta de tuerca, recuperarán al malditísimo Denton Welsch (1915-1948) y su doctrinal In Youth is pleasure; Burroughs dijo que era quien más le había influido... Pues igual la Feria de Francfort nunca es floja.
Con la sensación de que el mundo anglosajón ya no es el eje de la edición mundial (ha habido más ebullición en el área de los países nórdicos de Europa que en la de EE UU y Reino Unido) y la tranquilidad de que no había títulos-bomba (lo que ha facilitado la persecución y proliferación de proyectos más que en otras ediciones) se cerraba ayer la 62ª Feria de Libro de Francfort, que este año ha parecido tomarse ya más en serio la edición digital. Sin embargo, en 171.790 metros cuadrados siempre hay donde pescar notables ejemplares.
La novela caliente ha sido 'Purge', de la finlandesa Sofi Oksanen
John Carlin prepara un relato "que no será una biografía" sobre Rafael Nadal
Mondadori se ha quedado todo George Orwell para rescatarlo
La nueva apuesta de Alfha Decay es el escritor argentino Fabián Casas
- La locura del Norte. Sofi Oksanen (Jyvaskyla, Finlandia, 1977) ha encarnado en este Francfort la consolidación del interés por las letras que vienen del frío que, al hilo de lo negro, se ha extendido ya a cualquier género. Purge ha sido el libro caliente de la feria. Salamandra (La Magrana, en catalán) se ha quedado esta historia (ya traducida a 28 idiomas) de dos mujeres estonias -una de 1940 y otra de los noventa- por 60.000 euros; pero la editora Sigrid Kraus hubiera pagado lo que fuera: su abuela era de Estonia y emigró en los cuarenta... Para no olvidar lo negro, RBA lo alimenta con la calificada como mejor novela sueca del género en 2009, Three seconds, del dueto masculino Röslund y Hellström.
- José Carreras y Rafa Nadal. La falta de grandes títulos ha hecho crecer las apuestas por proyectos. Ha sido el caso de unas memorias del tenor José Carreras, A viva voz, y que ya son de Random House Mondadori. Habrá de todo: los Tres Tenores, sus cosas con la Caballé y hasta su intensa vida sentimental. Lo de Nadal "no será una biografía"; lo dice su autor, el periodista inglés John Carlin, que buscará indagar sobre "alguien que ha redefinido el tenis: con su fuerza y generosidad en las pistas, pero también por ese entorno familiar envidiable; esa mística de familia unida y gente fuerte me fascina", dice.
- Las penas de Carol Oates y Rushdie. Al final ha alejado sus miedos y el vacío tras la muerte del compañero y así lo evocará Joyce Carol Oates en Memoria de una viuda (Alfaguara). Con amargura distinta recordará su vida con la fetua Salman Rushdie, de quien mientras todos pugnaban por su última novela, Luka and the fire of Lise, Mondadori perseguía On life under threat of Fatwa, donde pasa factura a lo que sus colegas le lanzaron insidiosamente esos 10 años.
- Exquisitos, inéditos o póstumos. A veces, con el nombre basta. Así ha sido con George Perec y su primera novela, inédita, que Jorge Herralde ha comprado para Anagrama sin siquiera leer, ufano por haber recuperado a Michel Houellebecq con El mapa y el territorio. Póstuma es An american type, de Henry Roth, nueva novela de corte autobiográfico con su álter ego Ira Stigman como eje, que Alfaguara lanzará en 2011. La misma fecha en la que Mondadori saldrá con C, del inglés Tom McCarthy, seria aspirante al Man Booker Prize y de trama sugerente: la historia de un hombre afectado por todos los inventos tecnológicos del siglo. Prometedor es el debut de la australiana Anna Funder con Todo lo que soy, donde la autora de Stasiland aprovecha su bagaje de historiadora para novelar la vida de cuatro jóvenes alemanes que huyeron de Hitler a Londres. Lumen ha apostado por ella para 2012.
- Crimea, narcotráfico y otras guerras. No hay tarea pequeña para el historiador Orlando Figes (El baile de Natacha; Los que susurran...), que ahora afronta la gran guerra del siglo XIX, la de Crimea, con 800.00 muertos y mucho de cruzada rusa contra los otomanos. Cómo no, será en Edhasa, que también se ha hecho con una Historia de Roma a través de novelas que coordina Valerio Massimo Manfredi. Una guerra moderna es, sin serlo, la frontera entre México y EE UU, que de costa a costa se ha recorrido uno de los grandes periodistas del momento, el inglés Ed Vulliamy, que en Amexica narra la tragedia de los espaldas mojadas, de los crímenes de Ciudad Juárez y de las mafias fronterizas. Para finales de 2011 estará en Tusquets. Una tercera guerra eterna es la que mantiene el norte y el sur. A esa, Peter Watson (Historia intelectual del siglo XX) destina La gran división: Historia y Naturaleza Humana en el Mundo Antiguo y el Nuevo, o cómo las muy distintas condiciones afectaron a las civilizaciones. Y lo hace fácil y brillante (Crítica).
- Trastienda de 'Maus'; fondo de Orwell. Mondadori ha vendido ya 60.000 ejemplares de Maus, el famoso cómic de Art Spiegelman. Así que no es de extrañar que esperen la inminente salida en EE UU de MetaMaus, especie de making of del cómic ganador del Pulitzer, con fotografías, recortes de prensa y DVD incluido con los viajes a Auschwitz y Birkenau del autor para documentarse. La edición española, para mediados de 2011. El mismo grupo se ha quedado con todo George Orwell, hoy con más vigencia que nunca, y que empezarán a rescatar con una nueva traducción de Homenaje a Cataluña. Y hablando de un comunista, el veterano historiador Eric Hobsbawm hace una nueva y oportuna evaluación del enemigo más elocuente del capitalismo, el comunismo, en Cómo cambiar el mundo (Crítica, en España). Más políticamente incorrecta, pero real como la vida misma,es la tesis de la socióloga de la London School of Economics Catherine Hakim, que en Capital erótico constata ya estadísticamente el peso del atractivo físico en el éxito particular y profesional de una persona.
- Una apuesta y un maldito. Si la entusiasta editora Ana Pareja ya descubrió desde Alpha Decay a la argentina Pola Oloixarac (entre las 22 supervoces de la literatura hispana, según Granta), habrá que prestar atención a su nueva apuesta, el también argentino Fabián Casas (Buenos Aires, 1965), de quien publicarán toda su prosa, empezando por la novela Ocio, los relatos Los Lemmings y sus Ensayos bonsáis. En una vuelta de tuerca, recuperarán al malditísimo Denton Welsch (1915-1948) y su doctrinal In Youth is pleasure; Burroughs dijo que era quien más le había influido... Pues igual la Feria de Francfort nunca es floja.
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