Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

6 oct 2010

El reloj DAVID TRUEBA

Todo el mundo sabe que solo el tiempo convierte las victorias en derrotas y las derrotas en victorias. ( no necesariamente) Por eso cada vez más las celebraciones se exageran, para compensar el desgaste futuro. Tomás Gómez ha hecho bien en pasearse por las parrillas y micrófonos de la esfera mediática. Tras la victoria en las primarias socialistas madrileñas estrena reloj.
 Es curioso, pero casi nadie ha reparado en el hecho de que los mismos medios que lo ninguneaban y lo ignoraban cuando era el candidato que pugnaba por darse a conocer, cuando se enfrentaba con las mismas armas que el hombre invisible al paseo triunfal de Esperanza Aguirre, solo se volcaron con él en cuanto apareció la candidatura de Trinidad Jiménez.
Yo creo que si a todos se le dice que Trinidad Jimenez va a por la Presidencia de la Autonomía de Madrid y uno salta que no le parece bien, que se hagan votaciones porque el tb quiere ser eso mismo. Ya sabe que va a ganr, y va a ganar porque le respaldan mayoría en las primarias, creo que hubiera sido mejor no decir YO, YO, YO, sino pedir unas primarias y ganaría él pero con mas cortesía, a mi que lleve reloj o no si se lo han regalado porque igual es esa marca tan cara dificil de pronunciar puede ser algo parecido a los trajes de Camps, a uno le da por relojes y a otros por flores en el ojal.
 Ya había otro al que hacer perder. Nunca hay que olvidar que uno no es nada, salvo sus circunstancias. Entre los fenómenos mediáticos, no hay que descartar el accidente, a veces un tropezón te pone en la carrera con ventaja, en lugar de sacarte de ella.






Los analistas disputan si el gran perdedor es Zapatero o Pepe Blanco. Ni siquiera le conceden a Trinidad Jiménez el privilegio de perder. Ha perdido ya en varias ocasiones y siempre pierde muy bien, por lo que cualquier persona inteligente debería augurarle un prometedor futuro. Tampoco nadie se atreve a vaticinar si Tomás Gómez lo único que ha hecho es ganar para perder mejor frente a Esperanza Aguirre o, por el contrario, el día en que lo intentaron sacar de la carrera fue el día en que comenzaron a hacerlo ganador.



Las cosas son así. El eco de la huelga general aún no ha dejado de sonar y aunque para los medios conservadores no hubo otro perdedor que el liderazgo sindical, por el momento las dos sillas que van a ser desalojadas son las del presidente de los empresarios y la del ministro de Trabajo. Las dos son bajas voluntarias, pero todo el mundo sabe que irte antes de que te echen es ganarle la partida al reloj y a nadie más. El único político ganador es el que se va, el que se quita el reloj. Miren a Lula, tantas veces perdedor antes de ganar. Lo fundamental, pues, es para qué usaste tu victoria, no la victoria misma.
A mi no me gusta ese Señor Gómez lo digo siempre, es ambicioso y su mirada turbia, mi reino por un reloj.

McCarthy y Murakami, favoritos al Nobel de Literatura

 El keniano Ngugi wa Thiong'o se coloca segundo en las listas de apuestas.- La Academia sueca acostumbra a refutar todos los pronósticos premiando a autores desconocidos u olvidados
El nombre de Cormac McCarthy suena con fuerza como favorito para obtener el Premio Nobel de Literatura, que se fallará mañana en Estocolmo. El autor de La carretera encabeza las listas de apuestas de la casa británica Ladbrokes , por delante del keniano Ngugi wa Thiong'o, segundo, el japonés Haruki Murakami, tercero, y el húngaro Peter Nadas, cuarto. El primer autor hispanohablante es el argentino Juan Gelman, que se coloca en octavo lugar.












Las quinielas previas al Nobel de Literatura son una tradición pero no suelen acertar casi nunca. La Academia sueca cuenta con una solvente costumbre de refutar todos los pronósticos premiando a autores casi desconocidos como Herta Müller o Elfriede Jelinek o rescatando a otros prácticamente olvidados, como Doris Lessing y Harold Pinter.



Si finalmente McCarthy se lleva el galardón mañana, será el primer Nobel de Literatura para Estados Unidos desde hace 17 años, cuando lo obtuvo Toni Morrison. La representación estadounidense es nutrida y se completa con candidatos habituales como Thomas Pynchon, Joyce Carol Oates, Philip Roth y E. L. Doctorow.



Más tiempo aún hace que no lo obtiene ningún autor hispanohablante. El último fue el mexicano Octavio Paz, que lo recibió en 1990. En la nómina de aspirantes de habla hispana se sitúan, además de Gelman, el hispano-peruano Mario Vargas Llosa, el mexicano Carlos Fuentes, los españoles Javier Marías y Juan Marsé y el paraguayo Néstor Amarilla, entre otros.



Otros narradores como el alemán Ulrich Holbein, el sueco Tomas Tranströmer, la canadiense Alice Munro y el australiano Gerald Murnane aparecen bien situados en las quinielas, que hace años que apuntan también al triunfo de un poeta, algo que no se produce desde que la polaca Wislawa Szymborska ganó en 1996.



Tras los pasos de Müller y Le Clézio



Quizá la entrada más inesperada es la de Wa Thiong'o, que ha ascendido rápidamente durante los últimos días en las listas de Ladbrokes, algo similar a lo que ocurrió en 2009 con la rumano-alemana Herta Müller y en 2008 con el francés Jean Marie Le Clézio, que finalmente lograron el galardón. Algunos medios suecos atribuyen la subida del keniano a que participó en la reciente Feria del Libro de Gotemburgo, la más importante de Suecia, y que en esta edición estuvo dedicada a África.



Los italianos Antonio Tabbucchi y Claudio Magris, el austríaco Peter Handke, el albanés Ismail Kadaré, el holandés Cees Nooteboom, el checo Milan Kundera, la argelina Assia Djebar, el israelí Amos Oz y el polaco Adam Zagajewski forman también parte de la interminable lista de supuestos candidatos.



La Academia insiste siempre en que sólo premia a autores y no a literauras ni países, aunque sus elecciones parecen llevarse a veces más por cuestiones políticas o por el criterio de rotación geográfica que por la calidad literaria.

Nacional de Poesía JOSE MARÏA MILLARES SALL

A veces la justicia poética es tan lenta como la otra justicia. Pero, también como la otra, termina llegando. José María Millares Sall murió en septiembre del año pasado a los 88 años y ayer recibió el Premio Nacional de Poesía por el libro Cuadernos. 2000-2009, editado por Calambur, el mismo sello que publicó el título ganador del año pasado, La casa roja, del leonés Juan Carlos Mestre.











No es la primera vez que el galardón del Ministerio de Cultura, dotado con 20.000 euros, se concede póstumamente. Sucedió ya con Vicente Gaos, Joan Vinyoli, Basilio Fernández López y José Ángel Valente, que en vida también lo había recibido.




Nacido en Las Palmas de Gran Canaria en 1921, Millares Sall desarrolló en los últimos años de su vida una actividad frenética que volcó en cientos de cuadernos a los que llamaba Celdas. De allí salieron los poemas recogidos en el libro premiado, cuya publicación coincidió con la aparición de más inéditos, los recogidos en Esa luz que nos quema (Barataria).



Anarquía, esperpento, onirismo y surrealismo son algunas de las palabras que el propio Millares utilizó para definir su poesía, aunque, según él mismo, la más precisa era existencial.



Millares se estrenó editorialmente en 1949 con Liverpool, un libro publicado en la colección de la revista Planas de poesía, fundada por él mismo en colaboración con sus hermanos Manuel, el célebre pintor informalista, y Agustín, también poeta. En sus 18 números y antes de ser cerrada por "decisión gubernativa", la revista promovió un diálogo con las artes a través de la colaboración de autores como Juan E. Cirlot o Rafael Santos Torroella y llegó a publicar el poema Crucifixión, de Federico García Lorca, cuando era inédito.



Lorca y Aleixandre eran dos referentes básicos para los Millares, que también se acercaron, si bien de manera muy personal, a la corriente dominante de la época: la poesía social. Agustín fue, de hecho, incluido en la histórica antología preparada por Leopoldo de Luis.



"Un poeta, amigos míos, es un hombre como vosotros / Y como vosotros sueña en un mundo igual, / Tierno como una legumbre en nuestras bocas", decían unos versos de aquel libro inaugural, Liverpool, que trató de elevar la crítica política con unas gotas de irracionalismo.



Después de pasar largas temporadas, duraban años, entre Madrid y Las Palmas, Millares volvió definitivamente a su ciudad en los años ochenta. Desde entonces no paró de escribir. ¿Cómo? "Como quería, o como me daba la gana, sin pensar si lo que hacía era o no del gusto del lector", dijo. Y también: "A veces pienso que escribo para una generación que aún no ha nacido, y para otros que todavía tendrán que aprender a leer poesía".
Un año después de su muerte, los lectores parecen haber llegado al futuro.

5 oct 2010

José María Millares en el Parnaso (Sacado de Bardinia, de Emilio González Déniz)

José María Millares en el Parnaso




Acabo de conocer la noticia de que a José María Millares le han dado el Premio Nacional de Poesía por su libro póstumo Cuadernos 200-2009. Hace unos meses este mismo libro había sido galardonado con el Premio Ausias March al mejor libro del año. Y hay que alegrarse, aunque también me sale la rabia porque parece una confabulación del destino.





(La foto del José María Millares fue realizada por Tato Gonçalves poco antes de morir el poeta)



A menudo no respetan ni al hombre ni a la obra. Esta vez al menos se ha hecho justicia con la obra, porque el hombre murió sin que se le reconociera en la medida en que lo merecía su gran aportación poética. Es verdad que unos meses antes de irse le entregaron el Premio Canarias, pero ya no tenía gracia, pues había sido ninguneado muchas veces. Esos que ahora clamarán por la obra de Millares, colaboraron en el ninguneo, por activa o por pasiva. Donde quiera que esté ahora, si hay otra dimensión, José María debe estar partiéndose de risa, porque finalmente no han podido con él ni con su poesía. Me alegro de verdad.