Sus médicos afirman que "se encuentra totalmente recuperado y no requerirá posteriores revisiones"
La Casa del Rey ha emitido esta mañana un comunicado sobre la salud del Rey en el que se dice: "Durante los días 28 y 29 de septiembre, S.M. el Rey se ha sometido a una revisión postoperatoria programada en relación con la intervención quirúrgica para la resección de un nódulo pulmonar benigno en el lóbulo superior derecho, que le fue realizada el pasado 8 de mayo en el Hospital Clínic de Barcelona.
El Rey, intervenido durante dos horas y media para extirparle un "tumor benigno"
Don Felipe: "El Rey me ha dicho: 'Como ves, aquí estoy entero y en forma"
Los cirujanos descartan que el Rey padezca cáncer
Juan Carlos I. Rey de España
Se le ha practicado un TAC torácico que evidencia la correcta cicatrización de la zona pulmonar intervenida, así como una completa recuperación del proceso.
En consecuencia, S.M. el Rey se encuentra totalmente recuperado y no requerirá posteriores revisiones."
El parte médico está firmado en Barcelona por los médicos Laureano Molins López-Rodó y Avelino Barros Caballero.
Cuando se hizo pública esta información sobre la salud del Rey, este se encontraba en Vigo en un acto oficial.
Don Juan Carlos ha retomado con más fuerza la actividad tras el regreso de las vacaciones de verano. Ahora es habitual verle en más actos fuera del palacio de La Zarzuela y viajando. Hasta ahora los médicos le habían recomendado rebajar su ritmo de trabajo. En estos meses el Rey, además, ha dejado de fumar.
30 sept 2010
Llamada a la reflexión
El desigual seguimiento de la huelga favorece las propuestas de negociación social del Gobierno
La huelga general del 29 de septiembre se ha cerrado con un discreto éxito para los sindicatos, decidido prácticamente en el momento en que el Ministerio de Fomento selló unos servicios mínimos para el transporte generosos con los intereses sindicales, y muy poco coste político para el Gobierno, que no recibió ayer de la ciudadanía un mensaje abierta y masivamente contrario a su política económica. Tal como muestran los indicadores económicos más fiables, como el consumo de energía eléctrica, el seguimiento del conflicto se aproxima más a los moderados porcentajes que ofrece el Gobierno que a ese 70% que reclaman los sindicatos. Si la medida del triunfo es la pretensión de UGT y CC OO de "parar el país", lo cierto es que ayer no lo consiguieron. Ni siquiera pueden reclamar el capital popular para exigir la eliminación de la reforma laboral y la rectificación de las decisiones económicas de los últimos meses.
Gobierno y sindicatos se abren al diálogo mientras el PP habla de fracaso de ambos
Abstracción hecha de los lamentables sucesos de Barcelona, protagonizados por okupas, sin relación directa con la convocatoria, fue reducido el número de brotes violentos, una demostración convincente de que huelga general y caos destructivo no son sinónimos. Pero lo que importa después de la jornada del 29 de septiembre es extraer las consecuencias políticas de la huelga, para el Gobierno, para los sindicatos y también para la oposición parlamentaria. El hecho es que el malestar creado por la política de recortes del gasto, limitación de algunos derechos sociales y congelación de las pensiones no se concretó ayer en una huelga masiva. Lo cual no quiere decir, por supuesto, que aprueben la gestión de la crisis que ha realizado hasta ahora el Ejecutivo; más bien la rechazan. Pero son muy conscientes de las gravísimas dificultades de la actividad económica y del mercado laboral, muchas de las cuales no proceden de decisiones políticas. También perciben, y así lo demostraron, que una huelga general no resuelve esos problemas.
Los sindicatos, por tanto, también están llamados a la reflexión. Si, como se presume y es deseable, el Gobierno mantiene la línea de austeridad en el gasto público, prosigue una reforma laboral que necesita muchas mejoras e insiste en negociar una modificación en el sistema de cálculo de las pensiones, UGT y CC OO tendrán que aceptar la negociación y la colaboración en la tarea. No tendría credibilidad alguna la convocatoria de otra huelga general. Y el enfrentamiento directo con el Ejecutivo no disuelve el problema real de la recesión española: no hay actividad económica suficiente para generar empleo y la red de protección social solo puede financiarse con deuda cuyos prestatarios exigen un plan de ajuste convincente.
En ese sentido, las ofertas del presidente del Gobierno a los sindicatos para negociar los cambios en el sistema de pensiones son una aproximación muy sensata a la realidad. Con el paso de los días, UGT y CC OO empezarán a entender que es más útil formar parte de una negociación que oponerse a ella con el pretexto de defender a ultranza unos derechos sociales que no se pueden pagar a largo plazo salvo si se toman las decisiones adecuadas en el corto. Es mucho más útil para las organizaciones sindicales estar dentro de este debate que fuera.
Resulta notable la inhibición de la oposición parlamentaria. En el caso del PP, la táctica ha sido la de no respaldar la huelga, por razones ideológicas obvias, pero sin rechazarla con la rotundidad propia de una descalificación, en tanto que será un factor de desgaste del presidente. Pero en política, las causas y los efectos no siempre se siguen necesariamente en la misma proporción. Si el Gobierno consigue sumar a los sindicatos en una negociación seria en torno a las pensiones, no saldrá muy dañado de la huelga de ayer.
La huelga general del 29 de septiembre se ha cerrado con un discreto éxito para los sindicatos, decidido prácticamente en el momento en que el Ministerio de Fomento selló unos servicios mínimos para el transporte generosos con los intereses sindicales, y muy poco coste político para el Gobierno, que no recibió ayer de la ciudadanía un mensaje abierta y masivamente contrario a su política económica. Tal como muestran los indicadores económicos más fiables, como el consumo de energía eléctrica, el seguimiento del conflicto se aproxima más a los moderados porcentajes que ofrece el Gobierno que a ese 70% que reclaman los sindicatos. Si la medida del triunfo es la pretensión de UGT y CC OO de "parar el país", lo cierto es que ayer no lo consiguieron. Ni siquiera pueden reclamar el capital popular para exigir la eliminación de la reforma laboral y la rectificación de las decisiones económicas de los últimos meses.
Gobierno y sindicatos se abren al diálogo mientras el PP habla de fracaso de ambos
Abstracción hecha de los lamentables sucesos de Barcelona, protagonizados por okupas, sin relación directa con la convocatoria, fue reducido el número de brotes violentos, una demostración convincente de que huelga general y caos destructivo no son sinónimos. Pero lo que importa después de la jornada del 29 de septiembre es extraer las consecuencias políticas de la huelga, para el Gobierno, para los sindicatos y también para la oposición parlamentaria. El hecho es que el malestar creado por la política de recortes del gasto, limitación de algunos derechos sociales y congelación de las pensiones no se concretó ayer en una huelga masiva. Lo cual no quiere decir, por supuesto, que aprueben la gestión de la crisis que ha realizado hasta ahora el Ejecutivo; más bien la rechazan. Pero son muy conscientes de las gravísimas dificultades de la actividad económica y del mercado laboral, muchas de las cuales no proceden de decisiones políticas. También perciben, y así lo demostraron, que una huelga general no resuelve esos problemas.
Los sindicatos, por tanto, también están llamados a la reflexión. Si, como se presume y es deseable, el Gobierno mantiene la línea de austeridad en el gasto público, prosigue una reforma laboral que necesita muchas mejoras e insiste en negociar una modificación en el sistema de cálculo de las pensiones, UGT y CC OO tendrán que aceptar la negociación y la colaboración en la tarea. No tendría credibilidad alguna la convocatoria de otra huelga general. Y el enfrentamiento directo con el Ejecutivo no disuelve el problema real de la recesión española: no hay actividad económica suficiente para generar empleo y la red de protección social solo puede financiarse con deuda cuyos prestatarios exigen un plan de ajuste convincente.
En ese sentido, las ofertas del presidente del Gobierno a los sindicatos para negociar los cambios en el sistema de pensiones son una aproximación muy sensata a la realidad. Con el paso de los días, UGT y CC OO empezarán a entender que es más útil formar parte de una negociación que oponerse a ella con el pretexto de defender a ultranza unos derechos sociales que no se pueden pagar a largo plazo salvo si se toman las decisiones adecuadas en el corto. Es mucho más útil para las organizaciones sindicales estar dentro de este debate que fuera.
Resulta notable la inhibición de la oposición parlamentaria. En el caso del PP, la táctica ha sido la de no respaldar la huelga, por razones ideológicas obvias, pero sin rechazarla con la rotundidad propia de una descalificación, en tanto que será un factor de desgaste del presidente. Pero en política, las causas y los efectos no siempre se siguen necesariamente en la misma proporción. Si el Gobierno consigue sumar a los sindicatos en una negociación seria en torno a las pensiones, no saldrá muy dañado de la huelga de ayer.
La cacería DAVID TRUEBA
Uno de los más bellos cuentos de Beatrix Potter narra la historia de un pobre sastre que envía a su gato a comprar comida y una bobina de hilo para confeccionar el traje que le ha encargado el alcalde de Gloucester para su boda al día siguiente.
El sastre aprovecha la ausencia del gato para liberar a unos ratones que este ha apresado bajo las tazas de té. Cuando el gato regresa, enfadado, esconde el hilo al sastre y este, cansado y enfermo, se ve incapaz de terminar el traje y se duerme, convencido de que el día siguiente significará su ruina. Pero, durante la noche, los ratones agradecidos confeccionan un traje maravilloso que el alcalde recibe feliz.
No sé por qué pensé en este hermoso cuento al ver al sastre José Tomás sentado en el sofá azul del programa de Gabilondo en CNN +. Él explicó los pormenores de su traumática experiencia como testigo en la trama de corrupción del caso Gürtel. Lo hizo con la calma del hombre que ha superado la angustia y ahora confía en la terca razón de la justicia. Ayudó que Gabilondo se sentara ante él sin instinto depredador, sin refocilarse en las vísceras de un asunto goloso.
El sastre contó cómo un ciudadano sin importancia se convierte en el enemigo público cuando los políticos quieren salvar su poltrona. No parecía guardar ningún resquemor a los que le enredaron en la trama ni al presidente Camps, al que tomaba medidas en ratos robados a la agenda en la habitación del Ritz, ni tan siquiera cuando le telefoneó agitado para ver si caían del cielo inexistentes facturas a su nombre.
Pero sí enseñó una cicatriz abierta y enorme contra los que organizaron la cacería contra él, los que capitaneados por Federico Trillo pusieron a funcionar las aspas mediáticas para convertir al sastre en escoria humana.
Alegra ver a supervivientes de una cacería así, aunque se los vea heridos. Escuchándole, pensé que él también confía en que los ratones, agradecidos, terminen la faena. Los ratones son los magistrados, los investigadores, los ciudadanos, que tienen que acabar el trabajo de hacer justicia. Aunque todos sabemos que la vida nunca es tan perfecta como las fábulas de Beatrix Potter.
El sastre aprovecha la ausencia del gato para liberar a unos ratones que este ha apresado bajo las tazas de té. Cuando el gato regresa, enfadado, esconde el hilo al sastre y este, cansado y enfermo, se ve incapaz de terminar el traje y se duerme, convencido de que el día siguiente significará su ruina. Pero, durante la noche, los ratones agradecidos confeccionan un traje maravilloso que el alcalde recibe feliz.
No sé por qué pensé en este hermoso cuento al ver al sastre José Tomás sentado en el sofá azul del programa de Gabilondo en CNN +. Él explicó los pormenores de su traumática experiencia como testigo en la trama de corrupción del caso Gürtel. Lo hizo con la calma del hombre que ha superado la angustia y ahora confía en la terca razón de la justicia. Ayudó que Gabilondo se sentara ante él sin instinto depredador, sin refocilarse en las vísceras de un asunto goloso.
El sastre contó cómo un ciudadano sin importancia se convierte en el enemigo público cuando los políticos quieren salvar su poltrona. No parecía guardar ningún resquemor a los que le enredaron en la trama ni al presidente Camps, al que tomaba medidas en ratos robados a la agenda en la habitación del Ritz, ni tan siquiera cuando le telefoneó agitado para ver si caían del cielo inexistentes facturas a su nombre.
Pero sí enseñó una cicatriz abierta y enorme contra los que organizaron la cacería contra él, los que capitaneados por Federico Trillo pusieron a funcionar las aspas mediáticas para convertir al sastre en escoria humana.
Alegra ver a supervivientes de una cacería así, aunque se los vea heridos. Escuchándole, pensé que él también confía en que los ratones, agradecidos, terminen la faena. Los ratones son los magistrados, los investigadores, los ciudadanos, que tienen que acabar el trabajo de hacer justicia. Aunque todos sabemos que la vida nunca es tan perfecta como las fábulas de Beatrix Potter.
Rania de Jordania, operada del corazón en Nueva York
La reina Rania de Jordania fue sometida ayer lunes a una operación de corazón. La esposa del rey Abdalá ingresó en un hospital de Nueva York por la mañana, donde se le practicó un cateterismo para "corregir un problema de ritmo cardíaco irregular", según informó en un comunicado la Casa del Rey jordana.
"La intervención se ha desarrollado sin problemas y su majestad goza de buena salud", indica el escrito oficial. El palacio real añade que la reina pasará dos noches hospitalizada y se espera que regrese a Jordania "esta misma semana".
Rania de Jordania tiene 40 años y es madre de cuatro hijos. Estos días se encontraba en la ciudad neoyorquina, acompañando a su esposo, que acudía a la 65ª Asamblea General de la ONU y a la Cumbre sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Asimismo, la reina participó en la quinta edición de la Clinton Global Iniciative, un foro que tiene por objetivo recaudar fondos para el medio ambiente, la educación y la salud. El encuentro, celebrado en el Museo de Arte Moderno (MOMA) de Nueva York, es una iniciativa que se celebra anualmente impulsada por el ex presidente de EE UU Bill Clinton.
La reina Rania de Jordania, también embajadora de Unicef, es una incondicional de esta cita, que cuenta con la presencia de los hombres y mujeres más poderosos del planeta. En esta ocasión, junto a ella participaron, entre otros, los príncipes Haakon y Mette-Marit de Noruega, los actores Brad Pitt y Julia Ormond o el cantante de U2, Bono.
"La intervención se ha desarrollado sin problemas y su majestad goza de buena salud", indica el escrito oficial. El palacio real añade que la reina pasará dos noches hospitalizada y se espera que regrese a Jordania "esta misma semana".
Rania de Jordania tiene 40 años y es madre de cuatro hijos. Estos días se encontraba en la ciudad neoyorquina, acompañando a su esposo, que acudía a la 65ª Asamblea General de la ONU y a la Cumbre sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Asimismo, la reina participó en la quinta edición de la Clinton Global Iniciative, un foro que tiene por objetivo recaudar fondos para el medio ambiente, la educación y la salud. El encuentro, celebrado en el Museo de Arte Moderno (MOMA) de Nueva York, es una iniciativa que se celebra anualmente impulsada por el ex presidente de EE UU Bill Clinton.
La reina Rania de Jordania, también embajadora de Unicef, es una incondicional de esta cita, que cuenta con la presencia de los hombres y mujeres más poderosos del planeta. En esta ocasión, junto a ella participaron, entre otros, los príncipes Haakon y Mette-Marit de Noruega, los actores Brad Pitt y Julia Ormond o el cantante de U2, Bono.
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