Haikus Japoneses
Un haikú o jaiku es una estrofa poética originaria de la literatura japonesa clásica que pretende expresar en sólo tres versos un sentimiento breve y sincero , surgido normalmente ante la contemplación de la naturaleza o también ante sentimientos sobre el amor, la muerte, la enfermedad, el dolor o ante cualquier momento vivido.
A continuación se adjuntan algunos haikús de Masaoka Shiki, uno de los autores japoneses más famosos por este tipo de poesía. Este autor que murió muy joven pasó la mayor parte de su juventud postrado en la cama a raíz de una enfermedad . Refleja en su escritura toda esta experiencia vivida.
Estos poemas se pueden repartir entre los niños y niñas, leerlos, comentarlos y por último ilustrarlos y si se quiere se puede realizar un mural.
EJEMPLOS:
Qué distinto el otoño
Para mí que voy
Para ti que quedas. Sobre las hojas verdes
Que cubren la montaña
El sol pasea.
Llega el otoño
Paso los días pintando
Flores y yerbas. Camino caluroso
Sobre esa piedra
Descansan todos.
Confusas
Entre los pétalos
Alas de pájaros. Nos separamos
Y ahora me quedo solo
A la sombra del árbol.
Volvió de la comedia
Pero aún no se ha quitado
Las ropas de fiesta. Corté una rama
Y clareó mejor
Por la ventana.
Agotó el camino del verano
Y se interna en la montaña
Tirando del carro.
La hierba reverdece
Sin ayuda de nadie
La flor florece.
En medio del estanque
Recobra la vida
Una hierba. Lluvia de primavera
Bajo el paraguas
Mirando la tienda.
Primavera
En la hierba tumbado
Hojas repaso. En el pedregal
Doblegada y lánguida
La manzanilla.
Se ve nevar
Por el agujero
De la puerta. Revuelo de mariposas
Trocando caminos
Y canciones de cuna.
Rostro cuarentino
Labios de carmín
Estrenando el año.
Ahora está de moda los Haikes pero recuerdo que los empecé a leer hace muuuuuuuuuchos años.
2 sept 2010
LOS ASULES
LOS ASULES
Los Asules, Los Asules, Los Asules, y antes, todos nubes oceánicas por el camino desde los dos aviones que hemos tomado.
Han hecho aquí -me comentan- días tórridos, y esta tarde se ha metido el viento que ha suavizado las temperaturas.
El mar retumba ante la noche impávida. Produce un dulce temor el ruido de la fuente en el diminuto jardín de flores escuálidas y quemadas, la agitación de los agaves y piteras recubiertos de salitre.
Me quedo con los ojos prendidos en la oscuridad. La oscuridad, de tanto contemplarla, reverbera como sacudida por un resplandor.
Me pregunto a qué conduce, qué reporta reparar en estas insignificancias.
Estos cúmulos de tesoros menudos e invisibles.
¿Quién pierde el tiempo en el desfile de las nubes que el alisio empuja a escasa distancia del horizonte marino? ¿Quién pierde el tiempo pensando en el rumor del viento cuando se retuerce en la oscuridad?
Publicado por JOSÉ CARLOS CATAÑO
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