2 sept 2010
LOS ASULES
LOS ASULES
Los Asules, Los Asules, Los Asules, y antes, todos nubes oceánicas por el camino desde los dos aviones que hemos tomado.
Han hecho aquí -me comentan- días tórridos, y esta tarde se ha metido el viento que ha suavizado las temperaturas.
El mar retumba ante la noche impávida. Produce un dulce temor el ruido de la fuente en el diminuto jardín de flores escuálidas y quemadas, la agitación de los agaves y piteras recubiertos de salitre.
Me quedo con los ojos prendidos en la oscuridad. La oscuridad, de tanto contemplarla, reverbera como sacudida por un resplandor.
Me pregunto a qué conduce, qué reporta reparar en estas insignificancias.
Estos cúmulos de tesoros menudos e invisibles.
¿Quién pierde el tiempo en el desfile de las nubes que el alisio empuja a escasa distancia del horizonte marino? ¿Quién pierde el tiempo pensando en el rumor del viento cuando se retuerce en la oscuridad?
Publicado por JOSÉ CARLOS CATAÑO
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