27 jul 2010
26 jul 2010
PARA PENSAR
¿No aventuraba yo que pronto lo vería en la calle? Me refería entonces y ahora a un ex-político convergente cuya imagen, de chorizo esposado, causó cierto revuelo en la sociedad cívica del país.
Creo recordar que le ofrecieron un homenaje, estando todavía en la cárcel, e incluso se escribió un libro en su defensa.
Hace una rato, con traje de Gales como marcan los cánones, estaba de pie con los brazos apostados sobre los hombros de una familia, en la terraza de *. Campechano, atezado el rostro, tan ancho como siempre, parecía que, como ayer las pijamemas, estuviera esculpiendo con carcajadas y exclamaciones sus anécdotas vacacionales en Formentera.
Y en esto que en dirección contraria avanzaba el otro... El otro es ya un veterano de estos alrededores; un veterano en delincuencia con libertad provisional desde hace tal vez una década.
Un día entró en la farmacia y el gramaje del ansiolítico que solicitó nos compadecía. Éste almuerza solo, en un reservado del citado *, y si se le mira a los ojos, los baja. La cara de pobre diablo con el susto en el alma le viene de nacimiento.
Estos dos son de un bando, en el que continúa el goteo de encausados y presuntos. En el otro bando, el goteo es el mismo. Unos y otros ocupan cargos en ayuntamientos, diputaciones, y en el gobierno autónomo.
Ya lo dijo el cínico del 3%, en el momento cumbre de su cobardía y de su incapacidad como político, que unos se cobraban aquella cantidad en comisiones urbanísticas, a sabiendas de que el porcentaje era mayor y que se daba igual entre los suyos.
¿Será que el litoral incita a la corrupción? Bueno, también han destruido el interior, los aledaños de las altas montañas, cada palmo de tierra con el que puedan obtener ganancias. Y nadie se hace responsable.
¿Hablaría de esto Amiel en sus diarios? ¿Y Leáuteaud? ¿Cómo podríamos estilizarlo para que no se quedara en anécdota local, en color local?
Y pensar que hasta no hace mucho el diario del señor conde pregonaba, con su recién estrenado y rampante patriotismo, que la corrupción cundía en España y Cataluña era una excepción...
Publicado por JOSÉ CARLOS CATAÑO
Creo recordar que le ofrecieron un homenaje, estando todavía en la cárcel, e incluso se escribió un libro en su defensa.
Hace una rato, con traje de Gales como marcan los cánones, estaba de pie con los brazos apostados sobre los hombros de una familia, en la terraza de *. Campechano, atezado el rostro, tan ancho como siempre, parecía que, como ayer las pijamemas, estuviera esculpiendo con carcajadas y exclamaciones sus anécdotas vacacionales en Formentera.
Y en esto que en dirección contraria avanzaba el otro... El otro es ya un veterano de estos alrededores; un veterano en delincuencia con libertad provisional desde hace tal vez una década.
Un día entró en la farmacia y el gramaje del ansiolítico que solicitó nos compadecía. Éste almuerza solo, en un reservado del citado *, y si se le mira a los ojos, los baja. La cara de pobre diablo con el susto en el alma le viene de nacimiento.
Estos dos son de un bando, en el que continúa el goteo de encausados y presuntos. En el otro bando, el goteo es el mismo. Unos y otros ocupan cargos en ayuntamientos, diputaciones, y en el gobierno autónomo.
Ya lo dijo el cínico del 3%, en el momento cumbre de su cobardía y de su incapacidad como político, que unos se cobraban aquella cantidad en comisiones urbanísticas, a sabiendas de que el porcentaje era mayor y que se daba igual entre los suyos.
¿Será que el litoral incita a la corrupción? Bueno, también han destruido el interior, los aledaños de las altas montañas, cada palmo de tierra con el que puedan obtener ganancias. Y nadie se hace responsable.
¿Hablaría de esto Amiel en sus diarios? ¿Y Leáuteaud? ¿Cómo podríamos estilizarlo para que no se quedara en anécdota local, en color local?
Y pensar que hasta no hace mucho el diario del señor conde pregonaba, con su recién estrenado y rampante patriotismo, que la corrupción cundía en España y Cataluña era una excepción...
Publicado por JOSÉ CARLOS CATAÑO
GIMLET UN CÖCTEL DE NOVELA NEGRA
Denis Duarte, de riguroso negro y muy serio, prepara el Gimlet de espaldas y con precisión. Con 2/3 de ginebra y 1/3 de jarabe de lima, preferiblemente de la marca Rose's este cóctel se hizo famoso por ser el favorito de Philip Marlowe, el detective creado en 1934 por Raymond Chandler al que dio vida en la gran pantalla Humphrey Bogart.
Ubicada en el número 24 de la calle Rec, en el barrio del Borne de Barcelona, la coctelería Gimlet nació bajo los auspicios de Juan Ramón Falces y Javier de las Muelas en 1979. El segundo abrió su propio local, el Dry Martini y otro Gimlet en la zona alta de la ciudad. Falces se quedó con el original, que esconde, tras las puertas blancas y las cortinas, un viaje a la literatura negra de los años cuarenta.
La barra de madera caoba oscura, la decoración austera y la luz tenue dejan a los cócteles como únicos protagonistas, en especial el elegante Gimlet. "El truco está en servirlo frío como el hielo", explica Denis- que se formó aquí mismo hace cuatro años- agitando enérgicamente el vaso mezclador durante unos diez segundos.
"Hay que bebérselo rápido para que no suba de temperatura", indica tras colocarle una guinda verde en el vaso de cóctel previamente enfriado. La mezcla brilla. El zumo de lima azucarado suaviza el trago seco, ácido y penetrante. Para tipos duros.
Suena jazz, como no podía ser de otra manera, y a las siete de la tarde no hay ni un alma en el local. Hacia las ocho empieza a entrar más clientela, gente joven y de aire intelectual que pide un trago antes de cenar en alguno de los restaurantes de moda del barrio del Borne. Por la noche, el pequeño local se llena.
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