Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

29 jun 2010

Retratos sin personalidad






De nuevo mi ánimo se levanta con la fortaleza de los juncos sobre la ribera. De nuevo quiero alzar mi voz con la misma contundencia del rumor de las fuentes. De nuevo mi deseo es iluminar con la potencia con que las pupilas de los gatos tachonan la madrugada. De nuevo alzo la energía de mi brazo invencible como una caricia. De nuevo mi oído busca el misterio del universo en el leve paso de una brisa. Es todo cuanto soy: la fortaleza de un junco, el rumor de una fuente, el temblor de una pupila, la potencia de una caricia, el leve paso de la brisa...
A. Carabias

28 jun 2010

Es Fuertr el corazón...


Es fuerte el corazón, qué duda cabe

Tan fuerte qué, soporta envestidas

De aquellos vientos huracanados

Que cruzan sin miramiento

Todo sentimiento, toda lucha, todo rostro

Visual o enmascarado

Sí, es fuerte el corazón, aunque la vida

Lo haya maltratado

Después de entregarlo todo, todo

Por el ser amado

Aunque sienta cómo la lanza

Se ha clavado en su costado

Aun presintiendo qué, fue en vano

Todo el cariño entregado

Aun sabiendo, que entre dos seres

El amor se ha terminado.

Qué fuerte parece, ese músculo flagelado

Esas dos mitades unidas por

Sus concavidades

Sus arterias y sus venas

Y esa herida en el costado

Qué fuerte parece… digo

Cuando hoy se ha desangrado

Sin encontrar las manos que taponaran

Su sangrado

Y hoy, con ese latido, que presiente

Insuficiente

Siente, que lo arrojaste al olvido

Cuando su amor por ti,

Era y será siempre; latente….

Las flores ruborizadas


Las flores ruborizadas de los aligustres y el tapiz de pétalos amarillos del palo rosa junto a los zócalos. Lo que queda de las jacarandas, pisado en el suelo, y la cresta alimonada de las sóforas abiertas a la orfandad de julio, mientras aún aguardan su momento las acacias japonesas... A lo lejos, en la imaginación, o en el recuerdo, que es otra suerte de imaginar, el vaivén de los campos de espigas, y el temblor refrescante de los álamos. Corrientes fluviales camufladas con las sombras reflejadas de los bosques, y la hirviente sonrisa del mar cuando se alejan las proas de los mercantes.
La quietud como una manera de estar mientras no pasa nada, o lo que sucede se disuelve en el calor del aire, en las nubes que se desvanecen como nuestra expectativa. Porque no esperamos nada, o lo que inevitablemente vendrá será otro gesto de la guadaña.
Como troncos mudos fluctuamos, tropezando con las ramas y raíces del río
Jose Carlos Cataño

Mar, el poder del Mar - Facto de la Fe y las flores azules V&D