11 may 2010
SONRISA DE LIRIO DESVAÍDO
Después de aquel silencio de amanecer, le rodeaba el miedo como una sustancia fangosa que se le pegaba a su organismo. Por dentro y por fuera. Era una criatura que venía desde el pretérito y ya estaba frente a su mirada aterrorizada, como si el pasado hubiera dado un doble mortal con medio tirabuzón. Allí estaban sus ojos, su cabello, ese cuello largo y tan blanco y tan delicado, una obra de ingeniería cuyo fin era ser destino de caricias, ese pecho que tantas veces había recorrido como quien camina sobre la superficie de la luna, y ese vientre, levemente abultado en el lugar preciso, y ese vello cálido, cuna de sus besos, y esas piernas que servían como autopista para sus sueños. Cuando se confirmó que no había llegado el indulto, vio de nuevo la sonrisa que una madrugada convirtió en lirio desvaído.
Como una Pompa de Jabón
Abro los ojos a la vida. Las montañas son mares de rocas callando el arrullo de la eternidad. Nadie creerá que en mi rictus serio y sin sonrisa el soplo del viento es una caricia que me nutre de cosquillas la mirada; sin embargo os aseguro que siento la certidumbre de la vida que explota como una pompa de jabón, en silencio.
Estoy harto de los que vomitan odio.
Estoy harto de los que empuñan el odio como pancarta de modernidad. Estoy harto de los que sueñan en mundos mejores porque viven en desvanes húmedos y putrefactos. Estoy harto de los que creen que ir contra es ser algo. Estoy harto de los que se creen mejores que el mundo, que los niños, que los ancianos, que los analfabetos, que los enfermos, que los encarcelados, que las putas y los negros.
Ahora llego y me planto. Y sé que no servirá de nada, pero me da lo mismo, exactamente igual.
Proclamo mi fe en el hombre, mi absoluta e incombustible esperanza en los seres humanos que pueblan este planeta.
Proclamo desde esta atalaya insignificante e invisible, que son ellos, los que nunca vendrán aquí a leerme, los que nunca sabrán de mi existencia, que sois también vosotros los que acudís cada día a leer mis letras, el objeto sagrado de mi tarea, por lo demás prescindible.
Desde mi primera juventud he proclamado la certeza incombustible en el ser humano, porque es proclamar la misericordia con mi propio corazón.
Sólo desde la vida se vence a la injusticia. A ese colmado repleto de inútiles y pendencieros no le deis la opción de un argumento.
La vida está de nuestra parte, porque somos sus fervientes seguidores. Nada nos derrotará, porque cuando no estemos, cuando el último latido de nuestro corazón bese el fleco del viento, no tendrán nada que derrotar, seremos un átomo de la luz. Y la luz acaricia la melena del planeta más rápido que sus torpes instintos asesinos. La vida es nuestro escudo, la vida es nuestro misil, la vida es nuestra justicia, la vida es nuestro destino.
Brindo con vosotros por la vida.
9 may 2010
MUJERES DE LA POSGUERRA
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