JOSÉ EMILIO PACHECHO. Premio Cervantes.
POEMA
Moho, salitre, pátina: descenso
delpolvo al refluir sobre las cosas.
¿Qué obstinado roer devora el mundo?
Y esa debilidad comunicada
arde en el transcurrir, se hunde en el día
que al desgastar su término comienza.
Nace el desastre, el miedo que ha engendrado
la ira que esculpe en fuego
a nuestro tiempo.
Mas ¿quién desea morir, quién no pretende
pasos menos estrechos, salvaciones
en vida y realidad, y la existencia
con los seres y sitios que ha querido?
Otro, el emperador, el responsable,
junto a quien consintió, busca que nada
alcance a perdurar ni continúe.
Tembloroso chacal, señor de ruinas,
dueño de Babilonia y sus escombros:
tu poder será el moho y el salitre,
tu oscuridad de pátina y descenso.
Serás polvo llevado por el mundo.
En tanto que nosotros duraremos.
30 nov 2009
PREMIO CERVANTES
30 noviembre, 2009 - 16:27
José Emilio Pacheco
La alegría que se siente en la Feria del Libro de Guadalajara por la noticia de la concesión del premio Cervantes a José Emilio Pacheco no tiene que ver sólo con la admiración que despierta su obra, reconocida en toda la lengua española como una indagación implacable en las razones de la melancolía. Tiene que ver también con el enorme aprecio que esta figura singular despierta allá donde va. Esa capacidad de afecto nace de su ausencia de envidia y de otros defectos que son tan naturales en el oficio de poeta y en general en todos los oficios del hombre. Es un gran poeta, y a esa grandeza que está en sus versos (y en su prosa) este hombre de la estirpe genial de los grandes mexicanos, él le añade una bondad rara, que es la que ayer, con sus versos, agitaba el amor que se le tiene en Guadalajara y en cualquier sitio. Viva José Emilio, y viva su poesía viva.
José Emilio Pacheco
La alegría que se siente en la Feria del Libro de Guadalajara por la noticia de la concesión del premio Cervantes a José Emilio Pacheco no tiene que ver sólo con la admiración que despierta su obra, reconocida en toda la lengua española como una indagación implacable en las razones de la melancolía. Tiene que ver también con el enorme aprecio que esta figura singular despierta allá donde va. Esa capacidad de afecto nace de su ausencia de envidia y de otros defectos que son tan naturales en el oficio de poeta y en general en todos los oficios del hombre. Es un gran poeta, y a esa grandeza que está en sus versos (y en su prosa) este hombre de la estirpe genial de los grandes mexicanos, él le añade una bondad rara, que es la que ayer, con sus versos, agitaba el amor que se le tiene en Guadalajara y en cualquier sitio. Viva José Emilio, y viva su poesía viva.
28 nov 2009
Suscribirse a:
Entradas (Atom)