30 noviembre, 2009 - 16:27
José Emilio Pacheco
La alegría que se siente en la Feria del Libro de Guadalajara por la noticia de la concesión del premio Cervantes a José Emilio Pacheco no tiene que ver sólo con la admiración que despierta su obra, reconocida en toda la lengua española como una indagación implacable en las razones de la melancolía. Tiene que ver también con el enorme aprecio que esta figura singular despierta allá donde va. Esa capacidad de afecto nace de su ausencia de envidia y de otros defectos que son tan naturales en el oficio de poeta y en general en todos los oficios del hombre. Es un gran poeta, y a esa grandeza que está en sus versos (y en su prosa) este hombre de la estirpe genial de los grandes mexicanos, él le añade una bondad rara, que es la que ayer, con sus versos, agitaba el amor que se le tiene en Guadalajara y en cualquier sitio. Viva José Emilio, y viva su poesía viva.
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