20 oct 2009
Decálogo del Artista
Decálogo del Artista
I. Amarás la belleza, que es la sombra de Dios sobre
el Universo.
II. No hay arte ateo. Aunque no ames al Creador,
lo afirmarás creando a su semejanza.
III. No darás la belleza como cebo para los sentidos,
sino como el natural alimento del alma.
IV. No te será pretexto para la lujuria ni para
la vanidad, sino ejercicio divino.
V. No la buscarás en las ferias ni llevarás
tu obra a ellas, porque la Belleza es virgen,
y la que está en las ferias no es Ella.
VI. Subirá de tu corazón a tu canto y te habrá
purificado a ti el primero.
VII.Tu belleza se llamará también misericordia,
y consolará el corazón de los hombres.
VII.Darás tu obra como se da un hijo: restando
sangre de tu corazón.
IX. No te será la belleza opio adormecedor,
sino vino generoso que te encienda para la acción,
pues si dejas de ser hombre o mujer,
dejarás de ser artista.
X. De toda creación saldrás con vergüenza,
porque fué inferior a tu sueño, e inferior
a ese sueno maravilloso de Dios,
que es la Naturaleza.
- Gabriela Mistral
Exposición Bacon, Caravaggio, dos pntores malditos.
Exposición Bacon, Caravaggio, dos pntores malditos. La exposición combina pinturas de Caravaggio y de Bacon que invitan al espectador a una excepcional experiencia estética, más que didáctica, sin teorizar sobre las posibles influencias del italiano sobre el británico.
"Bacon no tiene nada de Caravaggio y no se ha inspirado en él, pero si hay un artista de nuestro tiempo que puede ser equiparado a Caravaggio es precisamente Bacon", según Maurizio Calvesi, uno de los máximos expertos en el pintor italiano.
Ambos artistas atormentados y malditos y lejanos en el tiempo, sin embargo tenían aficiones comunes, como por ejemplo el gusto por los juegos de azar: Caravaggio en las hosterías romanas en los últimos años del "Cinquecento" y principios del "Seicento", y Francis Bacon en los casinos de Montecarlo.
Después pintaban con rapidez, casi con furia, sus cuadros, la mayoría de las veces destruyéndolos para volver a empezar, según refirió Calvesi.
Caravaggio y Francis Bacon son los intérpretes más revolucionarios de la representación de la figura humana.
Ambos, en la variedad de su poética y su tiempo, han penetrado con revolucionaria originalidad en el misterio de la existencia del arte, representando la verdad espiritual en la más traumática inmediatez de la carne, explica la comisaria de la exposición, Anna Coliva.
La relación de Bacon con el arte del pasado fue, además, a través de la fotografía que la interpone entre el original y su pincel, como hizo con el retrato de Inocencio X de Velazquez, que evitó verlo y se rodeó de imágenes del cuadro de una forma casi obsesiva, señala Luigi Ficacci, uno de los autores del catálogo Caravaggio-Bacon.
Los dos maestros usaban mucho el negro para crear el contraste entre luces y sombras, elegían el retrato como elemento central de su obra y transformaban la figura humana en un concentrado de emociones.
Para Bacon el uso del negro significaba una visión angustiosa de la realidad, que atravesaba el inconsciente, para emerger de una forma "monstruosa", mientras que en Caravaggio es más bien una preocupación, una ansia de salvación, no es una angustia como la de Bacon, que es típica de la edad moderna, refiere Calvesi.
Si el británico fue un homosexual reconocido, Maurizio Calvesi desecha la supuesta homosexualidad del maestro italiano.
"Las tradiciones de los jóvenes efebos, presentes también en la escuela de Leonardo, es un modo de idealizar la figura de esta especie de jóvenes ángeles para cantar loas al señor, algo muy distinto del cuadro homosexual".
"Pero ninguno -dice- quitará esta idea (la homosexualidad de Caravaggio) de la cabeza de los directores de cine y de los escritores porque es mucho más fascinante hablar de él en estos términos que no en los términos reales de un hombre que sufría un tormento religioso".
La exposición presenta catorce obras de Caravaggio y dieciséis de Bacon, estas últimas telas se muestran bajo cristal como colocó el pintor británico sus cuadros sin importarle que se reflejara la luz sobre el vidrio y se distorsionara la visión para entrar en contacto con la carnalidad existencial de sus pinturas.
"Bacon no tiene nada de Caravaggio y no se ha inspirado en él, pero si hay un artista de nuestro tiempo que puede ser equiparado a Caravaggio es precisamente Bacon", según Maurizio Calvesi, uno de los máximos expertos en el pintor italiano.
Ambos artistas atormentados y malditos y lejanos en el tiempo, sin embargo tenían aficiones comunes, como por ejemplo el gusto por los juegos de azar: Caravaggio en las hosterías romanas en los últimos años del "Cinquecento" y principios del "Seicento", y Francis Bacon en los casinos de Montecarlo.
Después pintaban con rapidez, casi con furia, sus cuadros, la mayoría de las veces destruyéndolos para volver a empezar, según refirió Calvesi.
Caravaggio y Francis Bacon son los intérpretes más revolucionarios de la representación de la figura humana.
Ambos, en la variedad de su poética y su tiempo, han penetrado con revolucionaria originalidad en el misterio de la existencia del arte, representando la verdad espiritual en la más traumática inmediatez de la carne, explica la comisaria de la exposición, Anna Coliva.
La relación de Bacon con el arte del pasado fue, además, a través de la fotografía que la interpone entre el original y su pincel, como hizo con el retrato de Inocencio X de Velazquez, que evitó verlo y se rodeó de imágenes del cuadro de una forma casi obsesiva, señala Luigi Ficacci, uno de los autores del catálogo Caravaggio-Bacon.
Los dos maestros usaban mucho el negro para crear el contraste entre luces y sombras, elegían el retrato como elemento central de su obra y transformaban la figura humana en un concentrado de emociones.
Para Bacon el uso del negro significaba una visión angustiosa de la realidad, que atravesaba el inconsciente, para emerger de una forma "monstruosa", mientras que en Caravaggio es más bien una preocupación, una ansia de salvación, no es una angustia como la de Bacon, que es típica de la edad moderna, refiere Calvesi.
Si el británico fue un homosexual reconocido, Maurizio Calvesi desecha la supuesta homosexualidad del maestro italiano.
"Las tradiciones de los jóvenes efebos, presentes también en la escuela de Leonardo, es un modo de idealizar la figura de esta especie de jóvenes ángeles para cantar loas al señor, algo muy distinto del cuadro homosexual".
"Pero ninguno -dice- quitará esta idea (la homosexualidad de Caravaggio) de la cabeza de los directores de cine y de los escritores porque es mucho más fascinante hablar de él en estos términos que no en los términos reales de un hombre que sufría un tormento religioso".
La exposición presenta catorce obras de Caravaggio y dieciséis de Bacon, estas últimas telas se muestran bajo cristal como colocó el pintor británico sus cuadros sin importarle que se reflejara la luz sobre el vidrio y se distorsionara la visión para entrar en contacto con la carnalidad existencial de sus pinturas.
CAMINAR
Caminar
Aunque no haya luz ni pájaros ni islas
No importa.
Lo importante es caminar
Por si la luz, los pájaros y las islas
Hubieran existido
Alguna vez
Alguna vez
Alguna vez.
Lo importante es caminar
Aunque los pájaros nunca vengan
Aunque las islas en el azul se marchen
Aunque la luz se apague.
Lo importante es creer siempre
Siempre, en la luz,
En los pájaros y en las islas
Para caminar
Por si alguna vez
Alguna vez
Alguna vez nos encuentran.
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