La última entrevista al desaparecido comentarista político canario Rafael Morales
ENTREVISTAS A MI PADRE
Aspectos inéditos de una biografia política comprometida en la lucha por la democracia y el socialismo son desvelados en una entrevista realizada por su hijo pocos meses antes de su muerte
Unos meses antes de que se produjera su fallecimiento, el periodista Rafael Morales concedió a su hijo la que iba a ser su última entrevista. En ella, Morales recordó la memoria política de sus años juveniles, las vicisitudes apasionantes de la lucha estudiantil antifranquista, su paso por la cárcel de Carabanchel, su compromiso político con el Partido Obrero Revolucionario o sus vínculos posteriores con la IV Internacional... Rafael Morales fue, sin duda, el mejor y más riguroso comentarista de política internacional que han tenido estas Islas.
Pero no son muchos, los que han tenido la oportunidad de conocer su dimensión de activista político. Ahora, a través de la extensa entrevista que le realizara el pasado mes de enero su hijo David Morales Urbaneja - joven estudiante de periodismo - se nos brinda la posibilidad de conocer aspectos inéditos de la trayectoria vital del gran cronista desaparecido.
15 ago 2009
LA ISLA BAJO EL MAR
LA ISLA BAJO EL MAR
de ALLENDE, ISABEL
PLAZA & JANES EDITORES 2009
Resumen del libro
La isla bajo el mar de Isabel Allende narra la azarosa historia de una esclava en el Santo Domingo del siglo XVIII que logrará librarse de los estigmas que la sociedad le ha impuesto para conseguir la libertad y, con ella, la felicidad.
Esta es la historia de Zarité, una muchacha mulata que a los nueve años es vendida como esclava al francés Valmorain, dueño de una de las más importantes plantaciones de azúcar de la isla de Santo Domingo.
A lo largo de la novela viviremos cuarenta años de la vida de Zarité y lo que representó la explotación de esclavos en la isla en el siglo XVIII, sus condiciones de vida y cómo lucharon para conseguir la libertad. Pese a verse obligada a vivir en el ambiente sórdido de la casa del amo y verse forzada a acostarse con él, nunca se sentirá sola.
Una serie de personajes de lo más variopinto apoyarán a nuestra protagonista para seguir adelante hasta conseguir la libertad para las futuras generaciones.
Mujeres peculiares como Violette, que se dedica a la prostitución o Loula, la mujer que organiza su negocio; Tante Rose, la curandera, Celestine o Tante Matilde, la cocinera de la plantación: personajes con este punto de magia que dan un ambiente y un color especial a la novela. Los amos desprecian y maltratan a los esclavos. Estos a su vez organizan rebeliones, una de las cuales provoca un incendio en la plantación. Valmorain huye de la mano de Zarité. Ella ha criado a Maurice, hijo de Valmorain que crece junto a Rosette la propia hija de Zarité y su amo.
Como esclava, también estará al servicio de las dos esposas de Valmorain: dos personajes totalmente distintos pero muy bien caracterizados por la autora. Conforme avanza la novela nuestro personaje alcanza la dignidad que le corresponde. Vivirá su propia historia de amor y conseguirá la libertad.
Isabel Allende le da voz a una luchadora que saldrá adelante en la vida sin importar las trampas que el destino le tiende.
de ALLENDE, ISABEL
PLAZA & JANES EDITORES 2009
Resumen del libro
La isla bajo el mar de Isabel Allende narra la azarosa historia de una esclava en el Santo Domingo del siglo XVIII que logrará librarse de los estigmas que la sociedad le ha impuesto para conseguir la libertad y, con ella, la felicidad.
Esta es la historia de Zarité, una muchacha mulata que a los nueve años es vendida como esclava al francés Valmorain, dueño de una de las más importantes plantaciones de azúcar de la isla de Santo Domingo.
A lo largo de la novela viviremos cuarenta años de la vida de Zarité y lo que representó la explotación de esclavos en la isla en el siglo XVIII, sus condiciones de vida y cómo lucharon para conseguir la libertad. Pese a verse obligada a vivir en el ambiente sórdido de la casa del amo y verse forzada a acostarse con él, nunca se sentirá sola.
Una serie de personajes de lo más variopinto apoyarán a nuestra protagonista para seguir adelante hasta conseguir la libertad para las futuras generaciones.
Mujeres peculiares como Violette, que se dedica a la prostitución o Loula, la mujer que organiza su negocio; Tante Rose, la curandera, Celestine o Tante Matilde, la cocinera de la plantación: personajes con este punto de magia que dan un ambiente y un color especial a la novela. Los amos desprecian y maltratan a los esclavos. Estos a su vez organizan rebeliones, una de las cuales provoca un incendio en la plantación. Valmorain huye de la mano de Zarité. Ella ha criado a Maurice, hijo de Valmorain que crece junto a Rosette la propia hija de Zarité y su amo.
Como esclava, también estará al servicio de las dos esposas de Valmorain: dos personajes totalmente distintos pero muy bien caracterizados por la autora. Conforme avanza la novela nuestro personaje alcanza la dignidad que le corresponde. Vivirá su propia historia de amor y conseguirá la libertad.
Isabel Allende le da voz a una luchadora que saldrá adelante en la vida sin importar las trampas que el destino le tiende.
ESTADO DE TRISTEZA TRAS LA BODA
ESTADO DE TRISTEZA TRAS LA BODA
Recién casados... recién deprimidos
Los divorcios de parejas que no llevan un año casadas son los que más aumentan
Los psicólogos señalan que sentir miedo por el paso dado es una reacción habitual
El estado de pesadumbre inicial dura tan sólo unos días
MADRID.- Si algo tiene claro Héctor es que quiere a su pareja, flamante esposa desde hace un mes. No lo duda un segundo. Por eso no entiende por qué se siente apático, triste, angustiado desde que se dieron el 'sí quiero' en el altar. Lo único que espera es que esta falta de ánimo, a la que no encuentra explicación, se le pase pronto, para poder empezar a disfrutar del matrimonio. Su caso no es único. Según los expertos, el estado de pesadumbre tras la boda es más o menos común y suele darse en personas "un poco inmaduras".
"No es algo patológico, sino una reacción emocional que vemos bastante en consulta, pero nada grave", reconoce a elmundo.es Jesús de la Gándara, psiquiatra y jefe del Servicio de Psiquiatría del Complejo Asistencial de Burgos. "Algunos recién casados sienten miedo por el paso que acaban de dar y no asumen esta vinculación con su pareja", señala. "Sabemos que hay personas que no tienen capacidad para llegar a un verdadero grado de compromiso. El por qué les pasa es un misterio", añade este experto.
Curiosamente, este 'bajón postboda' se da con mayor frecuencia en aquellas parejas que ya llevaban años conviviendo y el único cambio al que se enfrentan es a la firma de un papel que avala su nuevo estado civil. Ésta es la situación de Héctor. Tras siete años compartiendo techo, intimidad y rutinas domésticas con su chica, decidieron sellar su compromiso este verano. Fue un día feliz, pero tan sólo 24 horas después el humor de él empezó a cambiar. ¿Por qué? Él no lo sabe. Gándara apunta una posible explicación: "Se trata de una conjunción de varios factores, pero fundamentalmente esconde un sentimiento de miedo a la pérdida de libertades y dificultades para aceptar el compromiso para toda la vida".
El 'bajón' tras la boda se da con mayor frecuencia en aquellas parejas que llevan años conviviendo
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La relación de pareja tiene unas fases bien conocidas. Primero se da la etapa del enamoramiento inicial, que dura unos tres años y es la fase platónica, la del deseo, en la que la hormona más activa es la dopamina -relacionada con el placer-. Le sigue lo que Eduard Punset denomina la 'fase de construcción del nido', que incluye "asumir una cierta responsabilidad, la negociación de las libertades individuales y comprometerse más con la pareja", según explica el psiquiatra, y la hormona oxitocina gana protagonismo, por encima de la dopamina. Es en este periodo en el que pueden surgir problemas, ya que "todos estos acuerdos a los que hay que llegar no son verbalizados, sino que es una cuestión de actitud, del día a día y ambos tienen que ceder en algún aspecto", indica.
Si esta última fase no está bien asentada, dar el paso hacia el matrimonio puede no ser una buena idea. "Hay que pensárselo mucho antes y analizar si realmente el compañero sentimental es la persona ideal para compartir la vida, por mucho cariño que exista", aconseja el especialista, quien considera que si no se está muy seguro, lo más probable es que la pareja dure poco tiempo casada".
Los datos corroboran esta idea. Según la información sobre divorcios recopilada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), de 2006 a 2007 -últimas cifras disponibles- las únicas separaciones que aumentaron se dieron en aquellas parejas que no llevaban ni un año casadas, con un incremento de un 15,9% respecto al año anterior. Mientras los divorcios en todas las demás circunstancias descendieron, las rupturas en el primer año son una tendencia en aumento.
Idealización y realidad
Marta, de 29 años y felizmente casada desde hace cuatro, reconoce que al principio "no todo es tan bonito como lo pintan". El problema, cree, es que ocurre todo muy rápido y hay un momento en el que tienes que asumir la situación. "Estás un año preparando la boda y casi todo tu tiempo gira en torno a ella. Después llega el día y, justo a continuación, te vas de viaje de novios. Así que cuando vuelves de la luna de miel te paras y piensas: 'Bueno, y ahora ¿qué?', recuerda esta madrileña.
Sin embargo, manda un mensaje tranquilizador a los novios que estén pensando en formalizar su relación. "El estado de inquietud dura poco, sólo unos días, hasta que te acostumbras a tu nueva vida", dice Marta, que no se arrepiente de su decisión y ya está pensando en los niños. "Hablando con otras amigas casadas hemos descubierto que a todas nos pasó lo mismo, que casi nos fuimos llorando de nuestras casas para empezar la nueva etapa", afirma. Algo que corroboran Alejandra y Ana, casadas desde hace dos y un año, respectivamente.
"Pienso que es normal, porque aunque comienzas algo que te hace mucha ilusión, también dejas atrás muchas cosas y da un poco de pena", añade Marta. Otro aspecto importante, que influye en el estado de ánimo después de la boda, es que el enlace no salga según lo previsto. "En ocasiones existe una diferencia muy importante entre cómo imaginamos ese día y cómo es realmente", dice Jesús de la Gándara. Algo en lo que coinciden las tres amigas. "La mayoría tenemos idealizado el día de nuestra boda y todo lo que gira en torno a ese evento y la realidad, por muy buena que sea, nunca será igual que nuestra imaginación", sentencian.
Separaciones de verano
Todos los informes señalan, año tras año, que las vacaciones son catastróficas para los matrimonios, pues en la época estival aumenta el tiempo que los cónyuges pasan juntos y, también, las discusiones. Por eso es durante estos meses cuando los juzgados reciben el mayor número de peticiones de divorcio. Sin embargo, esta influencia negativa de las vacaciones en la pareja es aplicable sólo a aquellos matrimonios que hace tiempo que se prometieron amor para toda la vida. En los recién casados, esta estación tiene el efecto contrario.
"El estado de inquietud es normal, porque tienes que asumir una nueva situación, pero se va en unos días"
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"Cuando uno da el paso, lo que desea los primeros meses es disfrutar de la compañía de su recién estrenado marido (o mujer) y hacer planes juntos. Por eso el verano es una buena época para casarse. Además del sol casi garantizado, se dispone de más tiempo para pasar en pareja", afirman las tres amigas casadas, que eligieron esta época para sellar sus compromisos.
Según Jesús de la Gándara, "el problema surge en aquellas parejas que están acostumbradas a pasar poco tiempo bajo el mismo techo, por sus respectivos trabajos, y que cuando llegan las vacaciones casi tienen que aprender a convivir de nuevo. Es entonces cuando surgen las peleas y las 'diferencias irreconciliables'", explica.
De momento, Ana, Marta y Alejandra son felices y disfrutan de las vacaciones en compañía de sus maridos. Héctor espera cambiar pronto el chip y ser igual de feliz con su mujer.
Recién casados... recién deprimidos
Los divorcios de parejas que no llevan un año casadas son los que más aumentan
Los psicólogos señalan que sentir miedo por el paso dado es una reacción habitual
El estado de pesadumbre inicial dura tan sólo unos días
MADRID.- Si algo tiene claro Héctor es que quiere a su pareja, flamante esposa desde hace un mes. No lo duda un segundo. Por eso no entiende por qué se siente apático, triste, angustiado desde que se dieron el 'sí quiero' en el altar. Lo único que espera es que esta falta de ánimo, a la que no encuentra explicación, se le pase pronto, para poder empezar a disfrutar del matrimonio. Su caso no es único. Según los expertos, el estado de pesadumbre tras la boda es más o menos común y suele darse en personas "un poco inmaduras".
"No es algo patológico, sino una reacción emocional que vemos bastante en consulta, pero nada grave", reconoce a elmundo.es Jesús de la Gándara, psiquiatra y jefe del Servicio de Psiquiatría del Complejo Asistencial de Burgos. "Algunos recién casados sienten miedo por el paso que acaban de dar y no asumen esta vinculación con su pareja", señala. "Sabemos que hay personas que no tienen capacidad para llegar a un verdadero grado de compromiso. El por qué les pasa es un misterio", añade este experto.
Curiosamente, este 'bajón postboda' se da con mayor frecuencia en aquellas parejas que ya llevaban años conviviendo y el único cambio al que se enfrentan es a la firma de un papel que avala su nuevo estado civil. Ésta es la situación de Héctor. Tras siete años compartiendo techo, intimidad y rutinas domésticas con su chica, decidieron sellar su compromiso este verano. Fue un día feliz, pero tan sólo 24 horas después el humor de él empezó a cambiar. ¿Por qué? Él no lo sabe. Gándara apunta una posible explicación: "Se trata de una conjunción de varios factores, pero fundamentalmente esconde un sentimiento de miedo a la pérdida de libertades y dificultades para aceptar el compromiso para toda la vida".
El 'bajón' tras la boda se da con mayor frecuencia en aquellas parejas que llevan años conviviendo
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La relación de pareja tiene unas fases bien conocidas. Primero se da la etapa del enamoramiento inicial, que dura unos tres años y es la fase platónica, la del deseo, en la que la hormona más activa es la dopamina -relacionada con el placer-. Le sigue lo que Eduard Punset denomina la 'fase de construcción del nido', que incluye "asumir una cierta responsabilidad, la negociación de las libertades individuales y comprometerse más con la pareja", según explica el psiquiatra, y la hormona oxitocina gana protagonismo, por encima de la dopamina. Es en este periodo en el que pueden surgir problemas, ya que "todos estos acuerdos a los que hay que llegar no son verbalizados, sino que es una cuestión de actitud, del día a día y ambos tienen que ceder en algún aspecto", indica.
Si esta última fase no está bien asentada, dar el paso hacia el matrimonio puede no ser una buena idea. "Hay que pensárselo mucho antes y analizar si realmente el compañero sentimental es la persona ideal para compartir la vida, por mucho cariño que exista", aconseja el especialista, quien considera que si no se está muy seguro, lo más probable es que la pareja dure poco tiempo casada".
Los datos corroboran esta idea. Según la información sobre divorcios recopilada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), de 2006 a 2007 -últimas cifras disponibles- las únicas separaciones que aumentaron se dieron en aquellas parejas que no llevaban ni un año casadas, con un incremento de un 15,9% respecto al año anterior. Mientras los divorcios en todas las demás circunstancias descendieron, las rupturas en el primer año son una tendencia en aumento.
Idealización y realidad
Marta, de 29 años y felizmente casada desde hace cuatro, reconoce que al principio "no todo es tan bonito como lo pintan". El problema, cree, es que ocurre todo muy rápido y hay un momento en el que tienes que asumir la situación. "Estás un año preparando la boda y casi todo tu tiempo gira en torno a ella. Después llega el día y, justo a continuación, te vas de viaje de novios. Así que cuando vuelves de la luna de miel te paras y piensas: 'Bueno, y ahora ¿qué?', recuerda esta madrileña.
Sin embargo, manda un mensaje tranquilizador a los novios que estén pensando en formalizar su relación. "El estado de inquietud dura poco, sólo unos días, hasta que te acostumbras a tu nueva vida", dice Marta, que no se arrepiente de su decisión y ya está pensando en los niños. "Hablando con otras amigas casadas hemos descubierto que a todas nos pasó lo mismo, que casi nos fuimos llorando de nuestras casas para empezar la nueva etapa", afirma. Algo que corroboran Alejandra y Ana, casadas desde hace dos y un año, respectivamente.
"Pienso que es normal, porque aunque comienzas algo que te hace mucha ilusión, también dejas atrás muchas cosas y da un poco de pena", añade Marta. Otro aspecto importante, que influye en el estado de ánimo después de la boda, es que el enlace no salga según lo previsto. "En ocasiones existe una diferencia muy importante entre cómo imaginamos ese día y cómo es realmente", dice Jesús de la Gándara. Algo en lo que coinciden las tres amigas. "La mayoría tenemos idealizado el día de nuestra boda y todo lo que gira en torno a ese evento y la realidad, por muy buena que sea, nunca será igual que nuestra imaginación", sentencian.
Separaciones de verano
Todos los informes señalan, año tras año, que las vacaciones son catastróficas para los matrimonios, pues en la época estival aumenta el tiempo que los cónyuges pasan juntos y, también, las discusiones. Por eso es durante estos meses cuando los juzgados reciben el mayor número de peticiones de divorcio. Sin embargo, esta influencia negativa de las vacaciones en la pareja es aplicable sólo a aquellos matrimonios que hace tiempo que se prometieron amor para toda la vida. En los recién casados, esta estación tiene el efecto contrario.
"El estado de inquietud es normal, porque tienes que asumir una nueva situación, pero se va en unos días"
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"Cuando uno da el paso, lo que desea los primeros meses es disfrutar de la compañía de su recién estrenado marido (o mujer) y hacer planes juntos. Por eso el verano es una buena época para casarse. Además del sol casi garantizado, se dispone de más tiempo para pasar en pareja", afirman las tres amigas casadas, que eligieron esta época para sellar sus compromisos.
Según Jesús de la Gándara, "el problema surge en aquellas parejas que están acostumbradas a pasar poco tiempo bajo el mismo techo, por sus respectivos trabajos, y que cuando llegan las vacaciones casi tienen que aprender a convivir de nuevo. Es entonces cuando surgen las peleas y las 'diferencias irreconciliables'", explica.
De momento, Ana, Marta y Alejandra son felices y disfrutan de las vacaciones en compañía de sus maridos. Héctor espera cambiar pronto el chip y ser igual de feliz con su mujer.
Soy solo tuya
Lejos.
Aún más lejos.
Más lejos aún de este mar,
en un océano,
he conocido al Hada Tejedora de Sueños
cuando desesperaba de amor por no tenerte.
Y me consoló con sus palabras
y tejió en mi mente un mundo, una vida de sueños,
contigo, Ulises, que tanto noto la ausencia
que me desborda en llanto incontenido.
Y me consolé en ellos
y retorné a Ítaca, a nuestro lecho,
sabiendo que aquel olor que desprendía
era tuyo y era mío.
Y un suspiro profundo nació de mi pecho
y arranco al silencio la más sublime melodía
y creció el amor entre arpegios de inusual armonía.
Soy tuya. Solo tuya.
Que mi alma no se consuela con nada en esta espera.
Que mi alma se rinde cuando tu imagen se desborda de mi memoria
y todo lo trasciende y todo lo inunda.
Soy tuya. Solo tuya.
que mi corazón late solo por sentirte.
Que ya no me veo más que por tus ojos
y estoy deseando verte para verlos.
Y la Tejedora de Sueños formó una estela
y su brillo me dio la paz y la tranquilidad requerida
y la fuerza que me alimenta en esta ausencia,
esperando que llegues a llenar mi alma y mi cuerpo.
Hambrienta estoy por sentirte
y que quites la vaciedad que me consume,
pero la fortaleza ha vuelto a mandar en la tragedia
y ya solo el amor me toma entre sus brazos.
Tu amor, Ulises, que me hace grande
y hace,
que no me importe nada.
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