Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

30 may 2009

DIANA NAVARRO SOLA

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HAZTE UN CSI

Hazte un CSI
(por Reparito)
Se le cayó el alma a los pies y se murió. Alguien conoce una forma mas tonta de morirse? Yo no y eso que me he dedicado a ello.
Dicho asi ya se que queda un poco misterioso, pero permitan que me presente, y asi comprenderán lo que les cuento.
Yo, soy el muerto de toda película de asesinatos que se precie.
Aunque en realidad yo no nací haciendo películas eh! … eso llegaría después.
A mi quien me parió y me dio mi primer trabajo fue mamá Agatha, una vieja un poco chiflada que no paraba de apretarse tés a las cinco, a los que siempre echaba su chorrito de Ginebra. ¿O era al revés?
En fin, lo cierto es que entre ella y la reina madre se bastaban para mantener a tope de trabajo las destilerías. Pero esa es otra historia.
La vieja tenía éxito hay que reconocérselo, pues no tardaron mucho tiempo en empezar a hacer películas a cuenta de esas historias que había escrito y en las que yo me moría siempre como si fuera la primera vez.
Recuerdo de aquella época que me encantaba pensar que cada uno en su casa me imaginaría con una cara distinta, un cuchillo distinto, un traje distinto… pero ese encanto se acabó en cuanto el cine llamó a mi puerta.
Lo hizo en forma de carta de un director de cine, el cual me proponía participar en una película. Yo jamás habia participado en la industria del cine, la verdad, asi que el primer día temblaba de nervios y pensaba si sabria morirme como es debido… si sacarían mi lado bueno… si ligaría con alguna actriz famosa… en fin… ustedes ya me entienden. Era un manojo de nervios.
Cuando llegué al plató una señorita muy amable tras decirle que yo era uno de los que se morían ese dia, me dijo que el director llegaría un poco más tarde pero que podía ir maquillándome y aprendiéndome un dialogo.
-Un dialogo??? -Pensé.
Jamás habia dicho nada, siempre aparecía por ahí asesinado de distinta forma y ahora tenia que aprender a decir cosas como ohh! Me has matado malvado!!! o aquella de Tu también hijo mio??? que tuve que repetir más de 20 veces.
Seamos francos, no se si ustedes habran probado alguna vez a morirse con una hoja de laurel en la cabeza, pero es de las cosas mas absurdas que uno puede hacer en el mundo.
Nada que ver sin duda, con mi forma preferida de morirme, expirando mi ultimo aliento en los brazos de alguna mujer que me lloraba desconsoladamente diciendo cosas como Oh Harry te quería tanto!!!
Aquello siempre me hacía pensar que las tenía rendidas a mis encantos. Lo malo es que el director pronto decía Corten! Y ellas se lo tomaban al pie de la letra.
Como muerto he de reconocer que tengo muchísima experiencia. La primera vez que me mataron fue en la cocina de un caserón antiguo. Nada original la verdad… la típica teacher inglesa que abría el armario buscando la lata de la mortadela y allí estaba yo, con un cuchillo de carnicero atravesándome el pecho. Eso sí me caía con todo el estilo que atesoraba mientras la pobre ingenua chillaba como una loca y salía despavorida.

Ahora tengo entre mis manos el ultimo guion que me ha llegado. Resulta que quieren que salga en una serie de éxito mundial… CSI.
A mi que yo me muera no me importa. Pero que me abran en canal para ver si mis gusanos intestinales llevan días o semanas sin comer… ya no me convence tanto.
Que uno será un muerto, pero también tiene su dignidad!!!!

PASADO IMPERFECTO

PASADO IMPERFECTO
de JUDT, TONY

TAURUS


Resumen del libro
TRas la Liberación, los intelectuales franceses regresaron al frente de la Historia. Pero las ideas políticas y las pasiones de estos intelectuales acabaron resultando polémicas. En Pasado imperfecto, Judt analiza los conflictos más controvertidos de esta comunidad intelectual: cómo responder a la promesa y a la traición del comunismo, y cómo mantener un compromiso con esas ideas radicales frente a la hipocresía de la Unión Soviética de Stalin, de los nuevos estados comunistas de la Europa del Este y de la propia Francia. Para toda una generación, este fue un grave dilema moral, sus respuestas fueron condicionadas por la guerra y la ocupación, y las opciones políticas de las postguerra permanecieron inquietantes en la conciencia de las generaciones posteriores de intelectuales franceses.

Orgullo

poesía de la verguenza

Orgullo

No voy a ocultar las cosas que me duelen, soy tilde puesta en mala sílaba, la palabra que me describe se rompe por moléculas inestables que no logran hacer amistades entre sí, no voy a ocultar lo que me duele, el grito atroz disimulado con agujas, la ausencia que se pide y se presta para los días de lluvia que nunca llegan,
así las cosas no tienen sentido, se descosen, hay que hilvanarlas de nuevo en una procesión interminable de remiendos, tengo el corazón remendado una y otra vez al infinito, no recuerdo haber tenido el corazón entero alguna vez, ni en el vientre de mi madre. Nací despedazada, cortada por una mitad cuyo sentido o dirección nunca he encontrado.
Tampoco puedo decir que he sufrido demasiado, es que no sentirse entera nunca es doloroso en sí misma, es una búsqueda convertida en la hazaña de mi vida. Es algo corporal, denuedo histórico de mi ser quemado en cada parte cicatriz sobre cicatriz, amalgama feroz de sobrevivencias insistentes, de no querer quedarme en el camino sin mi búsqueda, sin eso que soy yo en cada instante y me avergüenza, y me castiga.

No voy a ocultar las cosas que me duelen, ni las rotas avestruces de mi jardín, talladas por el jardinero con esmero del arbusto.

No voy a ocultar lo que me duele porque quizá ya era de hora de decirlo, de lloverme sobre mí misma con descaro, no voy a cambiarme por otra porque esta que soy yo es lo único que tengo y lo defiendo, no voy a permitirme tratar de devolver el cuerpo sino es a mi propia resistencia de la historia.
No hay nada más que tenga que decir, porque ya no hay nada en la tabuco de mi vida, queda todo expuesto entonces, para que vengan los perros de la vida y destrocen lo poco que perdura.
Así enfrento yo a la adversidad, con el pecho abierto porque aunque frágil es lo más resistente que me queda.