18 jun 2017
Carolina de Mónaco o cómo rejuvenecer con un inesperado look retro
El Concurso Internacional de Bouquets de Montecarlo, organizado por el Garden Club y celebrado en el Parque Monaco Fontvieille, ha tenido una anfitriona de excepción.
Carolina de Mónaco ha ejercido de maestra de ceremonias de este evento dedicado a las flores, que este año celebra su 50º aniversario.
La princesa, sigue conservando ese estilo innato que le ha encumbrado a ser una de las royals más elegantes de Europa.
En esta ocasión, y luciendo los colores de la bandera monegasca, ha sacado la mejor versión de sí misma con un elegante vestido de corte años 50, que nos recuerda a aquella joven Carolina que ya empezaba a despuntar entre las jet-setters más glamurosas.
Siendo una de las grandes amigas de Karl Lagerfeld, uno de los directores creativos más alabados de todos los tiempos, no es difícil ver a la princesa llevando diseños de la maison Chanel en ocasiones especiales.
Sin embargo, esta vez se ha decantado por la firma italiana Miu Miu. Y es que la princesa puede presumir de encontrar siempre el look perfecto y adecuado para cada evento al que asiste; ese estilismo con el punto exacto de elegancia y sofisticación.
Paula Echevarría hasta en la sopa......
La actriz apostó por su firma de cabecera, en un día tan señalado.
Analizamos el 'look' de Paula Echevarría en la Primera Comunión de su hija.
Paula Echevarría ha vuelto a dar este sábado otra lección de estilo en la Primera Comunión de su hija Daniella. La protagonista de la serie de televisión Velvet volvió a confiar en Dolores Promesas, su firma de cabecera para los grandes acontecimientos luciendo un diseño estampado en el que predominaba el rosa, uno de los colores de esta temporada.
La asturiana derrochó estilo con un diseño midi con colorido estampado en tonos azules y verdes sobre fondo rosado.
Además, el diseño de Paula tenía un favorecedor escote corazón y una manga a un solo hombro muy abullonada.
El rosa del vestido y la forma del diseño resaltaba de manera especial su piel bronceada y su silueta.
Al igual que su hija, Paula también llevó el pelo suelto, con raya al medio, adornado con una diadema de Mibuh forrada de la misma tela del vestido.
La marca andaluza también firma el clutch, un modelo de terciopelo en azul pavo real con origianl broche de pedrería en forma de rana.
Para no sobrecargar su estilismo, la intérprete eligió un calzado bastante discreto: unas sandalias de tiras finas en color nude de Lodi que combinaban con su vestido.
Como joyas, Paula llevó unos pendientes de piedras claras en forma de lágrima que le aportaban mucha luz al rostro.
En
cuanto al maquillaje apostó por resaltar el color de su piel
enfatizando ligeramente los ojos y la boca con un labial, que como no
podía ser de otra manera, era rosado.
Melania Trump busca su lugar en la Casa Blanca.................. Joan Faus
La primera dama de EE UU mantiene una agenda discreta en sus primeros días viviendo en Washington.
Un hombre mayor alto, con algo de sobrepeso y vestido con una corbata larguísima roja.
Podría ser Donald Trump, de 71 años, pero es su suegro, Viktor Knaus, de 73.
Una de las escenas que ha dejado el traslado, el pasado domingo, de Melania Trump a la Casa Blanca ha sido ver a sus padres junto a su marido y el hijo que tiene con él, Barron. Todos ellos bajaron juntos del Air Force One y del helicóptero que los llevó a la residencia presidencial en Washington tras pasar el fin de semana en Nueva Jersey.
Apenas hay imágenes de Donald y Melania con los progenitores de la exmodelo eslovena, de 47 años y casada con el multimillonario neoyorquino desde 2003.Se sabe muy poco de ellos, ni siquiera cuántos días han pasado en Washington ayudando en la mudanza de su hija.
Los paralelismos físicos entre el presidente estadounidense y su suegro han sido la nota divertida del traslado, pero ahora empieza la parte seria y complicada para la primera dama: encontrar su lugar en la Casa Blanca con un marido que vive acechado por crisis permanentes y parece cada vez más aislado y victimista.
Rompiendo con la tradición, Melania Trump decidió seguir viviendo en su ático de lujo en la Torre Trump de Nueva York tras la investidura presidencial del pasado 20 de enero.
Se quedó con Barron, de 11 años, hasta que finalizara el curso escolar.
El menor, que el próximo curso estudiará en un colegio religioso a las afueras de la capital de Estados Unidos, también afronta ahora el reto de adaptarse a una nueva vida en otra ciudad bajo el escrutinio constante.
Su familia ha pedido a la prensa que respete la intimidad del chico.
Solo se la ha visto en dos ocasiones acompañando a su marido en actos públicos.
Hasta ahora, ha sido una primera dama en la sombra, con escasas apariciones y una voluntad expresa de blindar su privacidad y la de su hijo.
Ha optado por la prudencia tras la polémica por el discurso que pronunció en la convención republicana el pasado julio y que incluía partes calcadas a uno de su predecesora, Michelle Obama. Además, se ha visto eclipsada por el protagonismo de Ivanka Trump, hija del presidente y asesora con despacho propio en la Casa Blanca.
“Creo que el hecho de que Melania no haya adoptado muchas de las tareas tradicionales de una primera dama cambiará cómo vemos la posición y quizá la próxima esposa del presidente no tendrá que mudarse tampoco a la Casa Blanca”, dice por teléfono la periodista Kate Andersen Brower, autora de un libro sobre las interioridades de la Casa Blanca (La Residencia) y otro sobre primeras damas de EE UU (Primeras Mujeres).
Brower destaca la independencia de la mujer del actual presidente. “Se siente segura de sí misma y no es pesarosa.
Con otras primeras damas, como Michelle Obama y Laura Bush, daba la sensación de que querían complacer a la gente”, sostiene. “Creo que ella entiende sabiamente que no puedes agradar a todo el mundo todo el tiempo y no parece que le importe mucho.
Puede que esto cambie la forma en que el puesto de primera dama es afrontado en el futuro”.
Bajo el constante foco de los medios de comunicación sobre qué dice y cómo viste, y de rumores sobre crisis de pareja, la exmodelo deberá definir quién quiere ser.
Tiene que completar su equipo de asesores y decidir si quiere escoger una causa a abanderar, como Michelle Obama con la obesidad o Laura Bush con la lectura infantil.
“Creo que será mucho más visible”, señala Brower, que recuerda que Obama no lanzó su plataforma a favor de una alimentación saludable hasta su primer año en la residencia presidencial.
Melania ha sugerido que quiere actuar contra el acoso en Internet y que la educación de su hijo será su prioridad.
Luz Casal: “Es muy bestia lo que sigue pasando con ‘Piensa en mí'”
La cantante vive un gran momento de iluminación y expansión creativa: acaba de publicar un disco tributo a la francesa Dalida; seguirá con su gira por los cinco continentes durante dos años y en agosto volverá al estudio
para grabar su próximo álbum inédito.
Era la cantante más popular de Francia y estaba considerada la reina de la canción mediterránea.
Veinte años antes, era la propia Dalida quien encontraba la nota de despedida de uno de sus grandes amores, Luigi Tenco, que se había pegado un tiro en la habitación de hotel que compartían.
Acababan de participar juntos en el Festival de San Remo con Ciao amore ciao, que ni siquiera pasó la primera criba.
Es una de las canciones elegidas por Luz Casal para el álbum homenaje A mi manera, que acaba de salir a la venta en Francia.
Nos encontramos con ella en los jardines de la Embajada de Francia, en plena calle Serrano de Madrid, donde la cantante, espléndida, acaba de terminar la sesión de fotos para esta entrevista. Está radiante y emociona comprobar que sigue manteniendo, después de haber sido aplaudida y reconocida en escenarios de todo el planeta, ese deje auténtico en el hablar, esa actitud sin imposturas, esa verdad que ya la hizo única cuando el público la descubrió en la década de los 80.
¿Por qué un tributo a Dalida?
Fue surgiendo de manera natural, porque la verdad es que yo no he tenido grandes guías en mi música.
Puedo hablarte largo y tendido de Édith Piaf, puedo hablarte de Janis Joplin, de Chrissie Hynde, son grandísimas artistas a las que admiro, pero no puedo decir que haya seguido la estela de una cantante en concreto.
Sin embargo, Dalida fue, de alguna manera, viniendo a mi vida. Aunque estilísticamente ella es más pop que yo, en mi repertorio habitual hay tres o cuatro canciones de ella que siempre incluyo en mis conciertos.
Luego, conocí a su hermano pequeño, un hombre de más de 80 años, bastante peculiar, por cierto, que lleva media vida preservando el legado de su hermana, considerada hoy una de las grandes divas de la música francesa.
Por otra parte, durante unos meses, cada vez que iba a París me alojaba en un hotel que estaba al lado del cementerio de Montmartre, donde ella está enterrada y, desde la terraza de mi habitación, veía su sepultura y las legiones de fans que iban allí un día tras otro a visitarla.
Te puedes imaginar el día que me asomé la primera vez y vi que mi habitación daba a su tumba… me quedé muerta, claro.
Y creo que este homenaje parte de todas esas llamadas, esas pequeñas señales que me han ido acercando a Dalida.
El suicidio de Dalida fue el final de una trayectoria marcada tanto por la gloria profesional como por la tragedia personal. De los hombres que hubo en su vida se suicidaron tres (Luigi Tenco, Morisse –su exmarido– y Richard Canfray) y la palabra que más se repitió cuando ella murió fue «soledad».
Ella, en la música, lo había conseguido todo.
Fue la primera cantante a la que se le entregó un disco de diamante, creado ex profeso para ella, vendió más de cien millones de álbumes y cantó unos mil temas, muchos de los años 60, pero en su repertorio hay también canciones de los años 40 y 50, que son auténticos himnos para los franceses
. Abarrotaba los conciertos y el público la adoraba. Pero ella buscaba el amor verdadero y, por las razones que fuera, no eligió a los hombres adecuados.
Iba detrás de ese gran amor que la quisiera por quién era ella y no por su éxito y no lo encontró.
Su vida, además, parece que estuvo marcada por un aborto, al que se sometió voluntariamente, que la dejó estéril, y hay que situar ese acontecimiento en la época, finales de los años 60, porque ahora las mujeres que decidimos no tener hijos lo hacemos libremente, pero para aquellas mujeres no era lo mismo.
A mí también me llama mucho la atención la nota que escribió, porque puede parecer que el suicidio es una decisión egoísta y, sin embargo ella pide perdón, como si dijera: «No puedo más, me tengo que ir, entendedme».
De casi las mil canciones que grabó Dalida usted ha dado forma a un disco de 11. ¿Cómo ha sido ese proceso de selección? ¿Por qué unas canciones y no otras?
A mí las canciones me tienen que decir algo en la piel, necesito sentirlas.
Lo que no necesito es vivir la letra, no necesito que la letra me haya pasado a mí específicamente, por eso soy intérprete y no compositora.
A veces, cuando se me acerca un fan y me dice: «¡Qué total esa letra que has escrito!», tengo que puntualizar: «Que no, que no la he escrito yo», pero me gusta sentirla y hacer que el público la sienta.
En la selección de los temas de Dalida nos encontramos con un material muy amplio y muy disperso, no exagero si te digo que habré escuchado más de 500 canciones. Pero hay algunas que van como quedándose.
Si pasan 15 días y no me acuerdo de un tema es que no me sirve, pero si me despierto una noche con una frase o la melodía o la historia, digo: «Atención, que aquí hay algo».
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