El cantante ha hablado con el periodista Jordi Évole desde su casa de Madrid donde está confinado después de ser operado de un hematoma craneal.
Una entrevista para el programa de Jordi Évole, que se emitirá el próximo domingo 19 de abril, ha proporcionado las primeras declaraciones de Joaquín Sabina tras la aparatosa caída del escenario del WiZink Center de Madrid el pasado 12 de febrero.
El cantautor, que tuvo que ser operado de un hematoma craneal a consecuencia del accidente,
explica:
“Desde que salí del hospital no he hablado con nadie
realmente, excepto en alguna ocasión que vinieron mis hijas, pero una
vez solo, estoy realmente incomunicado”, le aseguró al periodista que ha
realizado un adelanto de lo que será su programa.
Sabina aparece en las imágenes con el brazo izquierdo en cabestrillo y da algún detalle más sobre su amigo Joan Manuel Serrat,
quien le acompañaba en el concierto el día que un descuido al borde del
escenario en el que estaban actuando, le hizo deslumbrarse con los
focos y caer desde unos dos metros de altura.
Ocurrió precisamente el mismo día en el que cumplía 71 años y Serrat ha
sido uno de los pocos con los que también ha hablado en este tiempo.
“Sí, he hablado un par de veces con él y además estuvo aquí, es de las
pocas personas que han venido”, ha desvelado Sabina.
La charla se grabó el día de Jueves Santo, una fecha que hizo que Joaquín Sabina tuviera un emocionado
recuerdo para sus familiares más queridos.
“Toda mi educación, hasta
que me largué a Inglaterra, fue muy ‘semanasantera’.
Mi padre, mi
hermano, los hijos... toda la familia salía en una procesión que debía
salir mañana y quiero mandarles un abrazo grande, porque deben estar
pasándolo muy mal sin Semana Santa”, comentó.
“Que sepan todos mis parientes de Úbeda y mis amigos que hoy, Jueves Santo, los llevo en el corazón”, dijo emocionado.
El cantante no ha olvidado enviar un mensaje sobre las
precauciones a tomar en esta crisis a causa del coronavirus para evitar
los contagios.
“Que no salga la gente de su casa, que parece que es lo
único que está funcionando”, le dijo a Évole.
Joaquín
Sabina abandonó el 23 de febrero el Hospital Ruber Internacional de
Madrid, donde ingresó a causa de un traumatismo en el hombro izquierdo y
en el tórax, además de un pequeño coágulo craneoencefálico del que fue
operado con éxito.
Pero no fue hasta el domingo 5 de abril cuando se le
pudo ver por primera vez
. Ocurrió en el balcón de su casa, situada en la madrileña plaza de Tirso de Molina,
donde como otros muchos españoles salió a aplaudir a los sanitarios que
luchan en estos días contra el coronavirus.
Con el brazo en cabestrillo
y la parte de arriba del pijama, dio palmas como pudo.
Junto a él
estaba su pareja, Jimena Coronado, que es quien le acompaña en su confinamiento.
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