Mostrar el culo
Shakira y JLo deberían haberse hecho acompañar en esa imagen por unas cuantas nalgas desnudas masculinas
Ha habido algunas críticas, en general de los sectores puritanos más ultras: cristianos radicales que han demandado a la organización por presentar un espectáculo pornográfico y cosas así.
Pero la mayoría de los comentarios hablan del triunfo de lo latino y de que fue una muestra del empoderamiento de la mujer.
Lo cual me deja anonadada.
Yo lo que vi fue a dos artistas importantes, dos mujeres que han luchado mucho y que son en efecto poderosas, saliendo al escenario a vender unos cuantos kilos de carne.
¿De verdad que es necesario que dos
intérpretes de esa dimensión tengan que actuar casi en pelotas a los 43 y
a los 50 años, respectivamente, enseñando entrepierna y meneando
caderas todo el rato en una pantomima de un calentón erótico?
Tan sólo
pensar en el depilado total imprescindible para aparecer de esa guisa me
produce una fatiga abrumadora.
La diferencia entre el vestuario y la, digamos, oferta carnal de
Shakira y JLo y el de los raperos que actuaron invitados fue
espectacular: los cantantes varones salieron tan tapados como monjes
trapenses.
Ahora imaginen, por ejemplo, que Julio Iglesias, por seguir
con lo latino, hubiera tenido que salir a cantar a los 50 años, en lo
más alto de su éxito, en purititos cueros, con correajes de látex
marcando abdominales y un tanga negro hincado entre las nalgas. La
imagen espeluzna bastante, ¿no es así? Y no sólo espeluzna: choca y
alucina. ¿Por qué no nos choca cuando son mujeres?
La Super Bowl, ya se sabe, es el símbolo de la América más
convencional y más machista.
La sociedad de los Trumps, por entendernos.
El cine estadounidense, que sabe ser autocrítico, nos ha dejado esa
imagen icónica del marido barrigón que, derrumbado en un sofá, mira la
final en la tele con una caja de cervezas al lado.
Cien millones de
personas ven en directo el espectáculo, lo que supone una presión de
público y dinero muy importante, una fuerza retrógrada que puede hacer
mucho daño.
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