La diseñadora y 'el rey de la chatarra' sorprendieron a todos con una relación sentimental que divertía a ambos y ahora vive sus horas más bajas por una supuesta infidelidad de él.
Ágatha y Luismi, así juntos, no necesitan apellidos en ciertos círculos.
Pero para quienes necesiten algo más de información, sus nombres completos son Ágatha Ruiz de la Prada, diseñadora y exesposa del periodista Pedro J. Ramírez;
y Luis Miguel Rodríguez, conocido como el rey de la chatarra por ser creador y propietario de Desguaces La Torre, y exnovio de Carmen Martínez-Bordiú.
Se convirtieron en la pareja sorpresa de 2018 y parecían haber consolidado una relación, inexplicable para muchos, en 2019, hasta que la sombra de una infidelidad por parte de él hizo que ella pusiera tierra de por medio y se marchara a París a pensar si lo suyo merecía la pena.
Ahora, unas fotografías publicadas por la revista ¡Hola! confirman que, de momento, la ruptura ha quedado aparcada y ambos vuelven a mirarse con ojos de embeleso.
Al menos así parecen demostrarlo esas imágenes captadas este domingo a la salida de un restaurante en la localidad de Aranjuez (Madrid), donde ambos habían cenado el mismo día que la diseñadora regresó de haber pasado unos días en casa de una amiga en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz).
Se convirtieron en la pareja sorpresa de 2018 y parecían haber consolidado una relación, inexplicable para muchos, en 2019, hasta que la sombra de una infidelidad por parte de él hizo que ella pusiera tierra de por medio y se marchara a París a pensar si lo suyo merecía la pena.
Ahora, unas fotografías publicadas por la revista ¡Hola! confirman que, de momento, la ruptura ha quedado aparcada y ambos vuelven a mirarse con ojos de embeleso.
Al menos así parecen demostrarlo esas imágenes captadas este domingo a la salida de un restaurante en la localidad de Aranjuez (Madrid), donde ambos habían cenado el mismo día que la diseñadora regresó de haber pasado unos días en casa de una amiga en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz).
Pero, ¿por qué resulta tan increíble esta relación para la mayoría y no lo es tanto para quienes conocen a los protagonistas?Ella es hija de un arquitecto, Juan Manuel Ruiz de la Prada y Sanchiz, y de una aristócrata catalana, María Isabel de Sentmenat y Urruela; es marquesa de Castelldosrius, Grande de España y baronesa de Santa Pau.
Fue durante 30 años la pareja de Pedro J. Ramírez, se movió en los círculos de poder de su mano y cultivó su propia e ilustre agenda gracias al éxito de sus originales diseños de moda, complementos y perfumes.
Luis Miguel Rodríguez proviene de un mundo muy diferente.
A los 10 años vio una película en la que aparecía un desguace y se obsesionó con crear uno.
Persiguiendo ese sueño rechazó gestionar una cafetería que su madre le quiso ceder al cumplir 19 años y, en su lugar, comenzó un negocio de chatarra en una hectárea de terreno que le cedió su abuela.
Un lugar en el que montó una chabola en la que vivió durante varios años para hacer guardia durante las noches y evitar que le robaran la poca chatarra que tenía entonces, porque lo que no podía era pagar a un guardia de seguridad.
Ese fue el inicio de Desguaces La Torre, un negocio que mueve 50 millones de chatarra al año y 300 coches diariamente.
Estas diferencias no son tales para el entorno de la pareja.
"Él es un hombre muy divertido, generoso, que hace sentir especiales a las mujeres con las que se relaciona", cuenta una amiga del empresario.
"Ágatha tiene ganas de vivir, reírse y sentirse halagada y cuidada por mucho que sea una mujer independiente en todos los sentidos que tiene muy claro con quién quiere estar y con quién no", afirman fuentes próximas a la pareja.
Ambos se conocieron precisamente en una fiesta que organizó Luismi en su casa para celebrar el cumpleaños de la abogada Teresa Bueyes y le pidió que se la presentara precisamente a su anterior pareja más mediática, Carmen Martínez-Bordiú, a quien él llama Bordi y con la que sigue manteniendo una excelente relación.
os días antes de que la revista Lecturas publicara unas imágenes en las que Rodríguez aparecía en actitud cómplice con Marci Di Lele, exactriz brasileña, Ágatha y Luis Miguel posaron para la revista Vanity Fair precisamente en mitad de los coches de desecho que conforman la parte principal de su negocio.
Ella afirma en la revista que él "es muy simpático y muy cariñoso. Muy particular y muy tío.
A mí me gustan los hombres así, muy tíos". Él considera que ella es "la pera limonera.
Divertida, lista, curranta, una crac.
Una tía impresionante (...) Es la única mujer que he tenido que no me cuesta dinero".
Su fama de conquistador parecía haber quedado aparcada gracias a la personalidad de la diseñadora y ella había encontrado en él la válvula de escape perfecta tras un divorcio que sorprendió a todos, incluso a ella misma.
"Sigo pensando que Luismi es muy marciano para mí, pero me ayudó que hubiera estado con Carmen Martínez Bordiú.
Si no a mí ni se me hubiera ocurrido", afirma en Vanity Fair.
Después llegaron las polémicas imágenes, el tranquilizante que Ágatha Ruiz de la Prada confiesa a la revista que tuvo que tomarse al verlas y su decisión de marcharse una temporada fuera de España.
Por lo que
otras fotografías han dejado ver, de momento Luis Miguel Rodríguez ha
reconquistado a la diseñadora.
Él sabe cuál es la clave de su éxito:
"Tratarlas bien. Que se lo pasen bien en todos los sentidos.
Cuando una
persona se lo está pasando bien y está a gusto, le apetece seguir
estándolo", contó en su entrevista a dos. Han vuelto a cogerse de la
mano y a perderse mirándose a los ojos.
Si termina por no funcionar,
siempre podrán quedar como amigos, como a él le gusta hacerlo con todas
las mujeres que han pasado por su vida, o que los demás les sigan
considerando
"la extraña pareja", un título que ella misma sugirió a la
revista que había conseguido su posado después de que se supiera que a
lo mejor su relación no continuaba adelante.
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