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28 nov 2019

El nuevo calendario carcelario de Iñaki Urdangarin que da paso a una nueva vida

El marido de la Infanta Cristina cumple este jueves un cuarto de su condena de cinco años y 10 meses, por lo que ya puede pedir permiso para pasar la Navidad con su familia.

 
 
Iñaki Urdangarin, en el centro Hogar Don Orione. En vídeo, Urdangarín ya puede solicitar pasar las navidades con su familia.
Este jueves es una fecha clave en el calendario penitenciario de Iñaki Urdangarin, marido de la infanta Cristina y cuñado del rey Felipe VI. 
Cumple 531 días en la cárcel de Brieva (Ávila), la cuarta parte de la condena de cinco años y diez meses (2.125 días) que el Tribunal Supremo le impuso por el caso Nóos, por lo que ya puede pedir permisos para dormir fuera de prisión.
 Hasta 36 días al año.
 Eso sí, divididos en periodos de 18 días cada seis meses y siempre cuando no sean más de siete días seguidos, como recoge el artículo 154 del Reglamento Penitenciario.
 Que se le conceda depende, en primera instancia, de la Junta de Tratamiento de la prisión (un órgano integrado por profesionales penitenciarios) y, si esta se los niega, del juez de Vigilancia Penitenciaria.  
Esta nueva situación le permitirá, por ejemplo, solicitar un permiso para poder pasar parte de las fiestas de Navidad.
 Dependerá de la Junta de Tratamiento que ello se produzca. 
Su hijo mayor Juan pasa gran tiempo en Madrid lo que facilitará que el marido de la infanta Cristina tenga un arraigo familiar.
 La hermana del Rey, sin embargo, de momento seguirá residiendo en Ginebra con sus dos hijos menores, Miguel e Irene.
 Si Urdangarín logra tener unos días en libertad en Navidad se habla de que los pasará en Vitoria, donde siempre se reúne la familia. 
Instituciones Penitenciarias ya ha calculado que el 1 de mayo de 2022 el cuñado del Rey habrá alcanzado las dos terceras partes de la pena, lo que le permitirá solicitar la llamada “libertad condicional adelantada”; y que meses después, el 25 de octubre de 2022, habrá cumplido las tres cuartas partes, lo que le abre la puerta a la libertad condicional ordinaria, contempladas ambas en el artículo 90 del Código Penal. 
Este determina que para poder aspirar a estas excarcelaciones, el preso debe estar clasificado en tercer grado o régimen abierto —circunstancia que Urdangarin aún no cumple, ya que sigue en segundo grado— además de cumplir otros requisitos como haber tenido buen comportamiento y, en el caso de la libertad condicional anticipada, haber “desarrollado actividades laborales, culturales u ocupacionales [...] del que se haya derivado una modificación relevante y favorable de aquellas de sus circunstancias personales relacionadas con su actividad delictiva previa”. 
El acceso a este tercer grado o semilibertad, que no exige ningún requisito temporal, se vislumbra próximo.
 La Junta de Tratamiento debe revisar cada seis meses la situación de los presos que, como Urdangarin, están en segundo grado.
La última vez que se hizo con el marido de la Infanta fue a finales de julio, por lo que antes de que acabe enero, volverá a estudiar su caso. 
En julio, Prisiones descartó darle la semilibertad al considerar que el riesgo de reincidencia era “medio-alto” por lo elevado de la pena y el tipo de delito. 
Sin embargo, la Audiencia Provincial de Ávila, en el auto por el que ratificó el 28 de octubre las dos salidas semanales actuales del marido de la infanta, ya abría la puerta a “futuros permisos de salida y a una clasificación de grado más flexible y aperturista” con la aplicación del artículo 100.2 del Reglamento Penitenciario, que permite disfrutar de algunos de los beneficios del régimen abierto.
Los magistrados destacaron entonces la existencia de dos informes internos de la cárcel que, en su opinión, respaldan la flexibilización penitenciaria para Urdangarin. 
Uno de ellos es de la educadora social de la cárcel de Brieva, en el que se recoge que el aislamiento en el que cumple Urdangarin su condena —es el único recluso del módulo masculino de la cárcel de Brieva—, le impide realizar actividades comunes y, por tanto, “le está afectando negativamente”.
  El segundo documento respaldaba las dos salidas semanales como "un paso previo", precisamente, para la concesión de permisos y para que consiga algunos de los "aspectos característicos" del tercer grado, entre ellos la semilibertad.

 

 

 

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