El actor se rodea de amigos, políticos y famosos en el estreno de su musical, una aventura que siempre acarició y en la que ha invertido más que dinero.
Rosana Torres
Antonio Banderas no se ha comprado un teatro.Que también.
Se ha comprado un sueño.
Y el sueño cobró vida el viernes por la noche e inició su andadura con la inauguración del Teatro Soho CaixaBank en Málaga, la ciudad natal del actor español más internacional.
Allí estrenó A Chorus Line, el mítico musical estrenado en el Broadway neoyorkino en 1975, que en esta ocasión coproduce y codirige el protagonista de Dolor y gloria.
Para arropar el acontecimiento y apoyar a Banderas no solo estuvo su descubridor en teatro, Lluís Pasqual, al que ha querido como director artístico del Soho, y su descubridor en cine, Pedro Almodóvar, acompañado por su hermano, el productor Agustín Almodóvar y algunas de sus actrices fetiche, como Rossy de Palma y Loles León.
Banderas inauguró su teatro con orquesta en la calle incluida y dio una gran fiesta.
Lo hizo mezclando los mundos en los que se mueve desde que iniciara su andadura profesional en su Málaga natal.
Cuando era José Antonio Domínguez Bandera y hasta convertirse 40 años después en uno de los actores más mediáticos y conocidos internacionalmente, del que no se recuerda que le apasionaban los dramaturgos clásicos.
Pero mientras estuvo en la veintena quería interpretar Romeo, en la treintena Hamlet, en la cuarentena Macbeth, y a partir de los cincuenta El rey Lear, que es lo que debería estar haciendo ahora, a punto de cumplir los sesenta.
Quiso rendir homenaje a los territorios por los que ha transitado y, aunque no fuera lo normal para inaugurar un teatro, hubo alfombra roja, glamur, personajes de papel couché e incluso algunos de esos que hoy son denominados como socialités.
Junto a ellos miembros de la alta cultura, como el figurinista y académico Pedro Moreno y Giovanni Soresi, del Piccolo de Milán; políticos destacados como la vicepresidenta del Gobierno en funciones, Carmen Calvo y el alcalde de Málaga Francisco de la Torre; amigos de Estados Unidos, y binomios inevitables como los hermanos Almodóvar, las gemelas Kimpel (Nicole, pareja de Banderas y Bárbara), y conocidas parejas como los actores Luz Valdenebro y Fran Perea, Paula Echevarría y Miguel Torres, Estrella Morente y Javier Conde, Paloma Cuevas y Enrique Ponce,
Y otros amigos del hacedor de una noche mágica como los actores Félix Gómez, Juan Diego, Santiago Segura, Natalia Molina, cantantes como Miguel Poveda, Nuria Fergó, Ainhoa Arteta José María Cano y otros reconocidos rostros como los de Remedios Cervantes, Nieves Álvarez, la periodista Maria Casado y el empresario Kike Sarasola.
Pero como Banderas sabe muy bien, los sueños no están exentos de pesadillas, persecuciones, angustias, actos surrealistas y fantasías que emergen de lo más profundo de la psique.
Mientras la vida que va empujando en dirección contraria lo impide.
Pero Banderas hace pocos años tuvo un infarto y tomó conciencia, como diría Jaime Gil de Biedma:
"Nunca volveré a ser joven, de que envejecer, morir, es el único argumento de la obra" y concluyó que lo importante es hacer lo que a uno verdaderamente le gusta. Miró a sus orígenes, cuando afirmaba sin pudor que un actor en el cine es un medio y en el teatro un fin, hasta el punto de sostener que un actor que no se renueve sobre un escenario teatral terminará quedándose vacío y con muy poco que ofrecer.
Y lo que vio es que arruinarse en el teatro era una idea muy romántica.
En ello está. Dejándose por medio muchas horas de trabajo y mucho dinero propio, ya que el Soho se sustenta en una sociedad sin ánimo de lucro y de haber ganancias estas se reinvertirán en producciones.
A ella le dedicó todo tipo de piropos Banderas cuando la recibió en el escenario, junto a todo un gran equipo.
Ante ellos dejó claro que no se estrenaba un espectáculo, sino que se ponía en pie un sueño, el Teatro Soho CaixaBank.
“No he estado solo en esta aventura, los teatros son entidades vivas y necesitan de muchas manos”, dijo al tiempo que mencionaba a patrocinadores, arquitectos, abogados y en especial a su hermano Javier Domínguez, que de la mano de la directora ejecutiva del teatro Aurora Rosales ha conseguido que todo funcionara.
Y a Lluís Pasqual, director artístico del teatro. Pero sobre todo alabó a sus 38 intérpretes y a la orquesta en directo dirigida por Arturo Díez-Boscovich.
No hay comentarios:
Publicar un comentario