Un Blues

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1 oct 2019

Costa-Gavras lleva al cine el pulso de Grecia con los ‘hombres de negro’

El cineasta se inspira en las memorias de Yanis Varoufakis sobre los cinco meses que negoció el rescate griego con la UE. “La izquierda es una filosofía”, afirma el director.

El cineasta griego Costas-Gavras (a la izquierda) con el economista Yanis Varoufakis. En vídeo, imágenes de la película.

Los días de julio de 2015 en que Grecia bordeó el Grexit reviven hoy, con Syriza fuera del poder, gracias a un reparto impecable (desconocido para el gran público y en el que brilla Christos Loulis, que encarna al protagonista) y guiños al teatro clásico, como el recurso del coro.

 Los cinco meses y 12 días que Varoufakis fue ministro de Syriza han debido reducirse a un metraje de dos horas, recuerda el realizador, pero no falta un detalle: ni el plan B para una eventual salida del euro, ni las despiadadas reuniones del Eurogrupo, auténticos juicios sumarísimos a Grecia; tampoco el frío que hace en la cumbre del poder, con un Tsipras dubitativo y asustado.

 “Régis Debray me dijo un día que el poder era la soledad absoluta de tener todas las informaciones en tu mano y la obligación de decidir en solitario”, apunta Costa-Gavras sobre su recreación del líder de Syriza.

 El realizador es consciente de que sus críticos –sobre todo en Grecia- sólo querrán ver una hagiografía de Varoufakis, algo que la cinta evita, y destaca otros elementos de la película.

 “La música, con protagonismo del buzuki, tiene mucha importancia, es un personaje más.

 Igual que el final, porque considero que una película debe estar siempre ligada a su final”, concluye. 

El final de la crisis griega está aún por escribir, pero la esperanza y el compromiso de Costa-Gavras y de Varoufakis no decaen, pese a la amarga constatación de una derrota.

“Antes huían los pobres y ahora los licenciados”

El director Costas-Gavras en un rodaje.
El director Costas-Gavras en un rodaje.
La sempiterna diáspora griega ha experimentado un rebrote penoso durante la crisis: hasta 500.000 personas, según algunas fuentes, han abandonado el país en la última década por falta de expectativas
 Costa-Gavras también se fue, en la veintena, pero en circunstancias distintas. 
“Me marché después de la guerra civil [1946-49], cuando huyeron miles”, recuerda. “La única analogía entre ayer y hoy es que el Estado sigue sin ofrecer nada a los jóvenes, aunque entonces huían los pobres y hoy se van los licenciados, lo que empobrece totalmente al país”, dice el cineasta, radicado en París desde su marcha y con una proyección global, oscarizada.
“Hay una idea generalizada de que los griegos siempre nos hemos ido de Grecia y de que esto no supone ningún problema, pero lo es, y tremendo”, continúa. 
“Es que hay dos tipos de emigrantes, los voluntarios y los forzosos, los que se van porque no tienen para vivir”, replica Varoufakis. 
Y en la actual crisis abundan los segundos porque social y económicamente “Grecia vive una situación de posguerra, es el ejemplo más trágico de una Europa que en los últimos 15 años ha colapsado gracias a [José Manuel Durão] Barroso y, peor aún, a [Jean-Claude] Juncker, que hizo de su país un paraíso fiscal para las empresas: 450 multinacionales radicadas en Luxemburgo. Compañías como Google que hacen lo que quieren fiscalmente. Este es el drama de Europa.
 Si no se soluciona, la UE acabará convertida en un supermercado sin relevancia política”, concluye Costa-Gavras. 
Varoufakis apunta la única solución posible: “Una Europa de los ciudadanos que pasa obligatoriamente por la democratización de sus instituciones”.

 

 

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