La actriz confiesa que la muerte no le "inquieta demasiado" porque está "algo cansadilla" y critica la actual corrección política
: "Me importa todo un bledo, pero ahora es un momento especialmente delicado"
Carmen Maura es una de las actrices más reputadas del cine y el teatro español, y también de las más sinceras en sus entrevistas. Ahora está presentando su nueva película, la cinta mexicana Cuernavaca, que se estrena el viernes 4 en España, lo que la está llevando a hacer promoción y a charlar de su habitual manera, sin pelos en la lengua.
El martes por la noche Maura, de 74 años, pasó por el plató de El Hormiguero, donde charló con humor sobre política, madurez e incluso sobre la muerte.
Para ella la situación política española "sería para hacer muchos chistes si fuera gracioso".
Así, la actriz dio la que considera la única solución a la abstención: "Lo que creo, y me deberían hacer caso, es que todos los jefes de todos los partidos se fueran y trajeran a otros".
"Supongo que los nuevos no se odiarían tanto todavía porque no se conocerían tan a fondo", reflexionaba junto a Pablo Motos.
"Es increíble, yo me la cargo cada dos por tres", confesaba la actriz sobre sus supuestas meteduras de pata en entrevistas y charlas, asegurando que "ahora todo está prohibido".
"Cada vez se pueden decir menos cosas", se lamentaba Maura sobre la omnipresente corrección política:
"Es un problema, que no se puede decir lo que uno piensa". Sin embargo, ella sigue presumiendo de no tener pelos en la lengua: "Me importa todo un bledo, pero ahora es un momento especialmente delicado.
El marido de Alaska [Mario Vaquerizo] decía hace poco que quiere ser como Carmen Maura, que puede decir todo lo que quiera". Recientemente unas declaraciones en las que afirmaba que la discriminación positiva era "humillante" o que no se creía a todas las actrices que decían que las habían violado causaron un gran revuelo.
"Lo que sí que veo es que yo estoy ya en la última etapa. No me inquieta demasiado porque algo cansadilla ya estoy. Cuando pienso en eso pienso: pues bueno...
Pienso que me lo tomaré bien. Cuando pienso en toda la gente que se ha muerto ya que conocía y no ha pasado nada...
Lo tengo bastante asimilado, creo.
Lo que no me gustaría son enfermedades largas, empezar a incordiar a todo el mundo.
Lo ideal es un pequeñito ataque al corazón".
En recientes entrevistas por la promoción de la película, la actriz se confesaba "extremadamente optimista".
"El sentido del humor me ha ayudado muchísimo en la vida. He hecho tanta comedia que ya tengo ese chip que me hace ver gracias por todas partes", explicaba a la agencia Efe.
Ahí también contaba que le gusta trabajar con cineastas noveles. "Los famosos también pueden hacer películas malas.
Cuando trabajas con ellos y no son bonitas al final es peor porque las ven hasta en la Conchinchina", comentaba riendo.
"Si salen mal, es culpa del director. Y si salen bien, todos dicen siempre que los actores están fenomenal.
Por eso siempre he sentido debilidad por las óperas primas", señalaba.
En cualquier caso, Maura considera que se sigue "divirtiendo igual" y que le "encanta" que la interpretación le siga pareciendo "un juego".
"Desde que empecé, todo lo que me ha ido pasando me ha parecido más de lo que yo esperaba.
Me lo pasaba genial, me divertía y se me daba bien sin demasiado esfuerzo. Eso sigue igual".
Maura contó en el programa de Antena 3 que es muy aplicada a la hora de prepararse los personajes, y que siempre acude al rodaje con el guion bien aprendido, a no ser que el director haga cambios de última hora.
"Eso me enseñó muy bien [Pedro] Almodóvar, por ejemplo, que de repente te venía con un folio y era diferente de lo que te había dado y había que decirlo como él quería que lo dijeras.
A Pedro no le gustaban las improvisaciones, cada cual ahí diciendo lo que quería...", explicaba.
Además, como consejo para los principiantes les recomendó "que no se lo tomen tan en serio".
"Me encanta estar sola", aseguraba Maura acerca de la soledad.
Por eso, al final del programa, Motos decidió dejar a Maura sola. "A mí me gusta estar sola, pero hay un montón de gente que me está mirando... ¿Habéis dejado las cámaras encendidas? No me lo puedo creer", decía, con cierta angustia y en el plató completamente vacío.
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