Los guiños a España de Quentin Tarantino
Gregorio Belinchón
Que Quentin Tarantino saque en una de sus películas una canción de Los Bravos —Bring a Little Lovin’ se escucha en Érase una vez en... Hollywood— no sorprende a sus seguidores.Pero que en un filme de Hollywood sobre Hollywood se mente el nombre del madrileño Rafael Romero Marchent, artesano del spaghetti western de los sesenta y setenta, director de una de las mejores películas del emblemático luchador mexicano Santo, Santo contra el Dr. Muerte (1973), y realizador de series televisivas como Curro Jiménez, es de ultracinefilia galopante.
En un momento dado, Tarantino envía a su protagonista, Rick Dalton (Leonardo DiCaprio) a rodar a Almería spaghetti westerns (¿como Clint Eastwood?) y allí colabora con el italiano Sergio Corbucci —nombre fundamental, junto a su admirado Sergio Leone, en el corazón del cineasta estadounidense— y con Romero Marchent.
En ese instante, Tarantino exprime su colección de carteles y coloca a su protagonista en algunas de las películas de la época, o juega con los títulos de ellas.
En aquellos años, Romero Marchent estaba en plena producción y enlazó títulos como ¿Quién grita venganza? (1968), Garringo (1969) y El Zorro justiciero (1969). Desde luego, en Garringo el personaje de DiCaprio podría haber sustituido a Anthony Steffen como el teniente Garringo, que sale a la caza de un fuera de la ley que se dedica a matar soldados.
Cuando en junio de 2004 el cineasta visitó Madrid para promocionar Kill Bill. Volumen 2, se escapó un rato del hotel en el que atendía a la prensa para curiosear entre los fondos de la librería Ocho y Medio.
Allí no solo quiso adquirir carteles de las dos películas de Chicho Ibáñez Serrador (La residencia y ¿Quién puede matar a un niño?), sino que preguntó por carteles dibujados por el ilustrador valenciano José Peris Arago, más conocido como Jano, una potencia artística en el mundo del afiche (los programas de mano) y de la cartelería cinematográfica.
Por cierto, atención a los carteles que aparecen en los decorados en esa ocasión, porque también hay sorpresas.
Varias películas de Tarantino esconden guiños a España.
Al final de Jackie Brown (1997), la protagonista le cuenta al personaje que encarna Robert Foster su intención de mudarse a España.
El prestamista le pregunta si a Madrid o a Barcelona y le explica que en el país no se cena hasta medianoche.
En Kill Bill. Volumen 1 (2003), uno de sus capítulos toma el nombre de La novia ensangrentada, de Vicente Aranda.
En el Volumen 2 (2004) suena Tu mirá, de Lole y Manuel.
Tanto en Death Proof como en Los odiosos ocho ya aparece la referencia a Romero Marchent: en la primera se ve el cartel de El límite del amor (1976); en la segunda el honor recae en su hermano, Joaquín Romero Marchent: su eurowestern Condenado a vivir fue una influencia clara en la trama de la película de Tarantino.
Dice Boyero, un crítico de Cine que se carga todas las películas, que los jóvenes ya no les interesa el Cine y para los muy cool el cine empieza con Tarantino, no ya con Scorsese ni David Lynch, no digamos Rosellini o Visconti, ni la nouvelle Vague....eso son vacios culturales.
Y no digamos si han visto El Baile de los vampiros Roman Polanski con su entonces mujer Sharon Tate.....en fin el cine es el séptimo Arte desconocido..
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