Siempre con discreción, la ya expareja del cantante lleva más de una década tras las cuentas y las empresas familiares.
María Porcel
- En mayo de 2012, Alejandro Sanz y Raquel Perera dejaban al mundo boquiabierto.El músico y su asistente personal se casaban, primero por la iglesia y, tres días después, por sorpresa y ante un centenar de invitados, en su finca de Extremadura.Lo que en principio era el bautizo de Dylan, su primer hijo en común, se convirtió en una boda.Ahora han vuelto a sorprender, incluso más, con el anuncio de su divorcio.Después de cinco años de noviazgo, siete de matrimonio, dos hijos en común y un puñado de proyectos y negocios a medias, lo único que no ha cambiado es el hermetismo de la pareja alrededor de su vida personal.Y el escaso conocimiento público sobre la figura de Perera, que ha pasado más de una década junto a la estrella más importante del pop en español sin abandonar el anonimato.Raquel Perera Navalón es madrileña, psicóloga, especialista en márketing y comunicación.
- Conoció a Alejandro Sánchez Pizarro trabajando a su lado. Era su asistente, llevaba su agenda.
- Después de una etapa difícil para él —en 2006, tras un chantaje, tuvo que hacer público que tenía un hijo que nadie conocía; en 2007 decidió suspender su gira unas semanas por estrés— se convirtió en su novia.
- Más tarde sería su esposa y luego su socia.
- Es comercial, gestora, empresaria y hasta bloguera.
- Porque si Sanz es un torbellino de creatividad y canciones, Perera es quien lleva las riendas de los negocios de ambos.
- Él crea, ella ejecuta.
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En mayo de 2012, Alejandro Sanz y Raquel Perera dejaban al mundo boquiabierto.El músico y su asistente personal se casaban, primero por la iglesia y, tres días después, por sorpresa y ante un centenar de invitados, en su finca de Extremadura.Lo que en principio era el bautizo de Dylan, su primer hijo en común, se convirtió en una boda.Ahora han vuelto a sorprender, incluso más, con el anuncio de su divorcio.Después de cinco años de noviazgo, siete de matrimonio, dos hijos en común y un puñado de proyectos y negocios a medias, lo único que no ha cambiado es el hermetismo de la pareja alrededor de su vida personal.Y el escaso conocimiento público sobre la figura de Perera, que ha pasado más de una década junto a la estrella más importante del pop en español sin abandonar el anonimato.Raquel Perera Navalón es madrileña, psicóloga, especialista en márketing y comunicación.Conoció a Alejandro Sánchez Pizarro trabajando a su lado. Era su asistente, llevaba su agenda.Después de una etapa difícil para él —en 2006, tras un chantaje, tuvo que hacer público que tenía un hijo que nadie conocía; en 2007 decidió suspender su gira unas semanas por estrés— se convirtió en su novia. Más tarde sería su esposa y luego su socia.Es comercial, gestora, empresaria y hasta bloguera.Porque si Sanz es un torbellino de creatividad y canciones, Perera es quien lleva las riendas de los negocios de ambos.Él crea, ella ejecuta.
La empresaria ha sabido diversificarse.
Si bien a lo
largo de estos años podría haberse aprovechado de sustanciosos contratos
con marcas de, principalmente moda y belleza, que hayan tocado a su
puerta, ha decidido mantenerse discretamente fiel a unas pocas y
escogidas.
En junio de 2014 montó Rosas&Beats, una empresa que unía la venta de camisetas y la responsabilidad social. “La idea parte de Alejandro”, contaba entonces a este diario.
“Nosotros nos conocimos trabajando juntos, así que sabemos dividir muy
bien cuál es la función de cada uno. Hay cosas en las que yo
directamente no me meto, solo doy mi opinión, y otras en las que él
delega, sobre todo, en aspectos más ejecutivos. Además, nos
compenetramos muy bien con el equipo de profesionales que hemos
escogido”, explicaba entonces. Moda y diseño, sí, pero con la gestión
bien amarrada.
Ocurre algo similar con la belleza.
Perera ha
apostado solo por una marca con la que vincularse, la francesa
Matriskin.
No solo alaba sus bondades en el blog de
la firma, sino que es distribuidora de la misma a través de la empresa
Paraíso Venus, que la importa a España desde su matriz francesa.
Está
implicada en todos sus aspectos, como confirman a este diario desde
Matriskin:
“Forma parte de la empresa a nivel de gerencia y desde el
principio, en 2009. Aparte de ser usuaria, claro”.
Perera se mete a fondo, pero de forma prudente, en lo que le preocupa,
como la educación de sus hijos.
Por eso hace unos años empezó a
promocionar el llamado Método Rainbow, con el que el matrimonio presumía
de los muchos idiomas que hablaba su hijo Dylan
a su corta edad. Su complicidad con el sistema le hizo abrir una
escuela basada en él en Miami, ciudad donde residen. Sin embargo, el
creador y gurú del mismo, Keith Raniere, fue detenido por el FBI en abril de 2018 por ser el fundador y líder de la secta NXIVM.
Un mes después las autoridades de Miami cerraron el centro.
Perera borró de su perfil de Twitter (inactivo desde el año pasado, además) el email asociado al método.
Muchas de sus referencias —y de las de Sanz— a este sistema desaparecieron.
Tras días de rumores, el 13 de julio la pareja se abría a contar en sus redes sociales que se separaban. “Somos
una familia y siempre lo seremos”, escribía cada cual en su perfil.
El
mismo mensaje, la misma foto, junto a sus hijos, entre pompas de jabón y
corazones.
“El mundo cambia, nosotros también, siempre amorosamente”.
Cambios que amenazarían la estabilidad de otras familias.
En la de los Sánchez-Perera parece, quizá, que después de la tormenta siempre llega la calma.
Cuatro hijos de tres relaciones
"Te juro que es verte la cara y mi alma se enciende…".
Alejandro Sanz dedicó la canción Mi marciana, que arrancaba así, a Perera a finales de diciembre de 2012.
Llevaban siete meses casados en el que era el segundo matrimonio del artista.
El primero había tenido lugar junto a la modelo y actriz Jaydy Michel en enero de 1999, por el rito balinés.
La pareja salía junta desde 1995 y se separaron en 2005. De su unión nació Manuela, la primogénita del cantante, que este domingo 28 de julio alcanza la mayoría de edad.
A ella le cantó un tema llamado Y solo se me ocurre amarte.
Alejandro Sanz dedicó la canción Mi marciana, que arrancaba así, a Perera a finales de diciembre de 2012.
Llevaban siete meses casados en el que era el segundo matrimonio del artista.
El primero había tenido lugar junto a la modelo y actriz Jaydy Michel en enero de 1999, por el rito balinés.
La pareja salía junta desde 1995 y se separaron en 2005. De su unión nació Manuela, la primogénita del cantante, que este domingo 28 de julio alcanza la mayoría de edad.
A ella le cantó un tema llamado Y solo se me ocurre amarte.
Con Perera tiene dos hijos: Dylan, nacido en julio de 2011 (su pequeño Capitán Tapón) y la pequeña Alma, de julio de 2014 (le ha dedicado Mi persona favorita).
Además, Sanz cuenta con otro hijo, Alexander, que es fruto de su relación con una
"mujer totalmente ajena a la vida pública", como contó en 2006, cuando
el pequeño tenía tres años.
La madre es Valeria Rivera, diseñadora de
moda de Puerto Rico. Hoy, su hijo tiene ya 16 años, es músico y este
verano ha salido de gira con su padre.
En su último disco le ha escrito un tema, It's ok, en inglés.
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