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4 jul 2019

Las abogadas de los divorcios multimillonarios, enfrentadas por el emir de Dubái

Helen Ward y Fiona Shackleton han intervenido en separaciones como las del príncipe Carlos, Madonna, Paul McCartney o Bernie Ecclestone. Ahora representan a Mohamed Bin Rashid y a la princesa Haya.

Las abogadas de familia Helen Ward (izquierda) y Fiona Shackleton.
Las abogadas de familia Helen Ward (izquierda) y Fiona Shackleton. Getty Images



Shackleton, de 62 años, tiene fama de ser ferozmente inteligente y de tener una increíble capacidad para llegar al fondo de un caso y ser capaz de ver un horizonte más amplio para llegar a una solución. 
También de ser de respuestas directas que dirige certeramente y en especial a las personas que no quieren escuchar.
 Casada con Ian Shackleton, un consultor financiero que desciende del explorador sir Ernest Shackleton, cree fervientemente en que el divorcio debe evitarse aunque sea su medio para ganarse la vida, y cuando sus dos hijas eran pequeñas no dudó en anteponer su familia a su trabajo y salir de su oficina a las 17.30 en punto para llegar a casa a tiempo de cenar con ellas y acostarlas.

 

Sir Paul McCartney y Fiona Shackleton saliendo de la Corte de Londres en marzo de 2008.
Sir Paul McCartney y Fiona Shackleton saliendo de la Corte de Londres en marzo de 2008.
Con 28 años trabajaba para el despacho Farrer & Co del que se convirtió en socia dos años después y no mucho más tarde en la principal abogada de la firma. 
En 2001 pasó a un despacho líder del sector, Payne Hicks Beach, y es allí donde sigue en su condición de socia.
 Hoy sus servicios valen casi 700 euros la hora y quienes están dispuestos a pagarlos también deben acostumbrarse a acceder a los juzgados al lado de una mujer de impactante imagen cuyos atuendos son capaces de eclipsar a la estrella más rutilante del firmamento de sus clientes.
 Los que han asistido a algunos de sus juicios, como observadores o contrarios, dicen que sus atuendos –algo alejados de la convencional imagen del traje de negocios– son una manera de centrar la atención en su persona y suavizar su imagen al mismo tiempo, una estrategia que ha podido confundir a alguno de sus oponentes hasta llegar a subestimarla.
Otros dicen que le sirven de carta de presentación para que sus posibles futuros clientes tomen buena nota de a quién acudir en caso de necesidad. Muchos aún recuerdan cuando Heather Mills, la exmujer de Paul McCarney le lanzó un vaso de agua en pleno tribunal, y cómo ella abandonó la corte al lado de su cliente, con el pelo aún mojado pero con una sonrisa de oreja a oreja. 
De Helen Ward los principales directorios legales independientes de Gran Bretaña afirman que es "excelente".
 Los adjetivos brillante y extraordinario también se asocian con su trabajo y según figura en el perfil que la retrata en la web del despacho en el que trabaja –Stewarts Law– "está reconocida como una de las abogadas de familia más importantes de Londres".
 Sin duda algunos de los asuntos que ha llevado hacen honor a su fama de ser una de las primeras opciones para los ricos y famosos que aprecian su atención a los detalles y su determinación legal.
 La revista Tatler, en un artículo dedicado a los mejores abogados de divorcios británicos la describió así: "Si lo que busca es absoluta discreción, no busque más que a Helen Ward". 
El mismo artículo afirmaba que le apasiona su trabajo, sabe eludir a los medios si el propósito es pasar desapercibidos y es una buena jugadora de tenis: "Tengo un buen golpe de derecha", afirmó respecto al juego y para quien quiera encontrar en sus palabras una metáfora de cómo es capaz de manejarse en el mundo del Derecho.
A la hora de aconsejar cómo comportase si se está implicado en un divorcio, Ward lo dejó claro en un artículo que publicó junto a una colega en la revista Sunday Times: elegir un abogado con un alto grado de inteligencia emocional; acudir a un terapeuta porque "probablemente es una de las experiencias emocionalmente más traumáticas de la vida"; saber escuchar los consejos que no se quieren oír; ser honesto; mirar hacia el futuro y encontrar una solución equitativa con la que ambas partes puedan vivir.
Un nuevo divorcio pondrá frente a frente a Shakleton y Ward, dos letradas que volverán a sacar sus mejores armas para conseguir que sus clientes acaben satisfechos, incluso cuando sea el momento de abonar su abultada minuta.

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