Un nuevo estudio sobre el origen de esta fruta cuestiona la definición de la ‘domesticación’ de las plantas.
El estudio Explorando los orígenes de la manzana, publicado esta semana, asocia el desarrollo de la manzana hasta las diferentes variedades que conocemos hoy en día con el comercio por la Ruta de la Seda,
situada en Eurasia. Sin embargo, este fruto ya había evolucionado
millones de años antes de que los humanos comenzaran a cultivarlos. Como
explica el autor de la investigación y director de los laboratorios de
paleobotánica del Instituto Max Planck, Robert Spengler, "viendo que los frutos son adaptaciones evolutivas para la dispersión de
semillas, la clave para entender la evolución de los frutos reside en
entender qué animales estaban comiéndolos en el pasado".
Antes del final de la última Edad de Hielo, se podía encontrar un mayor
número de mamíferos grandes en el paisaje europeo, como por ejemplo
caballos salvajes y ciervos.
Estos animales eran los que llevaban a cabo
la dispersión de las semillas debido a la dimensión de la manzana, por
lo que los árboles evolucionaban para poder atraerlos.
Debido a la
extinción de muchos de estos animales, este trabajo sostiene la idea de
que, durante los últimos 10.000 años, hay un menor esparcimiento de
semillas de las manzanas silvestres. Estas especies de frutos fueron
pues aislados después del final de la última Edad del Hielo, hasta que
los humanos empezaron a comercializar con ellos a través de la Ruta de
la Seda.
El descubrimiento de restos arqueológicos de manzanas, en forma
de semillas y conservados en lugares de toda Eurasia, apoya la idea de
que estos frutos se encontraban entre los productos básicos que se
desplazaban por estas rutas comerciales.
Fue entonces cuando tanto las abejas como otros polinizadores empezaron
con el trabajo de la hibridación de diferentes tipos de manzanos
silvestres, por lo que el estudio habla de un desarrollo por hibridación
e injerto hacia las manzanas que conocemos hoy en día, y no de un largo
proceso de selección y propagación de las semillas de los árboles más
favorecidos.
Por lo tanto, con este estudio se cuestiona la definición
de domesticación.
Además, según Spengler, "el proceso de domesticación no es el mismo
para todas las plantas, y todavía no sabemos mucho sobre él en árboles
de larga generación".
El estudio ayuda a ilustrar las interacciones de
los humanos con las plantas a través del tiempo y las diferencias en las
respuestas evolutivas de las plantas a la acción humana. Spengler
también destaca la importancia de que "miremos más allá de los pastos
anuales, como el trigo y el arroz, cuando estudiemos la domesticación de
las plantas.
Hay cientos de otras plantas domesticadas en el planeta,
muchas de las cuales tomaron diferentes caminos hacia la domesticación".
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