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Un Blues
Del material conque están hechos los sueños
18 jun 2019
El inesperado ascenso del Templo Satánico en Estados Unidos
El
Gobierno del país otorga a esta organización el mismo estatus fiscal que
a las instituciones benéficas y las iglesias. Pero no es lo que parece.
Escultura de Baphomet erigida por el Templo de Satán.Magnolia FilmsHéctor Llanos Martíne
Desde la primavera de 2019, el Servicio de Impuestos Internos de
Estados Unidos (IRS) otorga deducciones fiscales a los ciudadanos que
donen dinero al Templo Satánico. Esta organización que desde 2013 rinde culto al diablo tiene el mismo estatus que las instituciones benéficas y que las iglesias, sinagogas y mezquitas. Aunque
resulte una locura, no es exactamente lo que parece. Es cierto que sus
seguidores visten mayoritariamente de negro y que invocan a menudo a
Satán, pero no participan en sórdidos rituales, ni sacrifican bebés. Y
para lo único que usan sus tridentes es para limpiar con ellos las
playas y carreteras de sus ciudades. Simplemente, le han puesto bastante ironía a su forma de entender el
activismo. Defienden la libertad social y religiosa en un país que, en
teoría, es oficialmente laico. Si en estos momentos se atacan los
derechos fundamentales de los ciudadanos en nombre de Dios, ¿la
alternativa será adorar a Satán?, se preguntan. La suya es una
surrealista defensa de la separación de la Iglesia y el Estado ante el
cada vez más popular y agresivo discurso ultraconservador. Así lo plantea esta organización fundada por Lucien Greaves, que asegura haber pasado de tres a 50.000 miembros en tres años y cuyo ascenso es objeto del documental Hail Satan?, dirigido por la cineasta Penny Lane y presentado en Sundance London tras proyectarse a principios del año en la edición estadounidense del festival. “Ser ateo es aburrido. No tienes una iconografía ni una comunidad con la
que puedas reunirte”, comenta uno de sus miembros en un momento de la
película. Lane rebaja varios enteros la ironía de estas palabras. “Lo
que defienden es que ser ateo es una posición demasiado pasiva. En estos
momentos de crispación, se necesita pasar a la acción y luchar por los
derechos de todos”, comenta a EL PAÍS durante la presentación de la
cinta en Londres.
A los seguidores del Templo Satánico les gusta tanto el activismo como el cachondeo. / Magnolia Films
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