Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

13 may 2019

Madrid, desafío capital

En 2013 Madrid tocó fondo.

 Hoy resurge. Crecen la inversión, el turismo y los transportes sostenibles y compartidos. 

La capital de España ha renacido con vocación global. Y su transformación plantea enormes desafíos. De la gentrificación a la movilidad.

Es un ejemplo de los retos a los que se enfrentan las metrópolis del siglo XXI.



La plaza de Cibeles frente al edificio Metrópolis. 
La plaza de Cibeles frente al edificio Metrópolis.
Al sur del río Manzanares, en una esquina de Usera, como si fuera el Aleph, un punto concentra la transformación de Madrid en los últimos años.
 El restaurante se llama Pollo Asado Sudamérica, pero lo regentan unos asiáticos.
 El nombre está escrito en enormes caracteres, en español y en chino.
 Y ofrece en su menú, colgado a la entrada, un batiburrillo propio de este distrito con un 30% de nacidos en el extranjero, el más mezclado de la ciudad: patacón, yuca y salchipapa; bravas, croquetas y calamares; rollitos de primavera y tempura. 
El lugar desprende un olor a fritanga intercontinental que impregna la ropa. 
Los precios son competitivos. Por allí pasan familias latinas y jóvenes modernos a partes iguales.
 
La Gran Vía en hora punta. Por esta calle pasan casi 90.000 personas diarias los sábados, según datos del Ayuntamiento.

Pradolongo es un parque con regusto a democracia reciente inaugurado por el alcalde Tierno Galván en 1983.

 A una manzana de sus jardines, en el primer piso interior de un bloque de ladrillo visto, vive Alicia Madoño, española de origen peruano, cerca de los 60 años, junto a sus dos hijos y sus dos nietos, en 50 metros cuadrados. 

Alicia, que llegó a España en 2003, cuida a personas mayores para una subcontrata del Ayuntamiento. 

Su hija lo hace en una residencia.

 Su hijo conduce desde la tarde hasta la madrugada un coche de Cabify. 

Antes era de Uber. Viven juntos en este domicilio de Usera, que fue propiedad de la matriarca desde 2004 hasta 2010, cuando los desahució el banco que se quedó la vivienda.

  Fueron readmitidos poco después, pero ya como inquilinos, a cambio de una renta mensual de 400 euros.

 En 2016, el banco vendió el piso a un fondo y hoy ese fondo está interesado en renegociar al alza las condiciones del contrato. 

Alicia Madoño, con ayuda de la asociación Sindicato de Inquilinas, ha hecho oír su caso. 

Con su nivel de ingresos no se ve capaz de hacer frente al incremento de precios.

 "Vienes al mundo con nada y te vas con nada", resume esta mujer. 

Usera es un distrito que vive un proceso de gentrificación (el proceso mediante el cual la población original de un barrio céntrico y popular es progresivamente desplazada por otra de un nivel adquisitivo mayor) de manual.

 Según definen Daniel Sorando y Álvaro Ardura en su libro First we take Manhattan. La destrucción creativa de las ciudades, los pasos de este proceso se suceden: abandono, estigma, regeneración, mercantilización y, a veces, resistencia.

 La gentrificación significa que algo está pasando en la ciudad.

 

Tras el derrumbe económico, la capital de España muestra hoy cifras propias de un estado de ebullición: durante el primer semestre de 2018, la región lideró la inversión extranjera en España al atraer 8.383 millones de euros, el 70% del total nacional y un 43,7% más respecto del mismo periodo en 2017; el número de pasajeros del aeropuerto de Barajas se ha incrementado en un 45% desde 2013, hasta alcanzar la cifra récord de 57 millones el año pasado;

 la capital atrajo a más de 10 millones de turistas en 2018, un 30% más que en 2013. 

En esos mismos cinco años, las calles se han llenado de patinetes eléctricos (se han autorizado 10.000), coches eléctricos compartidos (unos 2.500), motos enchufables (4.680) y bicis eléctricas públicas (unas 2.000). 

Mientras, sus vecinos han ido aprendiendo el significado de las siglas VTC, los límites precisos de una zona de acceso restringido para vehículos contaminantes (Madrid Central) y las bondades y desdichas de los alquileres turísticos, regulados con polémica (se prevé el cierre de unos 10.000).

El comisario general de la Policía Local de Madrid, Teodoro Pérez, usa otra medida para tomar la temperatura a la capital: se han incrementado un 7% los "servicios planificados", aquellos acontecimientos para los que se requiere un dispositivo especial de sus efectivos.

 Conciertos, congresos, manifestaciones, maratones, visitas de jefes de Estado, el Rey en movimiento.

 En Madrid, a todas horas están pasando cosas. 

"Esa es su servidumbre por la capitalidad". 

En el recinto ferial de Ifema, por ejemplo, se celebraron 594 encuentros en 2017, un 23% más que en 2013.

 Una mañana de marzo tiene lugar el Congreso Mundial de Navegación Aérea, que reúne a profesionales de más de 130 países.

 Entre el barullo se encuentra un grupo de malasios. Comentan el atractivo de la ciudad: 

 "Permite unir ocio y negocios; hay que encontrar el equilibrio correcto". Esta noche cenarán en el Hard Rock Café y quieren ir otro día al clásico asador Botín. Hablan de Goya en el Museo del Prado y del Guernica, de Picasso, en el Reina Sofía.

 Uno de ellos ha venido al congreso por quinto año consecutivo. Se ha cogido unos días para aprovechar y moverse por España cuando termine.

 "Madrid está efervescente. Con mucha vida, muy de pie", dice Manuela Carmena, la alcaldesa de la ciudad.

 La regidora recibe en su despacho en el palacio de Cibeles, también de pie, tras recuperarse de una rotura de tobillo. Trata de definir el municipio: "Es una ciudad liberal.

 Muy tolerante. Ha logrado quitarse una etiqueta que era impostada, pero era suya: la de ser la capital del régimen.

 El alcalde Tierno significó el primer despertar.

 A mí me ha tocado participar en un segundo, después de años de un Ayuntamiento conservador".

 En su opinión, Madrid ha entrado en la categoría de "ciudad global".

 Y eso exige estar alerta para no perder su esencia, reforzando para ello la vida de barrio tanto como la del centro. Pero no cree que vaya a perder algo que la define:

 "Es una ciudad en la que se habla en los autobuses, en las tiendas, en la que se acaricia a los niños. 

En Estados Unidos le haces una caricia a un niño y llaman a la policía. Aquí te enrollas. Y siempre salen conversaciones. 

 La gente tiene ganas de hablar".

La alcaldesa asegura que no sueña con la ciudad. "La vivo. Supongo que tiene que ver con la biología.

 Cuando eres mayor [tiene 75 años] sueñas menos. 

Los sueños son para los jóvenes". Pero dice que le gustaría dejar tras de sí una línea de conducta, "y que nunca haya retrocesos". 

 Implicaría recuperar la historia de la ciudad. "Madrid la ha despreciado; fue la capital del mundo; hay baúles llenos y los estamos abriendo". 

Segundo: "Que se convierta en capital de la innovación. El salto se da cuando la sociedad tiene capacidad de generar invenciones sociales y científicas".

 Tercero: "Tiene que ser una ciudad verde, una sociedad sostenible. Donde seamos un ejemplo de la anticontaminación, ya lo estamos siendo.

 En asuntos de movilidad estamos en primera línea".

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