La noticia llega cuando los duques de Sussex están a punto de convertirse en padres de su primer hijo y cuando Doria Ragland, la madre de Markle, ya ha llegado a Londres.
Los duques de Sussex, Enrique y Meghan, están a punto de recibir a su primer hijo, que nacerá los próximos días.
Pero una vez que el pequeño venga al mundo, se desconoce cual será el destino de los duques y sus tareas institucionales.
Con su oficina ya separada de la del príncipe Guillermo (futuro heredero al trono) y con menor carga institucional, pero con una altísima exposición mediática, el palacio de Buckingham está buscando ocupación y destino para los duques.
Y podría pasar por África.
En su edición dominical, el diario The Times afirma que el continente africano se baraja como una opción más que factible para los destinos del príncipe Enrique y su familia.
Un traslado así supondría un trabajo "a medida" para las "grandes estrellas" de la monarquía, según el rotativo.
Lo positivo es que ese destino englobaría una mezcla de tareas: trabajo en pos de la Commonwealth (Isabel II nombró a Enrique el año pasado "embajador joven" de la misma); dedicación a las comunidades y la solidaridad, como ya hacen ahora; y un papel activo en la promoción del Reino Unido.
Según el diario, el plan lo habrían diseñado sir David Manning, exembajador británico en Estados Unidos y consejero constitucional de los dos príncipes, y el exsecretario privado de Isabel II, lord Geidt.
Un traslado a África supondría un alejamiento de la corte de Londres y de las maledicencias de los últimos meses, que hablan de un posible distanciamiento entre Meghan Markle y su cuñada, Kate Middleton, y también entre los hermanos, Guillermo y Enrique.
En su última aparición pública, el domingo en el 93º cumpleaños de Isabel II, los hijos del príncipe Carlos acudieron por separado y en ningún momento se les vio saludarse o charlar.
Meghan Markle no acudió a la celebración ya que se encuentra en avanzado estado de gestación.
De hecho, según medios como People, Doria Ragland, la madre de la duquesa, ya estaría en Londres para acompañar a su hija en la última etapa de su embarazo.
Una etapa de un par de años que diera margen a la pareja para hacer vida fuera del Reino Unido y empezar una familia, y también para calmar la fiebre Sussex que les tiene en el punto de mira, además de lograr que hicieran algo práctico para los Windsor. Isabel II vivió una etapa similar antes de convertirse en reina, cuando vivió en Malta a finales de los años cuarenta tras ser destinado allí su marido, el duque de Edimburgo.
Un portavoz del propio palacio de Buckingham ha afirmado a la revista Hello! que "por ahora no se ha tomado ninguna decisión sobre el futuro papel de los duques. El duque seguirá con su futuro papel como joven embajador de la Commonwealth".
El príncipe Enrique es un apasionado de África: pasó un año sabático, en 2004, en Lesotho, y ha viajado con Markle a Botsuana, al que él se refiere como su "segundo hogar".
Allí se enamoraron en 2016 y a ese mismo país volvieron para un viaje más largo en verano de 2017.
Incluso el anillo de pedida de Markle contiene un diamante de Botsuana.
Según una fuente cercana a estos planes, "la gestión todavía está en una primera fase, pero el plan es encontrar un nuevo modo de usar el poder de su imagen, especialmente en África".
"En palacio la discusión es acerca de cómo lidiar con Enrique y Meghan, como lidiar con un fenómeno que ha emergido con tal magnitud: haciéndolo productivo", relata otra fuente.
Los periodistas que siguen a la casa real británica tienen ciertas dudas acerca de este plan.
Para Phil Dampier, pendiente de sus informaciones durante más de tres décadas, no es concebible el coste que supondría que la pareja pasara "meses, años, fuera".
Para la responsable del Daily Mail, Rebecca English, la cuestión de los costes "debe ser fundamental en la discusión.
Enrique quiere alargar una excendencia que puede afectar al día a día.
Puede estar bien en teoría, pero el coste, la logística y sobre todo la seguridad va a complicar y encarecer todo. ¿Tendrán los contribuyentes estómago para aguantarlo?".
Para Dampier, un cambio así puede suponer un terremoto aún mayor: "El príncipe Felipe se ha retirado, la reina tiene 93 años y Carlos y Camila tienen alrededor de 70.
Si Enrique y Meghan se van a África, ¿quién va a hacer las tareas reales en Reino Unido? Podría ser el principio del fin de la monarquía".
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