Sociólogos y politólogos se devanan los sesos para averiguar de dónde ha salido toda esa gente que dice que va a votar a Abascal y los suyos. Como si fueran nuevos.
No son racistas, pero si se cruzan con un negro de noche por una
calle desierta se cambian de acera.
No son homófobos, pero les molesta ver a dos hombres o dos mujeres besarse en público porque tampoco hace falta exhibirse y es una falta de respeto al prójimo.
No son xenófobos, pero sigue sin caberles en la cabeza que haya tanto moro y tanto rumano y tanto panchito colapsando los ambulatorios y que, encima, pasen antes que ellos, que son españoles y han cotizado toda la vida.
No son sexistas, pero no les negaremos que, si las mujeres no trabajaran todo el santo día fuera de casa y estuvieran más pendientes de sus maridos y sus hijos, no habría tanto divorcio ni tanto fracaso escolar ni tanto embarazo que acaba en aborto, aunque si la embarazada es una hija o una nieta, mientras no se entere nadie, aquí no ha pasado nada.
No son homófobos, pero les molesta ver a dos hombres o dos mujeres besarse en público porque tampoco hace falta exhibirse y es una falta de respeto al prójimo.
No son xenófobos, pero sigue sin caberles en la cabeza que haya tanto moro y tanto rumano y tanto panchito colapsando los ambulatorios y que, encima, pasen antes que ellos, que son españoles y han cotizado toda la vida.
No son sexistas, pero no les negaremos que, si las mujeres no trabajaran todo el santo día fuera de casa y estuvieran más pendientes de sus maridos y sus hijos, no habría tanto divorcio ni tanto fracaso escolar ni tanto embarazo que acaba en aborto, aunque si la embarazada es una hija o una nieta, mientras no se entere nadie, aquí no ha pasado nada.
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