Tom Parker Bowles y Laura Lopes, hijos de Camilla, están ausentes de la vida palaciega pero no de la atención mediática.
Como hijo mayor de Camilla de Cornualles y periodista gastronómico muy conocido en Inglaterra, Tom Parker Bowles no es ajeno a la atención mediática, pero en las últimas semanas su nombre ha aparecido en los periódicos por un motivo diferente: un amago de escándalo relacionado con un negocio de cortezas de cerdo que cofundó en 2011 junto a dos amigos. Mr Trotter's Great British Pork Crackling, que así se llama el producto, se preciaba de su trazabilidad: las cortezas se elaboraban solo con cerdos de granjas británicas certificadas en bienestar animal.
Pero, según ha publicado The Times, la empresa se ha visto forzada a admitir que, de un tiempo a esta parte, utiliza sobre todo cerdos extranjeros: en concreto, daneses, alemanes y holandeses.
Parker Bowles ha intentado dar carpetazo al asunto con un tuit donde explica que, precisamente, abandonó el consejo de administración de Mr Trotter's a principios del año pasado “porque ya no podíamos garantizar un suministro regular de cortezas de cerdos criados al aire libre en Gran Bretaña”.
Está más que acostumbrado a lidiar con polémicas.En una entrevista en The Lady donde le preguntaron qué era lo más desagradable que le habían llamado, contestó: “No hay nada que pueda ofenderme. Me han dicho de todo”.
En 1999, el tabloide News of the World publicó su foto en portada con el titular “Este es el hijo de Camilla puesto de cocaína”, y la BBC aseguró que el príncipe Carlos había tenido que llamarle al orden ante su supuesto consumo de drogas.
Y en varias ocasiones ha contado que, cuando a principios de los noventa salió a la luz la relación extramarital de Camilla con el príncipe Carlos, él y su hermana, Laura Lopes (ambos son hijos del oficial retirado Andrew Parker Bowles, con quien la duquesa estuvo casada de 1973 a 1995) jugaban a spot the pap (localiza al paparazi).
“Mi madre tenía unos prismáticos y nos sentábamos arriba diciendo: ‘¿cuántos hay?’
Los encontrabas porque el sol se reflejaba en sus lentes. Durante unos dos años fue totalmente normal tener cinco paparazis entre los arbustos”, explicó en The Guardian en 2006.
En las entrevistas sorprende por una cierta irreverencia y por su tendencia a la autocrítica; ha afirmado, por ejemplo, que su paso por Eton y Oxford fue “totalmente mediocre”.
Tampoco evita las preguntas sobre Camilla, a quien define como una madre ejemplar, “que nunca juzga”.
“Lo que más me cabrea es cuando alguien que no la conoce dice que ha sido una mala madre”, contó en 2006 a The Telegraph.
En cuanto a su padrastro, al que llama Sir y afirma “adorar”, considera que será un rey excelente.
En 2005, Parker Bowles se casó con la periodista de moda Sara Buys en una ceremonia que tuvo entre sus invitados —además de a sus hermanastros—, a Mick Jagger o Hugh Grant.
Son padres de una niña y un niño nacidos en 2007 y 2010, aunque en enero del año pasado se publicó que el matrimonio atravesaba una grave crisis.
Su hermana Laura, comisaria de arte de 41 años, tiene un perfil mucho más bajo; tanto, que algunos medios se refieren a ella como “la hermanastra secreta”.
Su existencia está muy lejos de ser un secreto, pero Laura es mucho más discreta y menos inclinada a dar titulares que su hermano. Estudió en Oxford, fue becaria en el Museo Guggenheim de Venecia, y en 2005 abrió su propia galería, Eleven Fine Art, que dirigió durante una década.
La hija de Camilla es madre de tres hijos, fruto de su matrimonio con Harry Lopes, un aristócrata con un curioso currículo: es CEO y fundador de una empresa de energías renovables, de joven fue modelo de Calvin Klein, y es hijo y nieto de barones.
Su hija mayor, Eliza, fue una de las damitas de honor en la boda de los duques de Cambridge.
Si hoy Tom y Laura no tienen un título nobiliario, o no ocupan un papel más relevante en el organigrama real, no hay que buscar los motivos en estas rencillas del pasado. Lo explicó Tom sin ninguna acritud en Good Morning Britain el pasado diciembre: “Nosotros somos los hijos plebeyos. Estamos a un lado”.
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