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20 mar 2019

Equinoccio de primavera: el cambio de estación se hace oficial

Tras el tiempo seco y caluroso invierno que llevamos, la nueva estación, sin perspectivas de grandes cambios, durará 92 días y 18 horas antes de dar entrada al verano el 21 de junio.

Equinoccio de Primavera
Parque Keukenhof, Lisse (Holanda)
Este año el inicio oficial de la primavera no es nada madrugador, de hecho, habrá que saludarla con un “¡Buenas noches!”, porque el comienzo de la nueva estación en el hemisferio norte se producirá a partir de las 22.58 horas de este miércoles 20 de marzo en España. En la mitad norte del planeta el paso del invierno a la primavera se produce con el equinoccio de primavera, el instante preciso en que la duración del día y la noche prácticamente coinciden en cualquier punto de la Tierra.
 Es también el momento astronómico en el que comienza el otoño en el hemisferio sur.
En teoría es el comienzo de una época de cambio de tiempo, de los días más largos, del florecimiento de los árboles, de las alergias y del cambio de hora.
 Pero debemos tener en cuenta que el pasado mes fue el febrero con las temperaturas más altas de lo que llevamos de siglo, que la temporada de esquí se ha reducido por la falta de precipitaciones, que la sequía es mucho más que una amenaza en la mayoría de las cuencas hidrográficas y que las perspectivas meteorológicas indican que todo continuará de manera parecida con la llegada de la primavera.

El equinoccio de primavera es el momento preciso en el que el Sol corta el plano del Ecuador, un instante que este año se producirá el 20 de marzo a partir de las 21:58 horas en horario universal (una hora más en España).
 La explicación y comprensión de este momento es sencilla: la inclinación del eje de rotación de la Tierra es de unos 23,5º, y el desplazamiento del planeta por su órbita alrededor del Sol origina las estaciones, con los solsticios y equinoccios como los puntos de cambio.
Desde el amanecer ya tendremos ante nuestros ojos un gran cambio que se produce también en el equinoccio: el Sol, que salía hasta ahora hacia el sudeste, saldrá exactamente por el Este y se pondrá por la tarde justo en el Oeste, lo que supondrá que el día y la noche duren prácticamente lo mismo, que es el significado del término equinoccio, que procede del latín aequinoctium (“noche igual”). 
A partir de este día, el tiempo de luz por la tarde será más perceptible aún y se irá incrementando tras el cambio de hora del último domingo de marzo.
El equinoccio de primavera puede producirse, a lo largo del siglo XXI, en tres fechas distintas, entre los días 19 y 21 de marzo. 
El más madrugador será el del año 2096 y el inicio más tardío se produjo en 2003.
 Las variaciones de un año a otro son debidas al modo en que encaja la secuencia de años según el calendario (unos bisiestos, otros no) con la duración de cada órbita de la Tierra alrededor del Sol (duración conocida como año trópico).
El equinoccio de primavera fue el comienzo del año en casi todos los calendarios de la antigüedad y lo sigue siendo en varios calendarios aún vigentes como el persa o el indio.
 También lo fue en el calendario romano, tal y como revelan los nombres de los meses: Martius, Aprilis, Maius, Iunius, Quintilis, Sextilis, Septembris, Octobris, Novembris y Decembris.
La organización del calendario siempre fue un quebradero de cabeza en la humanidad, y Julio César, rodeado de astrónomos egipcios, ordenó una primera e inteligente reorganización de los viejos calendarios sol-lunares existentes, introduciendo los años bisiestos.
Durante toda la primavera Marte será visible tras la puesta de Sol y al amanecer se verán Venus, Saturno y Júpiter, que también se podrán ver por las noches al final de la estación.
Los equinoccios, al igual que los solsticios, cuentan la historia del calendario y de los grandes eventos astronómicos que están incorporados a nuestra vida y que seguimos celebrando, ya que el equinoccio de primavera, o vernal, es posiblemente el más destacado. 
Este fenómeno marca el paso del invierno a la primavera, simbolizando la supervivencia, el resurgimiento de la vida y la eclosión de la naturaleza.

 


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