Forzada por el aumento del intrusismo y las aperturas de centros low cost, la cirugía secundaria es una especialidad al alza.
La medicina estética tampoco está exenta de la corrección de emergencia.
Sin llegar a extremos como los de Estados Unidos, donde los excesos físicos son deporte nacional, en nuestro país también hay cirujanos y médicos estéticos que se enfrentan a diario a desaguisados infringidos por otros.
Por desgracia, la cirugía secundaria –aquella que se realiza para mejorar el resultado de una cirugía previa- es una especialidad al alza y algo perfectamente evitable si el intrusismo y el low cost no estuvieran a la orden del día.
Según la International Society of Aesthetic Plastic Surgery, en España se realizan al año 473.000 intervenciones estéticas. Estamos en el puesto 12 del ranking mundial y, sin embargo, de los más de 10.000 médicos que practican cirugía estética en España, solo 1.200 poseen la titulación adecuada.
Lo ha calculado la SECPRE (Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética).
“Las secuelas más comunes son las pequeñas deformidades o asimetrías ‘postop’ y, en ocasiones, corregir un pequeño defecto obliga a realizar grandes intervenciones que no justifican el procedimiento”, explica el doctor Francisco Riba, cirujano oral y maxilofacial de Face Clinic.Los desastres más comunes se producen entre las intervenciones más demandas y las soluciones varían mucho.
Implantes de pecho
La cirugía mamaria es la más realizada de las intervenciones estéticas.“En España se hacen al menos 40.000 al año, y si bien es segura en manos experimentadas, estamos viendo en los últimos años un aumento en el número de complicaciones y desastres estéticos en general”, alerta la doctora Pilar de Frutos, especialista en cirugía plástica. ¿Los principales riesgos?
“La utilización de prótesis de mucho volumen, que puede hacer que la mama caiga demasiado pronto, que se perciban los pliegues de ésta en la piel (rippling) y que aumente el riesgo de encapsulamiento”, explica el doctor Ignacio Ortega, director de la Unidad de Cirugía Mamaria y Corporal de Face Clinic.
En este caso, la corrección pasa por cambiar por prótesis de menor tamaño y eventualmente acompañarlo de un lipofilling o mastopexia (elevación de la mama).
“En otras ocasiones, las complicaciones se derivan de una mala técnica quirúrgica, con mala posición del implante o asimetrías evidentes en la ubicación de las areolas o pezones”, señala de Frutos.
Entre las más graves, aunque menos frecuentes, nos encontramos infecciones o la denominada “contractura capsular”, que puede requerir de nuevas intervenciones.
Para corregir esto, hay que intervenir de nuevo, valorar un cambio de modelo y volumen de la prótesis, remodelar el bolsillo protésico y readaptar el tejido mamario si hiciera falta.
“Sin embargo, hay que tener en cuenta que con cada nueva cirugía que realizamos los tejidos se debilitan y existe mayor riesgo de complicaciones”, avisa de Frutos.
Rinoplastia
Probablemente los más difíciles de corregir son los daños que se producen en la nariz tras una rinoplastia mal hecha.Como explica el doctor Ortega, “esto se produce por la dificultad técnica que de por sí misma tiene esta intervención, pero hay que añadir la no disponibilidad de tejido en la propia nariz para corregir los daños”.
La cirugía secundaria obliga a tomar hueso de la costilla, el cartílago de la oreja y hasta la fascia de la zona temporal de la cabeza.
Blefaroplastia
Eliminar la piel sobrante de los párpados para rejuvenecer la mirada también entraña riesgos graves.“Un exceso de resección cutánea del párpado superior puede impedir el cierre correcto del ojo, y en el caso del inferior, que se produzca un ectropión (exposición de la conjuntiva), lo que provocaría un síndrome de ojo seco o un lagrimeo constante.
Las soluciones son complejas y requieren nuevas intervenciones” alerta Ortega.
La cautela es la mejor prevención, y estas no son las únicas complicaciones.
“A nivel estético, retirar en exceso las bolsas de grasa del párpado inferior puede dejar sensación de hundimiento o de “ojo redondo” y el único arreglo posterior es optar por algún tipo de relleno como el ácido hialurónico o la propia grasa en casos concretos”, añade de Frutos.
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