José Javier Salvador Calvo disparó su carabina contra su mujer "sin darle tiempo a reaccionar, defenderse eficazmente, o salir huyendo".
José Javier Salvador Calvo, el hombre que supuestamente ha asesinado en Zaragoza a la abogada Rebeca Santamalia Cancer, de 48 años, y con quien mantenía una relación sentimental, fue condenado en 2005 a 18 años de prisión por el asesinato de su mujer, Patricia Maurel Conte, el 22 de mayo de 2003
en la localidad turolense de la Puebla de Hijar, según la sentencia del
Tribunal Superior de Justicia de Aragón.
Además, tenía prohibido aproximarse a sus hijos y a sus suegros. El cadáver de Santamalia, quien defendió a Salvador Calvo en este proceso, ha sido hallado este jueves en Zaragoza en la vivienda de él, quien se ha suicidado.
Además, tenía prohibido aproximarse a sus hijos y a sus suegros. El cadáver de Santamalia, quien defendió a Salvador Calvo en este proceso, ha sido hallado este jueves en Zaragoza en la vivienda de él, quien se ha suicidado.
Descargó una decena de tiros de la carabina que había comprado, dijo, para la comunión de su hijo.
Y lo hizo después de ir a casa de sus suegros a comunicarles que Patricia le era infiel y que él "estaba recibiendo mensajes de voz y escritos en su móvil sobre la infidelidad".
El fallo sostiene que Maurel "mantenía relaciones por ordenador con un joven con el que tenía una gran confianza".
Salvador acudió después, a las 20.30 del 22 de mayo, al bar Brillante de la Puebla de Híjar
. Allí se encontraba su mujer, candidata del PP a la alcaldía de ese municipio, junto a sus compañeros de partido, a quienes el homicida manifestó que "la devolvería" en dos minutos.
En ese momento, la víctima salió del bar y, tras mantener una breve conversación con el acusado, subió con él a una furgoneta Citroen C-15.
Cuatro de los proyectiles impactaron en la cabeza de la víctima, dos en la zona frontal y otros dos en las sienes.
Otros cuatro lo hicieron en la zona del tórax y el abdomen.
La sentencia arguye que se dispararon a corta distancia "con el fin de asegurar la muerte".
Además, recibió otro disparo en el brazo izquierdo, "cuando la víctima intentaba proteger su cabeza".
Después, Salvador trasladó el cadáver de su esposa a un campo de cultivo cercano y lo dejó allí abandonado.
Regresó al pueblo, estacionó la furgoneta y dejó en ella el arma, escondida entre ropas.
Llamó por el móvil a un amigo para que le trasladara a Teruel. Se encontró con él en el restaurante Venta La Panolla, en Alcañiz (Teruel) sobre 23.00, donde llegó conduciendo el coche de su mujer.
En ese momento, ante la insistencia del homicida "de que necesitaba ir a Teruel", su amigo le llevó en su vehículo.
Una vez allí, Salvador fue al hospital y allí confesó a un agente de policía que "había matado a su esposa".
El homicida reveló a la Guardia Civil de Híjar del lugar exacto en el que se hallaba el cadáver de Maurel.
En la sentencia se concluye que "el acusado, al reconocer los hechos, era consciente de que iba a ser descubierto y de que ya estaban buscando a su mujer".
Según la sentencia, "el acusado llevó a su esposa hasta las afueras de la Puebla de Híjar, a unos 900 metros aproximadamente de distancia".
Cuando llegaron a ese punto, detuvo el vehículo "en un camino en el que no hay casas y en el que en aquel momento no había nadie". Salvador cogió una carabina —arma larga de fuego de menor longitud y potencia que el fusil— y "comenzó a disparar contra el cuerpo de esta sin darle tiempo a reaccionar, defenderse eficazmente, o salir huyendo".
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