Los actores arrancan el año en una situación familiar y laboral similar: divorciados, superando sus adicciones y en busca de un nuevo hueco en el cine.
Tres iconos masculinos de Hollywood, tres de los
hombres más poderosos, admirados y envidiados de la industria del cine
están en caída libre.
Los actores Brad Pitt, Johnny Depp y Ben Affleck
afrontan uno de los momentos más complicados de sus vidas y
experimentan el impacto de pasar del éxito absoluto a un declive casi
total, tras caer en las adicciones, protagonizar controvertidos
divorcios y ver rotas unas familias que hasta hace muy poco tiempo
parecían indestructibles.
Pitt, Depp y Affleck comparten una trayectoria
similar.
Todos ellos han estado en la cima del cine, han cosechado
fortunas multimillonarias y han formado familias que podían parecer más
propias de una película que de la vida real.
Ya no se esfuerzan por
mantener esa idílica imagen, sino que hablan abiertamente de sus dificultades y no tratan de esconder sus problemas.
Publicaciones como la francesa Madame Figaro aseguran que el futuro de estos tres intérpretes pende de un hilo y se preguntan incluso si “sobrevivirán al 2019”.
Todo a su alrededor despertaba interés, desde los inicios de su relación —Brad Pitt todavía estaba casado con Jennifer Aniston
cuando conoció a Angelina Jolie— hasta la creación de una gran familia,
con seis hijos en común (tres adoptados, Maddox, Zahara y Pax, y tres
biológicos, Shiloh, Knox y Vivienne).
Todo se derrumbó tras el verano de 2016, cuando Angelina Jolie alegó diferencias irreconciliables para pedir el divorcio y solicitar la custodia de los seis hijos en un proceso que parece interminable y que incluye un incidente en un avión privado en el que Pitt perdió los nervios frente a uno o más de sus hijos, aunque fue absuelto de las denuncias de abuso infantil.
Quien fuera el hombre más sexy del mundo se dejó ver desmejorado, triste y con una importante pérdida de peso.
Acabó reconociendo que tenía un problema de alcoholismo
—“no recuerdo ni un día desde que salí de la universidad en el que no
hubiera estado bebiendo o me hubiera tomado algo”— y que necesitaba
ayuda psicológica.
Una historia similar vivió Ben Affleck.
Estuvo casado
12 años con la actriz Jennifer Garner y juntos tuvieron tres hijos.
Garner, de eterna sonrisa, madre entregada, apoyó a su ahora exmarido hasta terminar por rendirse,
cansada de actuar como si fuera su niñera, estando casados o incluso
durante el divorcio, todo por el bien de sus hijos Violet, Seraphina y
Samuel.
Mucho se ha hablado sobre la transformación física del protagonista de Batman,
que ha sido fotografiado en varias ocasiones con un aspecto muy
desmejorado, poco saludable y con unos evidentes kilos de más.
Más allá
de la apariencia estética, el intérprete ha hablado en público sobre sus problemas psicológicos y, al igual que Brad Pitt, ha animado a romper el tabú sobre pedir ayuda cuando se necesita.
La que formó junto a la también actriz Angelina Jolie ha sido la familia poco convencional más querida de Hollywood.
El matrimonio tenía un apodo, Brangelina,
que hacía pensar en ellos como un todo casi eterno.
Entre 2005 y 2016
fueron una de las parejas más famosas, poderosas y millonarias de la
industria del entretenimiento y la más esperada en las alfombras rojas.
Al alcoholismo, el divorcio y la ruptura con su última novia —la modelo Playboy Shauna Sexton— se suma el escándalo en torno a su hermano, Casey Affleck, también actor, acusado de haber cometido abusos sexuales.
Aunque al principio lo negó, finalmente terminó pidiendo disculpas
por unos comportamientos que, dijo, no tenían que haberse producido.
Ambos se están esforzando para rehabilitar su imagen pública, que se encuentra en uno de sus momentos más bajos.
El tercero de los hombres en apuros es Johnny Depp, otro de los que el año pasado aseguró haber tocado fondo.
El panorama del intérprete de Jack Sparrow, el personaje más aclamado de Piratas del Caribe, también parece desolador. Al alcoholismo de Pitt y Affleck suma problemas financieros y la denuncia de su exmujer Amber Heard, con quien estuvo casado apenas 15 meses, por malos tratos.
A esta mezcla casi letal se añade otro drama familiar, la enfermedad de
su hijo menor, John, de 16 años, fruto de su matrimonio con la modelo y
actriz Vanessa Paradis, madre de su otra hija, Lily Rose, una de las jóvenes más influyentes del mundo de la moda.
Además, mientras que Brad Pitt y Ben Affleck sí continúan triunfando en
el cine y no dejan de protagonizar papeles estelares, Depp ya no cuenta
con el apoyo de una industria a la que critica duramente —se ha referido a Hollywood como “maldito circo de mierda”— y ha perdido el que fue su papel estrella.
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