La monarca sueca celebró este miércoles su 75 cumpleaños, que tendrá lugar el 23 de diciembre, con una recepción y asistiendo a un concierto navideño en un momento de aparente calma familiar.
Mábel Galaz
- Silvia de Suecia está de celebración.
- El próximo 23 de diciembre cumple 75 años y ayer se sucedieron en Estocolmo distintos actos para conmemorarlo. Por la mañana, el Palacio Real acogió una recepción para autoridades y diversas organizaciones;
- y en la tarde noche un concierto navideño en la iglesia Hedvig Eleonora al que la reina asistió junto a su marido, el rey Carlos Gustavo de Suecia.
- Aunque, sin duda, el mayor regalo de esta mujer que ha sido toda una pionera en las monarquías europeas ha sido tener de nuevo reunida a toda su familia, incluida su hija mediana, Magdalena de Suecia, que vive en Florida desde el pasado verano y se ha desplazado hasta su país natal junto a su marido y sus hijos para celebrar el aniversario de la reina y las cercanas fiestas navideñas.
- Silvia Sommerlath y Carlos Gustavo se
conocieron en los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972, donde ella
trabajaba como azafata.
Cuatro años más tarde contraían matrimonio en la catedral de Estocolmo y ella se convertía en reina, un trabajo que ha desarrollado sin sobresaltos públicos pero con muchos líos familiares, desde el pasado nazi de su padre a las infidelidades de su marido y la rebeldía de sus tres hijos.
Aunque su cumpleaños llega cuando sus asuntos parecen estar en calma.
Nació en Alemania pero sus orígenes son brasileños, por eso dicen en su país que es una obsesa de la belleza y que combate el paso del tiempo con operaciones y tratamientos de estética que la han llevado a ser calificada como “la reina que nunca envejece”.
Hay otros observadores de la corte sueca que han achacado sus retoques a los momentos de tristeza que ha vivido por la alocada vida de su marido, que ella ha tratado de minimizar llegando incluso a entrar en batalla con los medios de comunicación.
Silvia de Suecia, que siempre ha preferido estar en un segundo plano en la guerra que la familia real declaró a la prensa sensacionalista alemana, entró en ella en 2003 en una extensa entrevista realizada por la revista Welt am Sonntag, en la que se declaraba dispuesta a luchar contra las mentiras.
“A nadie que esté felizmente casada”, dijo, “le apetece leer que su matrimonio ha entrado en crisis y está en vías de separación”, afirmó aludiendo a las múltiples ocasiones en que alguna publicación sensacionalista de su país publicitó historias de supuestas amantes, divorcios o separaciones de su matrimonio con el rey Carlos Gustavo.
“La batalla contra las mentiras debe continuar”, dijo Silvia, “por nuestros hijos, porque nada peor podría ocurrir en nuestra condición de padres que mañana ellos nos reprocharan que no hicimos nada para defenderlos de las calumnias”.
Obligado a asumir la responsabilidad del trono a los 27 años, Carlos Gustavo de Suecia vio en el pasado cómo se convertía en el objetivo de muchos y afilados ataques.
Particularmente tras la publicación en 2010 de una biografía no autorizada en la se hablaba de sus reiteradas infidelidades y sus salidas nocturnas a clubes de alterne y striptease, y hasta de una relación seria con la cantante local Camilla Henemark. Tampoco ayudó la difusión de una grabación en la que uno de sus mejores amigos intentaba negociar para que no se publicaran unas fotos comprometidas del monarca.
Pero lo que no ha logrado hacer olvidar Silvia de Suecia es el pasado de su familia relacionada con la Alemania nazi.
Uno de los mayores disgustos fue cuando se publicó un fotomontaje de la familia sueca en que la reina Silvia estaba arrodillada en el suelo, tratando de esconder una cruz gamada nazi.
Los negocios de su padre, Walter Sommerlath, miembro del partido nazi en Alemania y director de una empresa confiscada a un judío berlinés, han sido objeto de discusión en Suecia en el pasado.
La propia reina tuvo que explicar que su progenitor nunca fue soldado ni tampoco activo políticamente. “Era difícil ir contra corriente en aquellos momentos”, se ha justificado.
Ahora Silvia se muestra encantada en su papel de abuela. Victoria, la heredera, dejó atrás sus problemas de anorexia; el matrimonio de Magdalena parece estar en calma tras estar su esposo en entredicho por sus negocios; y su hijo Carlos Felipe parece feliz con Sofía, la joven que pasó de salir en realities a ser princesa.
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