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Un Blues
Del material conque están hechos los sueños
10 nov 2018
La sonrisa maldita de Lucia Berlin...................... Andrea Aguilar...
Tras el
sensacional éxito de 'Manual para mujeres de la limpieza', se publica
una nueva colección de relatos y un volumen con escritos biográficos y
cartas de la escritora,
Fotografía tomada por Budd Berlin de su esposa la escritora Lucia Berlin y su hijo David en Alburquerque en 1963. Literary Estate Lucia Berlin
Prácticamente desconocida hasta 2014, el rotundo éxito de la escritora Lucia Berlin llegó 10 años después de su muerte. Manual para señoras de la limpieza, una amplia recopilación de sus relatos reunida por Stephen Emerson y prologada por Lydia Davis, pronto se convirtió en un fenómeno literario de primer orden.
Crítica y público quedaron arrebatados por esa voz inteligente,
tiernamente observadora y llena de humor que era capaz de volver
candorosamente digeribles incluso crudas historias de adicción y caídas
en picado. Berlin rebosaba vida, claros y oscuros, asombraba,
enganchaba, y helaba la sonrisa. Los derechos de aquella antología se
han vendido a 30 países, y la traducción en español —una de las más
exitosas en el mundo— apareció en el sello Alfaguara en 2015 y ya va por
la 16ª edición. El fulgurante ascenso de Berlin vino rodeado de un cierto aura de
misterio. ¿Dónde había estado esta prodigiosa escritora hasta entonces?
¿Cómo había pasado desapercibida su voz? Calificada como “el secreto
mejor guardado de las letras estadounidenses”, la imponente belleza de
la autora, su accidentada vida —tres maridos y cuatro hijos antes de los
30 años— y la dura batalla contra el alcoholismo en la que estuvo
metida más de una década, añadían cierto malditismo a su figura, pero no
zanjaban las preguntas. La más acuciante para sus editores pronto pasó a
ser: ¿qué más sorpresas escondía la bella Lucia? Aunque permanecía
inédita en otras lenguas, los relatos de Berlin habían sido publicados
en varios libros por editoriales independientes en EE UU. “Muchos de
ellos quedaron reunidos por su buen amigo Emerson en Manual,
pero esa era su selección. Por otro lado, no queríamos sacar simplemente
lo que había quedado fuera”, explica en conversación telefónica desde
Nueva York Devon Mazzone, del sello Farrar, Strauss & Giroux. Unos
textos autobiográficos que conservaba la familia, y en los que Berlin
trabajaba cuando murió, fueron el eje para armar dos nuevos volúmenes
que ayudan a completar el retrato de la escritora. “Esos textos
dialogaban con los cuentos y permitían conocer más a la autora”, dice
Mazzone.
Así, esta semana se han publicado simultáneamente en el mercado anglosajón las dos novedades: la colección de relatos Una noche en el paraíso y Bienvenida a casa,
libro que reúne apuntes autobiográficos, una selección de cartas y
fotografías. “En algún momento pensamos en sacar un solo libro, y hay
algunos países que quieren hacerlo así, pero nosotros finalmente optamos
por mantener cuentos y biografía separados”, explica Mazzone. Las
versiones en español y en catalán (editadas en Alfaguara y L'Altra,
respectivamente) también han apostado por esta fórmula, pero además han
decidido espaciar los dos volúmenes: el libro biográfico saldrá el
próximo octubre. “Creo que para los lectoras será agradable saber que
aún queda otro Lucia Berlin el año que viene”, dice Pilar Álvarez, de
Alfaguara. Mientras tanto, esta semana han llegado a las librerías los 22 relatos de Una noche en el paraíso
prologados por Mark Berlin, que falleció un año después que la
escritora, en 2005. El mayor de los dos hijos que Berlin tuvo con su
primer marido, el escultor Paul Suttman, recuerda a su madre contándoles
historias: “No importa qué cuento fuera, porque cada noche traía una
historia con su dulce tonada, un acento mezcla de Texas y Santiago de
Chile”.
Berlin, en Oakland, California, en 1975.Literary Estate Lucia Berlin.
Nacida en Alaska en 1936, hija de un ingeniero de minas y un ama de
casa, Berlin tuvo una infancia itinerante por Idaho, Kentucky, Montana,
Arizona y Texas, donde pasó la Segunda Guerra Mundial con su madre y sus
abuelos, antes de recalar en Chile en la adolescencia. En la
Universidad de Nuevo México fue alumna del novelista Ramón J. Sender
y se enamoró de un mexicano, episodio que indignó a sus padres y que
acabó llevándola a casarse con Suttman, en parte para evitar ser enviada
a Europa. Sus dos siguientes esposos fueron los músicos Race Newton y
Buddy Berlin, este último padre de sus dos hijos menores y adicto a la
heroína. Siguió itinerante por Nueva York, México, Guatemala, Nuevo
México y, más adelante, California, ya separada de Berlin, antes de
dejar el alcohol y obtener gracias a su amigo Emerson una plaza como
profesora en Colorado. “Hubo momentos duros, incluso peligrosos”,
escribe Mark. “Mi madre escribía historias verdaderas; no necesariamente
autobiográficas, pero por poco”. La autoficción que muchos lectores intuyen en las páginas de Lucia
Berlin es uno de los factores que, según Mazzone, han contribuido de
alguna manera a su fenomenal éxito en un momento en el que este género
está en auge. “Berlin no escribe sobre vidas perfectas, cuenta
experiencias duras, pero no victimiza a la mujer. Son relatos cortos,
pero con muchas capas de significado”, apunta. “Los lectores y la
crítica sintieron que eran muy contemporáneos. El redescubrimiento de
voces literarias femeninas y las estupendas reseñas de Manual ayudaron mucho”. El editor cita la novela Stoner
como precedente de obra olvidada y redescubierta que causó sensación.
También habla de la “eulogía colectiva” que la reedición de Berlin
provocó, con muchos de sus amigos escribiendo sobre ella. La leyenda ha
seguido creciendo, pero al fin como Lucia decía a sus hijos “la historia
es lo que cuenta”.
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