Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

19 nov 2018

El mensaje de Meghan Markle está en su ropa

Con su tendencia a usar firmas pequeñas y sostenibles, la duquesa lanza un alegato en favor de la responsabilidad social,

Meghan Markle, en distintos 'looks' como duquesa de Sussex.
Meghan Markle, en distintos 'looks' como duquesa de Sussex. AFP/Getty Images

 Nadie pone ya en duda el llamado “efecto Meghan”, o la capacidad de la duquesa de Sussex para lograr que toda prenda o accesorio que viste en público se agote en cuestión de minutos. Para las marcas pequeñas y bajo el radar que Markle tiende a favorecer, la visibilidad global que esto les aporta es el sueño hecho realidad de cualquier departamento de relaciones públicas, y suele incidir de forma directa en su cuenta de resultados.

 Sobran los ejemplos: tras la aparición de Markle con su modelo Percy, la firma londinense de gafas de sol Finlay and Co. aumentó un 2.700% su facturación en Estados Unidos;

 ante el incremento de la demanda de sus bolsos, la escocesa Strathberry ha ampliado plantilla y cuenta ya con un centenar de puntos de venta —el más reciente, en el prestigioso Burlington Arcade, en Londres—; la marca galesa de denim Huit se ha trasladado a un taller más grande; 

y la australiana Oroton, de quien Meghan ha llevado sus bolsos cruzados y que parecía al borde de la liquidación, de momento ha sorteado la bancarrota.

 Nadie pone ya en duda el llamado “efecto Meghan”, o la capacidad de la duquesa de Sussex para lograr que toda prenda o accesorio que viste en público se agote en cuestión de minutos. Para las marcas pequeñas y bajo el radar que Markle tiende a favorecer,

 la visibilidad global que esto les aporta es el sueño hecho realidad de cualquier departamento de relaciones públicas, y suele incidir de forma directa en su cuenta de resultados.

 Sobran los ejemplos: tras la aparición de Markle con su modelo Percy, la firma londinense de gafas de sol Finlay and Co. aumentó un 2.700% su facturación en Estados Unidos;

 ante el incremento de la demanda de sus bolsos, la escocesa Strathberry ha ampliado plantilla y cuenta ya con un centenar de puntos de venta —el más reciente, en el prestigioso Burlington Arcade, en Londres—; la marca galesa de denim Huit se ha trasladado a un taller más grande;

 y la australiana Oroton, de quien Meghan ha llevado sus bolsos cruzados y que parecía al borde de la liquidación, de momento ha sorteado la bancarrota.

 Según cálculos de la consultora Brand Finance, las ventas de moda asociadas al “efecto Meghan” podrían ascender a 150 millones de libras (unos 171 millones de euros), además de ofrecer a las empresas británicas una ventana de exposición única.

 “La interacción entre una firma y cualquier miembro de la familia real, pero particularmente las duquesas, es como el mítico toque mágico que puede transformar el desempeño de una marca de la noche a la mañana”, asegura Alex Haigh, director de Brand Finance.

 La certeza de que en esa relación no median favores o intereses económicos —a Markle no le está permitido aceptar regalos— añade credibilidad a ese sello de aprobación real.

El mensaje de Meghan Markle está en su ropa

Con su tendencia a usar firmas pequeñas y sostenibles, la duquesa lanza un alegato en favor de la responsabilidad social

Meghan Markle, en distintos 'looks' como duquesa de Sussex.
Meghan Markle, en distintos 'looks' como duquesa de Sussex. AFP/Getty Images
Nadie pone ya en duda el llamado “efecto Meghan”, o la capacidad de la duquesa de Sussex para lograr que toda prenda o accesorio que viste en público se agote en cuestión de minutos. Para las marcas pequeñas y bajo el radar que Markle tiende a favorecer, la visibilidad global que esto les aporta es el sueño hecho realidad de cualquier departamento de relaciones públicas, y suele incidir de forma directa en su cuenta de resultados. Sobran los ejemplos: tras la aparición de Markle con su modelo Percy, la firma londinense de gafas de sol Finlay and Co. aumentó un 2.700% su facturación en Estados Unidos; ante el incremento de la demanda de sus bolsos, la escocesa Strathberry ha ampliado plantilla y cuenta ya con un centenar de puntos de venta —el más reciente, en el prestigioso Burlington Arcade, en Londres—; la marca galesa de denim Huit se ha trasladado a un taller más grande; y la australiana Oroton, de quien Meghan ha llevado sus bolsos cruzados y que parecía al borde de la liquidación, de momento ha sorteado la bancarrota.
Según cálculos de la consultora Brand Finance, las ventas de moda asociadas al “efecto Meghan” podrían ascender a 150 millones de libras (unos 171 millones de euros), además de ofrecer a las empresas británicas una ventana de exposición única. “La interacción entre una firma y cualquier miembro de la familia real, pero particularmente las duquesas, es como el mítico toque mágico que puede transformar el desempeño de una marca de la noche a la mañana”, asegura Alex Haigh, director de Brand Finance. La certeza de que en esa relación no median favores o intereses económicos —a Markle no le está permitido aceptar regalos— añade credibilidad a ese sello de aprobación real.
Meghan Markle con un vestido de la marca Theia durante su visita a Tonga, el 25 de octubre de 2018. 
Meghan Markle con un vestido de la marca Theia durante su visita a Tonga, el 25 de octubre de 2018. CORDON
El fenómeno acaba de ponerse a prueba de nuevo tras el reciente tour de los duques de Sussex por Australia, Nueva Zelanda, Fiji y Tonga, en cuya agenda Meghan tenía marcados inicialmente 76 compromisos oficiales en 16 días; más de dos semanas en las que tanto su amiga íntima y estilista oficiosa Jessica Mulroney como los blogs que documentan su estilo —como Meghan's Mirror o Mad about Meghan— han trabajado a pleno rendimiento. 
Entre las marcas que acaban de comprobar lo que supone ser tocadas por la varita mágica de Markle está Theia, tal y como su director creativo, Don O'Neill —creador del vestido Athena de color marfil que la exactriz llevó a una cena de estado ofrecida por los reyes de Tonga—, explica con entusiasmo indisimulado: “Sabíamos que a su Alteza Real le gustaba el vestido, pero no nos dieron detalles sobre si se lo pondría y cuándo.
 Ese jueves decisivo me levanté a las 5.30, abrí Instagram, ¡y ahí estaba! 
El corazón me dio un vuelco, casi tiro el teléfono y se me llenaron los ojos de lágrimas. Me sentía como si tuviera 6 o 7 años y Santa Claus me hubiera traído el mejor regalo de Navidad de la historia”. Ese día, la web de Theia recibió 13.000 visitas adicionales y su perfil de Instagram, otras 42.000.

 

 

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