
Admitió haber robado por primera vez a los 11 años y estuvo internado en un reformatorio.
Los delitos que se le imputan los cometió a los 19.
Al final lo pescaron por un descuido: olvidó en la escena del crimen la cédula de identidad de su última víctima, Héctor Somoza, su cómplice.
Tras matar al sereno de la ferretería que querían desvalijar, Robledo asesinó a Somoza por diferencias sobre el reparto del botín y le quemó la cara con el mismo soplete usado para abrir la caja fuerte del negocio.
Cuando lo apresaron, horas después, las crónicas registraron una preocupación distinta de la culpa:
“Qué va a pensar mi novia cuando se entere”. Hasta ese momento, las fuerzas de seguridad del Gobierno militar de Agustín Lanusse, totalmente desorientadas, especulaban con que los serenos que aparecían acribillados en discotecas, supermercados, joyerías, armerías y casas de repuestos de coches podían ser víctimas de la guerrilla; probablemente montoneros que buscaban recolectar fondos.
Luis Ortega (Buenos Aires, 1980), uno de los cineastas más personales de su generación, cuenta así cómo vivió las ganas de convertir esa historia en película.
“Cuando el juez le preguntó por qué los mataba mientras dormían, Robledo contestó: ‘¿Y qué quiere, que los despierte?’.
Esa respuesta es suficiente para construir un personaje de ficción”, afirma el director, que ya había ahondado en este tipo de asuntos con Historia de un clan, una miniserie basada en los Puccio, una familia de secuestradores argentinos de clase media alta de los años ochenta [también retratada por el director argentino Pablo Trapero en la película El clan].
“Más que el dinero, el verdadero móvil consistía en tener a un rehén en la casa.
Todo funcionaba bien siempre y cuando hubiera alguien secuestrado en el baño o en el sótano.
Sin ese rehén se sentían vacíos”, explica Ortega.

‘Un joven de 20 años no puede vivir sin plata y sin coche’, ha dicho el acusado.
Él tuvo lo que buscaba: dinero, autos, vértigo; para ello tuvo que matar una y otra vez, entrar en un torbellino que lo envolvió hasta devorarlo.
Cuando mató al primer hombre, Robledo Puch ya se había aniquilado a sí mismo”, analizaba el escritor Osvaldo Soriano en el suplemento cultural del periódico La Opinión el 27 de febrero de 1972.
Realidad y cine corren por cuerdas paralelas. “Luis encontró una poética en medio del horror.
La película construye otro Carlitos: es como si, al matar, el personaje desarrollara una performance, un hecho artístico, un ritual”, matiza por su parte Rodolfo Palacios.
El rostro de Robledo en la película es el de Lorenzo Ferro, un veinteañero de sorprendente parecido físico con el asesino en serie
. A Ferro le llevó seis meses de entrenamiento diario (clases de piano incluidas) convertirse en Carlitos.
Verlo bailar El extraño del pelo largo, cantado por Roque Narvaja, un tema que bien puede tomarse como leitmotiv de la película, provoca un subidón de adrenalina.
“Antes de los ensayos entrábamos en calor bailando esa canción e incluso cuando yo llegaba a mi casa la bailaba frente al espejo con unos aros de mi abuela”, recuerda el actor.
“El día que filmamos esa escena había mucha gente. Le pedí a Luis que sacara a todos.
Nos quedamos solos el cámara y yo.
Me trajo un vaso de whisky y de a poco fui abriendo las alas de un bailarín y terminé volando.
Esa escena me encanta”, cuenta.
La verdad es que debutar como un serial killer no le quitó el sueño: “Tuve suerte”, dice.
El rostro de Robledo en la película es el de Lorenzo Ferro, un veinteañero de sorprendente parecido físico con el asesino en serie.
A Ferro le llevó seis meses de entrenamiento diario (clases de piano incluidas) convertirse en Carlitos.
Verlo bailar El extraño del pelo largo, cantado por Roque Narvaja, un tema que bien puede tomarse como leitmotiv de la película, provoca un subidón de adrenalina.
“Antes de los ensayos entrábamos en calor bailando esa canción e incluso cuando yo llegaba a mi casa la bailaba frente al espejo con unos aros de mi abuela”, recuerda el actor.
“El día que filmamos esa escena había mucha gente. Le pedí a Luis que sacara a todos.
Nos quedamos solos el cámara y yo. Me trajo un vaso de whisky y de a poco fui abriendo las alas de un bailarín y terminé volando.
Esa escena me encanta”, cuenta.
La verdad es que debutar como un serial killer no le quitó el sueño: “Tuve suerte”, dice.
Ortega se mete en la cabeza de su protagonista: “Carlitos mata pero le quita significado.
Es solo un acto mecánico. Desafía el sentido común, pero también demuestra su ingenuidad en cuanto a las consecuencias”.
Para transmitir ese filo infantil y letal necesitaba una cara que no fuera familiar.
“Que Lorenzo nunca hubiera pisado una clase de teatro me permitió meter la cuchara en una zona que los actores creen tener resuelta: el hecho de haber perdido la inocencia.
Arrancamos desde cero y él entendió algo esencial: la puesta en escena de la vida es algo absurdo, irreal.
Carlitos es, a la vez, un personaje influenciado por el cine: actúa como una estrella aun cuando está solo, con cierta autoridad.
Eso también lo vuelve singular, esa confianza en sí mismos que transmitían los actores de esa época.
La elegancia como una forma de fe, de misterio”.


Hoy asume los robos.
De las muertes culpa a sus cómplices, que están bajo tierra.
Asegura que su causa fue “armada” para tapar la situación política.
“Me inventaron porque no había un Charles Manson criollo”, ha dicho.
Durante mucho tiempo, sin embargo, se negó a pedir la excarcelación, aunque después de 35 años su pena estaba cumplida.
Aterrado por la vida que podría esperarle fuera de la prisión, intentó algo que parece uno más de sus frecuentes delirios: que le dejen construir una casa dentro del penal.
Se le consideró un “psicópata desalmado”, carente de afectividad o empatía (al investigar las escenas de sus crímenes se constató incluso un balazo en una cuna: el bebé que dormía en ella se salvó de milagro).
Hoy asume los robos. .
Aterrado por la vida que podría esperarle fuera de la prisión, intentó algo que parece uno más de sus frecuentes delirios: que le dejen construir una casa dentro del penal.

Sus padres se separaron y Víctor perdió el trabajo en la General Motors.
Tiempo después, en una carta, su hijo amenazó con matarlo.
Se vieron por última vez en un psiquiátrico al que Robledo fue llevado en 2002, tras creerse Batman e intentar quemar un taller penitenciario.
“La cárcel no reforma a nadie”, concluye Palacios. “Robledo es un delirante que debería estar internado. Sorprende su silencio: solo sabemos una parte de la verdad, ¿qué pasó por la cabeza de ese chico de 19 años, que tenía todo para no hacer lo que hizo y sin embargo eligió arruinarse la vida?”.
Durante uno de sus encuentros, Rodolfo Palacios descubrió el tatuaje carcelario que El ángel se grabó en el pecho: un corazón con el nombre de su novia de adolescencia, Mónica.
La chica se hizo monja. Carmelita descalza.

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