El grupo Taburete publica ‘Madame Ayahuasca’, un nuevo disco que busca mostrar la parte más madura y melancólica de sus miembros.
“Hemos dejado de hacer canciones sobre la vida
universitaria, salir de fiesta, beber alcohol.
Hemos madurado y ahora
son más melancólicas”, señala Willy Bárcenas (Madrid, 1989), quien hace
cuatro años formó, junto a Antón Carreño (Madrid, 1995), Taburete, un grupo que, desde sus inicios, ha estado rodeado de polémica.
Mientras que el vocalista es reconocido por ser hijo de Luis Bárcenas, extesorero del Partido Popular que se encuentra en prisión por una trama de corrupción vinculada a la financiación del partido; Carreño es nieto de Gerardo Díaz Ferrán, el expresidente de la CEOE que está en prisión por varias causas judiciales, entre ellas el conocido caso Marsans.
No obstante, aunque esto propiciara que se hablara de ellos antes
incluso de sacar su primer disco, tienen claro que les ha perjudicado en
su carrera como artistas. “Si no llegamos a tener eso, Taburete estaría
a niveles acojonantes.
Pero la gente no nos escucha por prejuicios”,
explica Bárcenas. Ahora estrenan su tercer disco, Madame Ayahuasca, en el que se afianzan como artistas pop aunque, esta vez, con tintes mexicanos.
“No queremos hacer apología de las drogas, pero la hemos probado, sí”, confiesa Carreño y el cantante añade: “Mi madre se enfada cuando hablo de esto”.
Aunque el título del álbum fue escogido por la sonoridad de las palabras, también quisieron hacer un homenaje a esta bebida tradicional indígena que genera efectos alucinógenos.
“Yo había leído mucho sobre ella, es muy interesante y quisimos probarla todo el grupo junto”, explica Bárcenas, y cuenta que les acompañó una especie de chamán que les guiaba en el viaje y les ponía la música adecuada para la experiencia. “Es un viaje dentro de ti, es muy diferente de todo lo demás, es mucho más poderoso que una droga… —hace una breve pausa y continúa—, si muchos de los que deciden las cosas en el mundo la tomasen, las cosas irían mejor”.
Ya de gira con este disco, continúan llenando todos los recintos a los que van, la última en la sala Razzmatazz de Barcelona con capacidad para unas 600 personas y con el cartel de sold out colgado.
Como en otros conciertos, según se ha visto en las redes sociales, las banderas de España y los “Viva España” fueron frecuentes durante la actuación del grupo.
“Yo creo que mucha gente en Cataluña se siente española y hay veces que ni lo pueden decir”, afirma Carreño y añade: “Tienen el mismo derecho de sacar esa bandera, como la independentista”.
“La libertad de expresión se basa en eso, ¿no?”, espeta Bárcenas.
Y como la libertad de expresión parece que también ha entrado en conflicto con la música en los últimos meses, el grupo lo tiene claro:
“Meter en la cárcel por lo que digas en una canción no lo vamos a ver bien nunca. Esto no se puede convertir en una persecución a los artistas”.
Aunque Bárcenas recalca que “eso no puede dar vía libre para decir en un concierto ‘vamos a matar guardias civiles”. Se refiere al rapero mallorquín Josep Miguel Arenas Beltrán, más conocido como Valtònyc, quien durante un concierto el pasado mayo instó a matar “a un puto guardia civil”.
“Iros a otro pueblo donde haya guardias civiles y matad a uno”, gritó tras haber sido condenado a tres años y medio por injurias a la Corona, enaltecimiento del terrorismo, injurias y calumnias.
Poco tiempo después, el rapero huyó a Bélgica antes de su inminente ingreso en prisión.
“Valtònyc es un cagón y encima es más pijo que nosotros”, declara el cantante.
En ese mismo mes, a pocos días de la huida de Valtònyc, el
hijo de extesorero del PP vivió uno de sus peores momentos porque su
madre también entró en prisión después de que el tribunal que juzgaba el
caso Gürtel la condenara a 15 años y un mes por delitos de
apropiación indebida, delitos fiscales, falsedad documental, blanqueo de
capitales e intento de estafa procesal. 24 horas duró en la cárcel de
Soto del Real, Madrid, tras conseguir que su hijo reuniera los 200.000
euros de fianza con ayuda de sus amigos.
“La cárcel es una cosa muy seria.
Lo viví duramente, estuve
mal, pero nunca voy a anular un concierto o dejar de hacer entrevistas.
Sé diferenciar muy bien mi vida personal de mi vida profesional”,
explica el cantante, y confiesa que si no tuviera el grupo, en el que se
refugia, “estaría mucho más jodido por el tema”.
“Tengo muchas cosas
buenas en la vida.
Tengo una muy muy mala, pero prefiero centrarme en el
presente”.
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