El presidente turco asegura que confía en el rey Salmán, al que pide que entregue a los 18 detenidos para que sean juzgados en Turquía.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha informado este martes en el Parlamento turco de las conclusiones de la investigación sobre el asesinato de Jamal Khashoggi, tres semanas después de que desapareciera en el consulado saudí en Estambul.
El periodista, de 59 años, que cayó en desgracia en su país tras criticar al régimen de Riad, entró en la misión diplomática el 2 de octubre para hacer un trámite y nunca salió del edificio.
"Tenemos la certeza de que Khashoggi fue asesinado en el consulado saudí", ha sentenciado Erdogan, que ha asegurado que el “salvaje” crimen fue planificado, en contra de la versión saudí, que sostiene que se trató de un error y que ocurrió durante una pelea. "Hubo un plan que comenzó a gestarse el 28 de septiembre, en la primera visita de Khashoggi al consulado", ha explicado el dirigente turco.
Ese día, el periodista acudió junto a su prometida, Hatice Cengiz, de nacionalidad turca, pero los responsables consulares le pidieron que regresase cuatro días después porque el documento que había solicitado no estaba listo.
En esos cuatro días hubo numerosos movimientos entre Riad y Estambul,
con el despacho de emisarios y la llegada de varios equipos de agentes
saudíes a Turquía, uno el día previo al crimen, compuesto por tres
individuos, y otros dos el mismo día del suceso, integrados por un total
de 12 personas.
El 1 de octubre, un día antes de la "operación", un grupo llevó a cabo "exploraciones" en el bosque de Belgrado y en Yalova, dos lugares donde ahora la policía turca trata de hallar el cadáver o restos del asesinado.
Erdogan también ha dado un detalle hasta ahora desconocido: el día del asesinato, uno de los integrantes del equipo de 15 supuestos ejecutores sacó el “disco duro” del sistema de cámaras de seguridad del consulado saudí para que no se pudiese guardar lo filmado ese día.
El presidente turco había prometido revelar “toda la verdad” sobre el caso Khashoggi “en toda su crudeza”, si bien su declaración no ha sido tan pormenorizada como se esperaba.
Se ha limitado a decir que “las pruebas indican que fue asesinado de manera salvaje”.
Pero nada ha explicado sobre el modo en que fue asesinado el periodista.
Existen, al menos, dos versiones: una, basada en una supuesta grabación de audio que, en privado, Turquía asegura poseer y según la cual fue torturado hasta la muerte y descuartizado.
La otra, avanzada por Riad en los últimos días, afirma que Khashoggi fue asfixiado y su cadáver entregado a un ciudadano turco para que se encargase de hacerlo desaparecer.
Sobre este punto, Erdogan ha exigido que Riad clarifique "quiénes fueron los colaboradores locales" en el crimen.
El líder turco también ha relatado que, en sus dos conversaciones telefónicas con el monarca saudí, Salmán bin Abdulaziz, los días 14 y 19 de octubre, este le informó de la detención de 18 personas, 15 de ellas del grupo que perpetró el asesinato.
"Estas 15 personas, ¿por qué llegaron a Estambul el día del crimen? ¿De quién recibieron las órdenes de venir? En el consulado, ¿por qué no se dejó investigar inmediatamente, sino días después? ¿Por qué no aparece el cadáver de alguien al que se reconoce haber asesinado?", se ha preguntado el presidente turco.
Erdogan ha asegurado que Turquía “no se va a callar” y que “tiene derecho a hacer preguntas” hasta que todos los interrogantes de “este asesinato político” sean resueltos, ya que el delito se cometió dentro de sus fronteras, y “no es posible ocultarlo mediante la inmunidad diplomática” de la que gozan las legaciones consulares extranjeras.
“No tengo dudas [sobre la sinceridad] del rey Salmán, custodio de las Dos Mezquitas”, ha dicho el presidente de Turquía, que no ha mencionado al joven príncipe heredero y hombre fuerte del régimen wahabí, Mohamed bin Salmán, aunque advirtió de los intentos de Riad de atribuir el crimen a escalafones menores. “Culpar de este caso a algunos agentes de seguridad y de la inteligencia no nos satisfará a nosotros ni a la comunidad internacional”, ha destacado Erdogan.
Por eso, ha lanzado un llamamiento al anciano monarca: "El lugar donde se cometió el crimen es Estambul.
Le pido que envíe a esos 18 detenidos para que sean juzgados en Estambul.
La decisión es suya, pero esta es mi propuesta, mi petición".
Al margen de lo dicho por Erdogan, lo más importante del día es que la policía científica espera permiso del consulado de Arabia Saudí en Estambul para registrar un automóvil con placa diplomática en el que hay tres bolsas sospechosas, dos de ellas de gran tamaño.
Mientras tanto, la directora de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) estadounidense, Gina Haspel, partió este lunes rumbo a Turquía, según The Washington Post.
La llegada de Haspel coincide con la revelación de los detalles sobre la investigación.
En una nueva filtración, el diario turco Sabah, cercano al Gobierno, asegura que un alto cargo diplomático de Arabia Saudí en Estambul fue el "cerebro" de la operación en la que murió el periodista.
Ese medio señala a Ahmed Abdulah Al Muzaini, agregado diplomático que lleva trabajando en Estambul desde 2015 y a quien define como jefe local de la inteligencia saudí.
Siempre según este diario, Al Muzaini viajó a Riad el día 29 de septiembre y regresó el 1 de octubre, la víspera de la desaparición de Khashoggi tras entrar en el consulado saudí en Estambul.
Sabah, que no menciona ninguna fuente, asegura que fue esta persona quien recibió y ejecutó la orden de matar al periodista.
El periodista, de 59 años, que cayó en desgracia en su país tras criticar al régimen de Riad, entró en la misión diplomática el 2 de octubre para hacer un trámite y nunca salió del edificio.
"Tenemos la certeza de que Khashoggi fue asesinado en el consulado saudí", ha sentenciado Erdogan, que ha asegurado que el “salvaje” crimen fue planificado, en contra de la versión saudí, que sostiene que se trató de un error y que ocurrió durante una pelea. "Hubo un plan que comenzó a gestarse el 28 de septiembre, en la primera visita de Khashoggi al consulado", ha explicado el dirigente turco.
Ese día, el periodista acudió junto a su prometida, Hatice Cengiz, de nacionalidad turca, pero los responsables consulares le pidieron que regresase cuatro días después porque el documento que había solicitado no estaba listo.
El 1 de octubre, un día antes de la "operación", un grupo llevó a cabo "exploraciones" en el bosque de Belgrado y en Yalova, dos lugares donde ahora la policía turca trata de hallar el cadáver o restos del asesinado.
Erdogan también ha dado un detalle hasta ahora desconocido: el día del asesinato, uno de los integrantes del equipo de 15 supuestos ejecutores sacó el “disco duro” del sistema de cámaras de seguridad del consulado saudí para que no se pudiese guardar lo filmado ese día.
El presidente turco había prometido revelar “toda la verdad” sobre el caso Khashoggi “en toda su crudeza”, si bien su declaración no ha sido tan pormenorizada como se esperaba.
Se ha limitado a decir que “las pruebas indican que fue asesinado de manera salvaje”.
Pero nada ha explicado sobre el modo en que fue asesinado el periodista.
Existen, al menos, dos versiones: una, basada en una supuesta grabación de audio que, en privado, Turquía asegura poseer y según la cual fue torturado hasta la muerte y descuartizado.
La otra, avanzada por Riad en los últimos días, afirma que Khashoggi fue asfixiado y su cadáver entregado a un ciudadano turco para que se encargase de hacerlo desaparecer.
Sobre este punto, Erdogan ha exigido que Riad clarifique "quiénes fueron los colaboradores locales" en el crimen.
El líder turco también ha relatado que, en sus dos conversaciones telefónicas con el monarca saudí, Salmán bin Abdulaziz, los días 14 y 19 de octubre, este le informó de la detención de 18 personas, 15 de ellas del grupo que perpetró el asesinato.
"Estas 15 personas, ¿por qué llegaron a Estambul el día del crimen? ¿De quién recibieron las órdenes de venir? En el consulado, ¿por qué no se dejó investigar inmediatamente, sino días después? ¿Por qué no aparece el cadáver de alguien al que se reconoce haber asesinado?", se ha preguntado el presidente turco.
Erdogan ha asegurado que Turquía “no se va a callar” y que “tiene derecho a hacer preguntas” hasta que todos los interrogantes de “este asesinato político” sean resueltos, ya que el delito se cometió dentro de sus fronteras, y “no es posible ocultarlo mediante la inmunidad diplomática” de la que gozan las legaciones consulares extranjeras.
“No tengo dudas [sobre la sinceridad] del rey Salmán, custodio de las Dos Mezquitas”, ha dicho el presidente de Turquía, que no ha mencionado al joven príncipe heredero y hombre fuerte del régimen wahabí, Mohamed bin Salmán, aunque advirtió de los intentos de Riad de atribuir el crimen a escalafones menores. “Culpar de este caso a algunos agentes de seguridad y de la inteligencia no nos satisfará a nosotros ni a la comunidad internacional”, ha destacado Erdogan.
Por eso, ha lanzado un llamamiento al anciano monarca: "El lugar donde se cometió el crimen es Estambul.
Le pido que envíe a esos 18 detenidos para que sean juzgados en Estambul.
La decisión es suya, pero esta es mi propuesta, mi petición".
Al margen de lo dicho por Erdogan, lo más importante del día es que la policía científica espera permiso del consulado de Arabia Saudí en Estambul para registrar un automóvil con placa diplomática en el que hay tres bolsas sospechosas, dos de ellas de gran tamaño.
Mientras tanto, la directora de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) estadounidense, Gina Haspel, partió este lunes rumbo a Turquía, según The Washington Post.
La llegada de Haspel coincide con la revelación de los detalles sobre la investigación.
En una nueva filtración, el diario turco Sabah, cercano al Gobierno, asegura que un alto cargo diplomático de Arabia Saudí en Estambul fue el "cerebro" de la operación en la que murió el periodista.
Ese medio señala a Ahmed Abdulah Al Muzaini, agregado diplomático que lleva trabajando en Estambul desde 2015 y a quien define como jefe local de la inteligencia saudí.
Siempre según este diario, Al Muzaini viajó a Riad el día 29 de septiembre y regresó el 1 de octubre, la víspera de la desaparición de Khashoggi tras entrar en el consulado saudí en Estambul.
Sabah, que no menciona ninguna fuente, asegura que fue esta persona quien recibió y ejecutó la orden de matar al periodista.
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