La película 'Bohemian Rhapsody' repasa la vida del vocalista de Queen y expone su soledad, sus excesos e incertidumbres.
Hay algo engañoso y difícil de capturar en Bohemian Rhapsody, la canción de la banda británica Queen compuesta por Freddie Mercury para el álbum A Night in the Opera (EMI, 1975).
Millones de personas conocen de memoria sus cambios de tono y ritmo, sus extravagantes coros y falsetes y el pegadizo riff de la guitarra de Brian May.
Algo parecido les ha ocurrido a la mayoría de críticos de cine londinenses después de ver el estreno del biopic del mismo nombre. La categoría de leyenda de Queen, y especialmente de Freddie Mercury, había generado un doble engaño en la ansiosa espera de una película, accidentada en su rodaje y que ha tardado diez años en ver la luz.
Los logros musicales del grupo son indiscutibles.
La personalidad carismática de Mercury, con su trágico final víctima del SIDA, también.
Hay algo engañoso y difícil de capturar en Bohemian Rhapsody, la canción de la banda británica Queen compuesta por Freddie Mercury para el álbum A Night in the Opera (EMI, 1975).
Millones de personas conocen de memoria sus cambios de tono y ritmo, sus extravagantes coros y falsetes y el pegadizo riff de la guitarra de Brian May.
Y sin embargo, cualquiera que intente hacerse con ella en una noche de alcohol y karaoke se enfrentará inevitablemente al fracaso.
Lo mismo pasó con Ben Wishaw, la segunda opción. También hubo cambio de director.
Y todas estas vicisitudes llevan a la conclusión de que la película nunca acabó de tener una idea clara de lo que se quería contar.
Bohemian Rhapsody expone la soledad, los excesos y las incertidumbres de Mercury.
Y su noviazgo, primero, y amor platónico después, con Mary Austin, que interpreta la actriz Lucy Bointon.
El énfasis en ese amor, que fue real y se mantuvo hasta el final (Austin heredó la mansión y la fortuna del cantante) ha creado revuelo en las redes sociales: muchos han querido ver un intento de camuflar la homosexualidad de Mercury.
La película no oculta, sin embargo, ninguna de sus pasiones, pero deja una sensación a la mayoría de los críticos de objetivo no cumplido.
Podía extraerse algo más de aquel provocador que llegó a decir: “Soy capaz de acostarme con cualquier cosa, hombre, mujer o gato”.
Más bien se trataba de sacar nuevo rédito a un éxito que sigue prolongándose durante décadas.
Una película “perfectamente adecuada”, escribía el crítico de la BBC.
Y perfectamente prescindible, según el consenso del resto de expertos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario